Irene Pepperberg, es una reconocida psicóloga y etóloga estadounidense destacada por sus estudios en cognición animal, muy especialmente con los loros. Sus estudios han aportado numerosos avances en el estudio del comportamiento y aprendizaje animal. Uno de ellos, el referente al método observacional de aprendizaje tuvo como gran protagonista a Alex, un loro gris africano que llegó a ser capaz de definir con un porcentaje de aprendizaje y acierto del 100% respecto al reconocimiento del color de las cosas y su forma geométrica.

Alex podía identificar el color gris tanto de su color como el de un lápiz y el secreto de semejante éxito radicaba en la intervención de un tercer sujeto en el modelo de enseñanza. La enseñanza observacional, Pepperberg en lugar de preguntarle directamente al animal, le formulaba las preguntas a su ayudante humano, al que hacía incluso entrega del premio por la respuesta correcta. De esta forma Alex asimiló el concepto del color gris observando a una tercera persona, quedando por tanto la relación maestro-alumno condicionada por la intervención de un tercero al que realmente se le estaba enseñando el concepto. Por tanto el célebre loro de la investigadora estadounidense aprendió libremente, por sí mismo sin la intervención directa del maestro. Es a eso a lo que se le llama enseñanza o aprendizaje observacional. Asimilar conceptos que han aprendido otros a través de la observación.

Fue un momento emocionante cuando Alex (el loro) le lanzó la siguiente pregunta a Irene :

Alex: ¿De qué color?

Irene: Tú eres un loro gris de África, Alex.

Poco después el loro era capaz de reconocer el color gris propio en otros objetos, llegando a identificar con extrema fiabilidad figuras geométricas. Muchos os preguntaréis qué relación puede tener el aprendizaje del loro con la carrera, la personalidad y el estilo de uno de los mejores mediocampistas de la historia: Xavi Hernández.

Pues tan sencillo y complejo porque Xavi es un maravilloso ejemplo del método observacional de aprendizaje. El magnífico mesócrata del fútbol tuvo a lo largo de su formación futbolística varios profesores (entrenadores) que le enseñaron los conceptos básicos del juego, pero fue el aprendizaje observacional el que le convirtió en un jugador único. Sin la intervención de ese tercer alumno Xavi no habría sido igual, pues estoy absolutamente seguro que el de Terrasa ‘creció’ viendo a Pep Guardiola evolucionar sobre el terreno de juego, aplicó igualmente el método observacional con otro futbolista genial como Matt Le Tissier, al que no le hacía falta dar enormes carreras para marcar la diferencia y ser un absoluto genio. Y así, aunque su particular lista de terceros sujetos observacionales fuera pequeña (pero tremendamente talentosa), se fue creando el enorme futbolista que hemos tenido el privilegio de disfrutar durante años.

Por eso Xavi un día preguntó: ¿De qué juego yo?

Y el fútbol le contestó: Tú eres el mejor medio creativo de tu generación, Xavi.

Por eso Xavi tiene un poco de todos, de los mejores que han actuado en su posición en la historia del fútbol, tiene pase, visión, inteligencia, protege el balón como nadie con su maravilloso reloj alrededor de la pelota, una de sus mayores grandezas radica en que está siempre colocado en el lugar correcto para recibir y pasar, tiene un gran disparo ajustado a los ángulos bajos y altos, y es capaz de poseer una llegada brutal. Como loco y apasionado del fútbol, aplicó inteligentemente lo aprendido durante años con el método observacional, y claro está, tuvo una enorme calidad futbolística para aplicarlo.

Es por ello que ahora que se atisba un final, que cada día pulveriza números, pasando de los 150 partidos en Champions y de los 500 en Liga, ha llegado el momento de alertar a las jóvenes generaciones de que deben aplicar el método de aprendizaje observacional con Xavi Hernández, verle posicionarse, verle pasar, verle chutar, verle ofrecerse, verle, verle y mil veces verle. Pues pronto Xavi Hernández será un maravilloso recuerdo, un futbolista que buscó la felicidad en cada pase, no la típica relación maestro-alumno, sino de una tercera persona de la que aprender, que a su vez aprendió de otro, compartir el aprendizaje observacional con el mejor tercer hombre de la historia de la distribución del balón. No olvidemos es imprescindible un tercero con quien aprender o competir.

Antes de que Xavi se convierta en recuerdo, antes de que comencemos a modificar los recuerdos que preservamos, ahora que los conservamos intactos, ahora que el tiempo y la memoria, aún no han podido desvirtuar su verdadera personalidad sobre un campo de juego, sería bueno que todos aquellos chavales en formación que sueñan con parecerse a él, comiencen a aplicar el método observacional con Xavi Hernández. La memoria no coincide necesariamente con los hechos históricos; rara vez es la transcripción de un hecho real conservado intacto. Por ello anticiparos a la memoria, convertiros en Alex, aquel loro de Irene Pepperberg, y comenzad a jugar, a concebir el juego, como el mayor mesócrata de la historia del fútbol…