Un obstáculo más que supera el Barça de Luis Enrique y un paso más adelante para conseguir el título de Liga BBVA. En Cornellà los azulgranas se jugaban mucho, siendo una de las visitas más exigentes que restan de la competición. 

El resultado, sin embargo, fue mucho más contundente de lo que la gente esperaba. La primera parte fue un auténtico recital de control, dominio de recuperar tras pérdida y viajar juntos para anotar. Las llegadas de los laterales y el más que reconocido entendimiento entre los tres delanteros dejó patente la superioridad ante el Espanyol. 

Si bien ayudó un bloque bajo del conjunto dirigido por Sergio González para transitar con solvencia en la primera línea, los culés supieron mover bien el balón para llegar a receptores más ofensivos. 

El Barça generó más que nunca a partir de largas posesiones

Esta vez sí recibieron Iniesta y Rakitic de manera que los envíos de Piqué y Busquets superaban una línea. Ayudó la amplitud generada por laterales, haciendo buena la consigna de "llegar, no estar" en campo rival. El primer gol fue una auténtica obra de arte. Messi y su atracción de marcas, Alba y su manera de pisar área, Suárez con su soberbia inteligencia para dejar pasar y Neymar definiendo a un contacto. Si se le criticaba a Luis Enrique por negar el balón y buscar más el ida y vuelta, el sábado sus pupilos demostraron que también dominan esa faceta. 

Además, la amplitud generada por los laterales fue aprovechada por los extremos cuya calidad en el desborde y duelos individuales brilló más que nunca. Messi y Neymar desequilibraron en cada acción que se decidían a conducir para superar y Suárez, fijando centrales, hizo dudar a la línea para saltar a acosar más que nunca. El equipo se protegió con el balón viajando junto y generando siempre superioridades en la zona de influencia, lo que le negó al Espanyol una salida limpia del caos.