Cada vez son menos los restos presentes de aquel Barcelona capaz de maravillar y tocar el cielo en Roma allá por 2009. Campeón de todo, el éxito no es permanente y el paso del tiempo trajo consigo el adiós de gran parte de la historia viva del club. Gurús del barcelonismo que enseñaron al mundo como ser los mejores a través de un fútbol nuevo, único y por desgracia para el aficionado: irrepetible.

Tras la marcha de Guardiola, ha tenido que ser otro ex futbolista carismático el que parece haber recuperado el peso perdido en los últimos dos años en el panorama futbolístico europeo. Hablar del Barça de Luís Enrique es hacerlo de un estilo nuevo, diferente. Un fútbol menos preciosista, pero no por ello –los resultados finales dictarán sentencia- menos efectivo.

El intercambio de golpes y el estilo más directo y vertiginoso fueron las armas que poco a poco quiso introducir el asturiano en el seno culé. Tras meses cargados de dudas, los futbolistas decidieron seguir a su técnico a comienzos de año y desde aquellas los resultados obtenidos son incuestionables. Líderes en la Liga y finalistas de la Copa del Rey, el sueño del triplete aún sigue en liza tras superar al Manchester City en unos octavos de final de Champions League que bien pudieron acabar en goleada.

Como puede observarse cada fin de semana, las diferencias entre este Barca y la etapa pasada saltan a la vista. Hablamos de combates frente a frente. Un fútbol más roto en el que los espacios marcan la diferencia y en donde los mejores delanteros, que por lógica los tiene el Barcelona, deciden. El mayor riesgo a sufrir daños en el juego posicional –algo casi inexistente en el fútbol de posesión de las pasadas temporadas- provoca que otros puntos importantes del fútbol si estén mirados con lupa como el juego a balón parado. De la mano de Unzúe -miembro encargado de la temática referente al juego de estrategia- el Barcelona ha perfeccionado la estrategia. Este Barça domina las áreas.

1. Sólo un gol en contra a balón parado en los últimos 3 meses. Tras la debacle de Anoeta el Barcelona no encaja a balón parado. La serie de tres partidos contra el Atlético de Madrid demoestró el poderío defensivo del equipo en este aspecto. Ninguna ocasión concedida a un equipo experto en sacar jugo al arte del balón parado. La llegada de Luis Suárez y su importancia en el primer palo, la defensa mixta o el aumento de los centímetros de la mano de Jérémy Mathieu son algunas de las claves de la llegada de esta mejoría.

2. Los córners en corto ya no son una consigna. Tras varias temporadas sin hacer goles en los saques de esquina el equipo parece haberse destapado. El juego de bloqueos, aclarados y la aparición sorpresa de hombres poco importantes en este aspecto como Alba o Messi han provocado que el Barca sepa lo que es ganar partidos a balón parado. Ocurrió ante el Rayo y la semana pasada en Ipurúa, este Barcelona tiene variantes.

David Muñoz (VAVEL)

3. Gerard Piqué, en estado de gracia. El central catalán ha igualado su mejor marca goleadora. Seis goles esta temporada que han servido al equipo culé para hacer daño a balón parado. Las jugadas ensayadas y la posibilidad de atacar el balón sin pelearlo en estático decantan la balanza. Además de su aportación en ataque, su puesto libre en las jugadas en las que toca defender resuelven gran parte de los córners en contra. Con el mejor Piqué el Barcelona aspira a todo.

Los números no engañan. Con once goles a favor y cinco en contra, el Barcelona ya ha igualado la marca goleadora de aquel maravilloso año de 2009. Un año que parecía único. Un año que se veía utóipico a comienzos de un 2015 que, si el equipo continúa con la misma dinámica, puede llegar a ser inolvidable.