Fiorentina y Barcelona se enfrentan este próximo 2 de agosto con motivo de la última jornada del torneo veraniego que se lleva disputando desde mediados de julio, la International Champions Cup. Italianos y catalanes van perfilando de esta manera el fin de la pretemporada intentanto rodarse lo antes posible ante los comienzos de sendas campañas en la que ambos equipos buscan unos objetivos diferentes pero como siempre ambiciosos.

Para lograrlos, este año el equipo viola no contará con el que ha sido su líder en los últimos años, el ex delantero de la Roma y de la Azurra entre otros: Vicenzo Montella. Sus desavenencias con la directiva del club italiano en los últimos meses pudieron más que su gran trabajo estas campañas al cargo del equipo. El técnico había dotado a los gigliati de un juego vistoso de la mano de jugadores de gran talento como Pizarro, Matías Fernández o el español Borja Valero. La triste noticia de su adiós coincide con la enésima vuelta de una de las zurdas que más prometían en el último lustro, il Bambino Guiseppe Rossi.

Tras un año en el dique seco, vuelve Guiseppe Rossi.

Lesión tras lesión, pero sin perder la sonrisa, el menudo delantero italiano ha ido quemando años de su vida futbolística de la misma forma que derrochaba clase en las áreas del Madrigal. Allí, en Villarreal, el jugador italiano se convirtió en una de las estrellas de la Liga BBVA a sus 22 años. Todo lo bueno en lo que el Manchester se había fijado salió a relucir en España y, por escasos detalles, no acabó por aterrizar en el Camp Nou. En un combate cara a cara Pep Guardiola, técnico por aquel entonces, decidiría apostar por Alexis Sánchez en el mercado de verano de 2011. Fue aquel preciso momento en el que, la hasta entonces meteórica carrera del transalpino, comenzaría a romper de forma tristemente literal.

Dos roturas del ligamento cruzado anterior entre noviembre de 2011 y octubre de 2013, le tuvieron apartado de los terrenos de juego durante 23 meses, tiempo suficiente para tumbar a más de uno pero no fue su caso. Regreso a casa, Italia, su verdadero hogar a pesar de haber nacido en los Estados Unidos y allí renació de sus cenizas hasta que el destino se lo permitió. Quince goles en sus primeros veinte partidos de Serie A en la campaña 13/14, il Pepito lo bordaba. Sus registros, a años luz de los números de los últimos Capo Cannoneri, se vieron frenado de nuevo por una lesión de rodilla y, con ello, Rossi dijo adiós al Mundial.

Prandelli no confió en él para el Mundial de Brasil.

Nadie sabe si fue el infortunio, su debilidad o simplemente la tristeza pero las lesiones y recaídas continuaron hasta dejarlo sin minutos la campaña pasada. Este verano, frágil como la porcelana y mimado como nunca, Rossi vuelve a sentirse futbolista. Cualquiera que le gusta el fútbol debería estar de enhorabuena, con el de vuelta, este deporte es mucho más bonito.