El pasado está para corregirlo y el Barcelona tiene un espejo donde mirarse. El último 'cara a cara' entre los azulgranas y los bávaros dejó un mal sabor de boca para los catalanes y es que los alemanes consiguieron imponerse 0-3 en la vuelta de las semifinales de 2013 dejando un parcial de 7-0 y alejando Wembley de la memoria culé.

'Messidependencia'

Tito Vilanova, quien entonces dirigía el conjunto azulgrana desde el banquillo, tenía en mente una remontada histórica para poder plantarse en la final de la Champions. Tras perder 4-0 en Múnich, mucha suerte le hacía falta al Barcelona para remontar dicho desastre.

La sorpresa de la noche fue la suplencia de Leo Messi. El argentino se quedaba resignado en el banquillo y al Barcelona parecía hacérsele cuesta arriba dar la vuelta al marcador.

Sin Messi, Puyol, Alba ni Busquets la Champions se escapa

Aún así, el equipo salió bien posicionado y con las ideas claras. La posesión a favor determinó buena parte del primer tiempo y se generó bastante peligro ofensivo subiendo las líneas de medio campo. Con defensa de tres (Piqué, Bartra y Adriano) y un medio centro volcado en ataque, el balón no entraba de ningún modo pero el tiempo iba pasando. Alves y Pedro fueron las caras sonrientes en ataque, pero Piqué se encargaba, por su parte, de salvar los muebles y consiguiendo no pasar del 0-0 en el descanso.

Robben sentenció

Tras la reanudación del encuentro la suerte se tiñó de negro para el Barcelona. Robben, que cogía a la defensa despistada, entraba plácidamente al área y superaba a Valdés con una parábola imparable. Wembley quedaba ya muy lejos.

FOTO: uefa.com

Vilanova lo entendió. Se había acabado. Y para ello no quiso atormentar más a sus hombres y decidió dar descanso a dos titulares de peso, Xavi e Iniesta, para brindar minutos a Alexis y Thiago. Si la suerte ya había dado un vuelco, peor fue para Piqué que veía como de intentar cortar un pase de la muerte de Ribéry, era su pie el que hacía entrar el balón en la portería. 0-2 y aún quedaba la sentencia. Pocos minutos después, el francés volvía a coger la esférica y asistía a Müller que, sin presión, concluía con el tercero bávaro.

Con el Real Madrid eliminado frente al Borussia Dormund de Klopp, la final española quedaba en el olvido. Los dos grandes favoritos eran eliminados en la última fase antes de la ansiada final y dejaba paso, por primera vez, a una cita entre dos grandes combinados alemanes. En Wembley, terminaron siendo los bavareses los que se impusieron y se llevaron a Múnich la 'orejuda'.

Alicientes para ganar

Han pasado dos años y la afición intenta enterrar el mal recuerdo. Las cosas han cambiado y aunque antaño la temporada quedó en blanco, esta temporada al Barcelona le está saliendo todo rodado. Ya en la final de Copa del Rey y a tres partidos de concluir la Liga (en la que son líderes con un margen de 2 puntos) el 'triplete' puede ser una realidad.

FOTO: uefa.com
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La revancha es un plato que se sirve frío, decía el refrán. Los azulgranas están sedientos por ganar e imponerse ante un Bayern que viene pisando fuerte. Con Pep Guardiola en el banquillo y Thiago Alcántara en sus filas, los alemanes no se lo pondrán fácil a Luis Enrique, aunque sea su equipo el que parte como favorito.

El conjunto alemán ya se ha proclamado matemáticamente campeón de la Bundesliga pero, sorprendentemente, el pasado miércoles caía en Copa. Además, sus hombres (con el recuperado Javi Martínez) no eran capaces de ganar este fin de semana al Leverkusen. El Barcelona, que no da tregua al rival, quiere hacer las cosas bien y aprovechar las bajas que presentará el oponente este miércoles para dejar encarrilada la eliminatoria. Solo 180 minutos les separan de Berlín y de la quinta Champions de la entidad.

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Sobre el autor
Marta Dios
Estudiante de Enfermería en la Universidad de Barcelona (UB) Deportista en Club Patinatge Artístic Premià