Messi no soporta perder. De sobra lo saben aquellos que han compartido vestuario con el rosarino. Que se lo digan al bueno de Ronaldinho en la Final de París allá por el 2006, cuando se perdió parte de la celebración de la 2ª Champions del Barça por bajar a los vestuarios para tratar de consolar a un abatido Leo Messi. En aquel partido, el joven Leo no disputó un solo minuto, ni siquiera entró en la convocatoria. Rijkaard no quiso exponerlo debido a la lesión que había sufrido semanas antes.

Tampoco hay fotos de la presencia de Messi sobre el terreno de juego en la primera final que perdió con la absoluta de Argentina. Corría el año 2007 y la Brasil de un joven Robinho se impuso contra todo pronóstico a la albiceleste comandada por Juan Román Riquelme y Pablito Aimar en la Copa América. Messi, que por aquel entonces contaba con 20 años recién cumplidos, fue de los primeros en retirarse del campo, todo y que fue designado como mejor jugador joven del Torneo.

Ya lo dijo tras su elección como mejor jugador del pasado Mundial. A él no le importan los galardones individuales. Se retroalimenta de los títulos logrados durante el transcurso de las temporadas, así como la disputa de los máximos partidos posibles pese al exigente calendario al que las asociaciones y federaciones tienen sometidos a los futbolistas.

Messi no necesita descanso, porque Messi descansa sobre un terreno de juego durante la disputa del propio partido de fútbol. Y eso hay gente que no lo entiende. Como dijo Martí Perarnau hace unas semanas acerca del talento que envuelven a jugadores como Leo Messi, ‘’si ya sabemos que históricamente el talento se encuentra bajo sospecha en casi cualquier rincón del mundo, la supuesta intensidad siempre recibe aplausos, de ahí que exista un buen número de futbolistas a los que podríamos denominar ‘demagógicos’, buscadores del aplauso fácil que logran con una buena dosis de sudor explícito’’. El talento necesita de otros recursos para alcanzar su mejor expresión… y eso es algo que ni Maradona, ni Alejandro Sabella, ni el Tata Martino, ni la Selección Argentina en su conjunto, han logrado sacar de Leo Messi.

Parece imposible que un equipo liderado por el mejor jugador de todos los tiempos, haya perdido dos Finales de Copa América y una Final de un Mundial. Parece imposible que ninguno de los entrenadores impuestos por la AFA haya sabido extraer el talento puro de Leo Messi, extrapolando su versión extraterrestre mostrada en el Barça a su Argentina querida. Y no es culpa de Messi. No es culpa de Messi encontrarse tan aislado en el terreno de juego. No es culpa de Messi que en el fútbol practicado por la albiceleste (y sudamérica en general) prime el patadón y la intensidad al talento y el mimo de la pelota. No es culpa de Messi tener que bajar a recibir casi a su propio campo para poder elaborar una jugada ante la incapacidad de sus compañeros y, para colmo, pretender que acabe dando el último pase o marcando un gol.

Messi está solo en Argentina. Y lo estuvo hasta el Final de esta agónica Copa América. Fue el único capaz de batir a su amigo y compañero Claudio Bravo en la tanda de penaltis. Él, tan cuestionado y masacrado injustamente cuando se aproxima a la línea de los 11 metros. No le acompañó ningún compañero más, ni siquiera su portero pudo atajar ninguna pena máxima. El abatimiento se le hizo latente en el centro del campo. Un Messi cabizbajo, roto, viendo cómo se le escapaba la tercera final con su querida Argentina. Messi pudo jugar con España, pudiendo tener quizás un Mundial y un par de Eurocopas, pero eligió jugar con Argentina. Eligió su país por encima de todo, pese a que nadie apostó por él cuando tuvo que emigrar a España debido a su extraña enfermedad. Lo dió todo por la albiceleste y aún así, parece ser siempre el culpable de todo. No se dan cuenta del diamante en bruto que tienen. Siguen cometiendo los mismos errores que cometieron en 2007, 2010, 2011 y 2014 ...y el tiempo pasa, incluso para aquel chico cuyo único sueño era (y es) triunfar con la Selección Argentina.

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Sobre el autor
Lucia Rodriguez Frances
Entrenadora personal. Escribo por vicio. D10S tiene forma de jugador y se llama Leo Messi.