La temporada de la consagración. Si bien esto para un delantero de semejante recorrido no se suele decir, para Luis Suárez podría valer a las mil maravillas. Tras una primera campaña que comenzó con la sanción de la FIFA por un incidente ante Italia y, sobre todo, Chiellini en el Mundial'14 se presenta ahora como uno de los estandartes del Barcelona que lo ganó todo el curso pasado.

Garra, entrega y gol. Eso es, a simple vista, lo que puede ofrecer Luis Suárez al FC Barcelona. Sin embargo, la pasada campaña dejó más muestras de lo que es capaz el delantero de Salto, de 28 años. Movimientos, presión y una generosidad nunca vista en un delantero centro que llegó siendo el Bota de Oro 2013/14 con el Liverpool y que en la Ciudad Condal se puso el mono de trabajo para ponerse al servicio del equipo culé.

Si bien los comienzos nunca son fáciles, eso tampoco iba a ser una excepción para el charrúa. Una vez cumplida la sanción, Suárez comenzó a jugar en un clásico pero el gol se le resistía hasta que Luis Enrique le ubicó como '9' puro, dejando a Messi algo escorado en la derecha aunque gozando, igualmente, de la libertad de movimientos que siempre ha disfrutado. A partir de ahí, goles y asistencias por doquier para un delantero con fama de ser un 'cazagoles' pero que una vez en el club catalán se sintió uno más y congenió a las mil maravillas con Neymar y Messi, sus compañeros en la delantera. Entre los tres, 122 tantos para una campaña de ensueño en la que se levantaron los tres títulos a los que aspiraban.

El año de la consagración

Ahora, tras no poder disputar la Copa América 2015 con su Uruguay natal, llega a la segunda temporada justo al contrario que cuando aterrizó el pasado verano en la Ciudad Condal. Preparado, con una pretemporada realizada desde el primer día sabiéndose un líder tanto dentro como fuera del verde y con el gol entre ceja y ceja como bien ha demostrado en la pretemporada culé, marcando ante Los Ángeles Galaxy, Chelsea, Fiorentina y en la Supercopa de Europa, ante el Sevilla, que se llevó el cuadro catalán en la prórroga.

El delantero que llegó del Liverpool a Barcelona por 81 millones de euros recoge las características fundamentales del '9' que tanto anheló el cuadro catalán en antaño. Donde Messi no podía llegar, ahora lo hace Suárez, lo que permite al argentino abarcar otras características y fases del juego que domina más y mejor.

Fino en el aspecto técnico pese a su físico más dado al choque que al recorte, 'Luisito' posee la pasmosa facilidad de hacer tantos desde cualquier distancia. La portería siempre está en la cabeza del uruguayo que con su gran disparo, tan potente como preciso es una gran amenaza para las zagas y cancerberos rivales. Además, su gran facilidad para tirar diagonales hacia fuera y caer a las bandas para que, tanto Neymar como Leo, ocupen su espacio yéndose hacia dentro, le dan un plus que pocos jugadores pueden poseer.

El gran uno contra uno y su excelente visión y lectura de juego le da un plus al futbolista que el pasado curso le otorgó al Barcelona aquello que desde las temporadas de Guardiola no se había presenciado en el Camp Nou, la presión alta. Suárez, el rematador que no necesita vivir dentro del área, es algo más que un simple delantero o goleador, el uruguayo es talento y entrega al servicio de un equipo que ya ha hecho historia.

Goles y asistencias por doquier

Finalmente y, pese a que le costó arrancar dado el proceso de aclimatación y la sanción con la que llegó, Luis Suárez logró el pasado curso unas cifras más que notables. Más allá de si fueron muchos o pocos lo goles que realizó, el de Salto siempre estuvo presente en las citas importantes de la campaña, ya fuese con goles o bien con asistencias.

En los 27 partidos de Liga que disputó el uruguayo, los 16 goles y las 14 asistencias le permitieron participar en 30 tantos del cuadro catalán en los 2179 minutos que estuvo sobre el verde en la Liga 15/16. Mientras que en la Champions las tres asistencias que regaló a sus compañeros, dos de ellas en el Allianz, en la vuelta de las semifinales de Champions ante el Bayern de Múnich las complementó con siete goles en los diez partidos que disputó, incluída la diana a la Juventus en Berlín. Su peor bagaje fue en la Copa del Rey donde apenas anotó dos goles, uno de ellos en semifinales y asistió en cuatro ocasiones, también haciendo acto de presencia en la final, donde regaló el tanto a Neymar.