Dudas, apatía, insuficiencia, el Barcelona no dejó buenas sensaciones en su visita al Artemio Franchi, escenario donde puso el colofón a su andadura en la International Champions Cup. Imprecisiones y más dudas en una derrota que sí fue gris y evidenció las lagunas que asomaron en los diferentes compromisos previos. Suárez y poco más convenció en el último duelo antes de presentarse ante su afición en el Gamper ante la Roma.

El Barcelona se presentó en el Artemio Franchi de Florencia para cerrar su participación en la International Champions Cup, torneo veraniego donde ha dejado mejores sensaciones que resultados finales. Con apenas entrenamientos en las piernas y con más actos que sesiones preparatorias, las giras acostumbran a pasar una factura física que nunca son del agrado del entrenador.

Luis Enrique para su vuelta a Italia alineó un once con la base titular a falta de los sudamericanos que se reincorporaron esta misma semana a los entrenamientos tras la disputa en el mes de junio de la Copa América que conquistó la Chile de Bravo, el último futbolista en llegar a la rutina azulgrana. Antes llegaron Messi, Neymar, Alves y Mascherano, que se preparan para lo realmente importante, las Supercopas tanto de España como, sobre todo, de Europa.

La pareja Piqué - Vermaelen se postula como titular

Con Marc-André ter Stegen en la portería por tercera vez consecutiva, Sergi Roberto fue la novedad, pese a que cada partido que pasa lo es menos, en la zaga al actuar de lateral derecho. Piqué y Vermaelen fueron nuevamente los estandartes en el centro de la defensa mientras que Alba fue quién ocupó el perfil izquierdo. A partir de ahí, los titulares casi indiscutibles, Sergio, Rakitic, Iniesta y Suárez fueron acompañados por Pedro y Rafinha a la espera de los dos astros que siguen con su puesta a punto.

Perdidos atrás

La Fiorentina comenzó con ganas, sabedores que al Barça solo se le puede hacer daño con cuentagotas y rápidos contragolpes. El balón era blaugrana, prácticamente en su totalidad, sin embargo no así el control ni el ritmo, que pertenecía a los locales. Bernardeschi, el diez italiano, completó el primer cuarto de hora de ensueño con dos goles que hicieron temblar los cimientos defensivos de los de Luis Enrique.

La débil y frágil defensa culé fue testigo de dos goles con internadas dentro del área y remate sutil al primer toque. Lo que apenas se vio el curso pasado, la Fiore fue capaz de hacerlo en dos ocasiones en apenas un instante. Primero Borja Valero dejó en evidencia la pasividad de Busquets para regalar el gol al italiano mientras que otro español, Joaquín, hizo lo propio con Jordi Alba para completar el doblete de Bernardeschi.

Ter Stegen, que apenas pudo que recoger el cuero del fondo de la portería, se desesperaba ante la pasividad de los suyos atrás. Todo lo que regalaban atrás, lo generaban arriba los de Luis Enrique. El hiperactivo Luis Suárez aprovechó una maravillosa asistencia de Ivan Rakitic para ponerle emoción a un partido que se les había puesto cuesta arriba con una facilidad pasmosa.

Foto: FC Barcelona

Los goles cesaron, pero no así las ocasiones. El delantero uruguayo, máximo goleador azulgrana en la pretemporada, estuvo generando junto con Rakitic las ocasiones culés mientras que Pedro y los propios Suárez y el centrocampista croata las desaprovechaban constantemente delante de Tatarusaru, meta rumano de la Fiorentina que fue el más destacado de los suyos, sobre todo tras el tanto de Luis Suárez.

Las áreas, italianas

En ataque el problema azulgrana llegaba en la definición, no en la creación, ni siquiera en la presión en campo contrario. Lo preocupante, si es que a estas alturas de la temporada puede llegar a eso, fue el nulo entendimiento entre los zagueros y el centro del campo.

La pareja Piqué - Vermaelen, a falta de ritmo, dio muestras de poca solidez y entendimiento. La falta de Mascherano, que pone al servicio del equipo fuerza y entrega por doquier, pesaba en exceso sobre todo dado el costoso tiempo que tiene Sergio Busquets en llegar a un nivel notable.

Los azulgranas se mostraron poco inspirados en las áreas

Piqué, desesperado durante todo el choque, no entendía la pasividad de los suyos y las concesiones que permitían a los de Paulo Sousa llegar al área culé con demasiados futbolistas y velocidad, lo que era francamente complicado de defender.

Foto: FC Barcelona

El conjunto 'viola', por su parte, seguía con las ideas bien claras. Ataques rápidos, buscando siempre la espalda de Alba con Joaquín como estilete. Así tanto el primer como el segundo tiempo, donde el Barcelona seguía perdonando lo que sufría atrás. El añorado Rossi, el que fuera delantero del Villarreal, tuvo en sus botas la sentencia en varias ocasiones, las mismas que tuvo Suárez de empatar, sin embargo la mala fortuna de cara a portería impedía que se vieran más goles.

Sin control

Un choque donde el ataque siempre superaba a la defensa, independientemente de la camisete que portaba el cuero hacia el marco rival. Propio de la pretemporada, en Florencia el centro del campo era más de transiciones que de control.

El paso de los minutos manifestaba lo ya sabido. El control era inexistente para cualquiera de los dos equipos, que llegaban con la misma velocidad al área rival con la que malograban sus diferentes ocasiones.

Por primera vez completó un partido Vermaelen

Munir, Suárez, Rafinha y Pedro probaron suerte ante el meta rumano que, además de ser el más destacado, llevó a los suyos al triunfo final con una actuación descomunal. Bartra tuvo sus minutos, pero en esta ocasión como lateral derecho dejando así Luis Enrique a la dupla formada por Vermaelen y Piqué con un mayor protagonismo de cara a los partidos oficiales que ya asoman.

Con derrota y peores sensaciones finalizó la participación azulgrana en una competición que de poco sirvió a los culés más allá de competir contra equipos de máximo nivel. Mucho deberá mejorar el tricampeón para comenzar con buen pie las diferentes competiciones oficiales que se les avecina en su camino a la gloria, a la que cogió con las dos manos el pasado curso de la mano de un Messi que se ha añorado durante la preparación.