“Es un jugador con personalidad. Le gusta tener la pelota y aportar en el último pase. Puede jugar en banda izquierda y le encanta arrancar hacia adentro”. Así definió, en agosto del año 2011, José Luis Pérez Caminero, al que sería el nuevo fichaje del Atlético de Madrid. El ex jugador, y encargado de fichajes del club rojiblanco, bordaría la descripción sobre el media punta turco. Pero lo que seguro no llegaba a imaginar era la entidad que alcanzaría, la evolución hacia jugador total, y los años de alegrías y triunfos que Arda Turan aportaría al club de la rivera del Manzanares. Arda llegó siendo eso, un genial centrocampista de buen trato de balón, que solía desenvolverse tras los delanteros, principalmente en banda izquierda. Su técnica y entendimiento del juego le permitieron, sin apenas nada más, destacar sobremanera en el campeonato turco, permitiéndole ello partir hacia España, donde alcanzaría la estratosférica dimensión que, finalmente, le ha hecho aterrizar en el reciente campeón de Champions League, el FC Barcelona.

Arda Turan nació un 30 de enero del año 1987, en Estambul. Desde su infancia se interesó por el fútbol, siendo buen estudiante y dedicando sus momentos de ocio a explotar las vías de su humilde barrio, Bayrampasa, en compañía de sus amigos. “Jugábamos en la calle. Aprendí la técnica esquivando a la gente en calles estrecha”, son palabras del centrocampista recordando su pasado. Siendo un niño comenzó a jugar en el equipo de su barriada, mostrándose como uno más entre tantos jóvenes que veían en este deporte un entretenimiento, más que una posible profesión futura. Con once años, allá por 1999, el técnico de las inferiores del Galatasaray, club de los amores de Arda, presenció uno de los partidos del chaval: “lo vimos en el equipo de su barrio, nos quedamos asombrados con su conducción de balón, y no dudamos en traérnoslo”, declararía después Fatih Ibradi, responsable de la primera caza del talento. Uno de los entrenadores más importantes en su carrera fue el encargado del fichaje. Fatih Terim sería quien diera el paso adelante para que se apostara por él. Pasados los años, Arda no se olvidaría de todo lo que le debe al reputado míster turco: “es mi entrenador, mi padre, mi amigo. Ha sido el técnico más influyente en mi carrera”.

Ahí principió su trayecto en el Galatasaray, actuando en el filial. Fue despuntando en las competiciones que disputaba y creciendo a la vez, y así le llegó la esperada oportunidad, el sueño de todo juvenil: el debut en el primer equipo. El rumano Gheorghe Hagi, que fuera genial media punta de la década de los noventa, y entrenador del equipo esa temporada, decidió que un jugador de la cantera estaba lo bastante maduro para participar al primer nivel. En enero del año 2005, cuando contaba con 17 años, Hagi lo convocó para un partido contra el Bursaspor, perteneciente a la Copa de Turquía. “Desde las inferiores daba más que el resto, tenía gran personalidad”, serían palabras de Hagi, recordando el momento en que decidió su convocatoria.

La temporada 2014/15, la de su debut en el primer equipo, únicamente fue la primera toma de contacto con el alto nivel de exigencia. Desde su llamada, siguió participando en los entrenamientos de la primera plantilla, llegando a jugar dos encuentros. Ese año el Galatasaray ganaría la Copa turca, siendo éste el primero de los títulos del palmarés de Turan, que posteriormente vería ampliado con innumerables éxitos. Pese a jugar poco, Hagi marcó a Arda, ya que, además de entrenador, era su ídolo como futbolista, y aprendió de él grandes conceptos. “Con Hagi aprendí a cuidar la pelota y no perderla rápido”, declararía en una entrevista para Libero, años después de su marcha del club.

Arda Turan y Hagi, su primer entrenador. (foto:milliyet)

La temporada siguiente el club decidió cederlo para asegurar que su progresión continuara, y no se viera frenado por los futbolistas más experimentados con los que le tocaba competir en esa gran plantilla. Su cesión en la temporada 2005/06, le reportó precisamente eso: bagaje al primer nivel. Ese año jugó en el Vetel Manisaspor, participando en 15 partidos, y contribuyendo con dos goles y dos asistencias a los resultados de su equipo, que finalmente sirvieron de poco, ya que descendió de categoría.

Una vez finalizado el préstamo, regresó a su club, y esta vez sí, su participación sería importantísima. La temporada 2006/07 fue, definitivamente, la de su explosión como presente, dejando atrás la etiqueta de gran promesa. Ese primer año compartió vestuario con futbolistas de la talla de Hassan Sas o Hakan Sukur, quienes le enseñaron grandes conceptos. Su aportación final en el campeonato ascendió a 36 partidos jugados, ocho goles y 11 asistencias. Comenzaba a dar muestras de lo que podía llegar a ser; entre otras cosas, un genial asistente y un gran complemento para la delantera. Ese año no se ganó nada, pero varios recuerdos estarán en su memoria para siempre: su primer partido en competición europea, en la previa de la Champions League contra el Mlada Boleslav, donde formó de inicio, y su convocatoria para la selección absoluta, en agosto del año 2006. De la mano del seleccionador turco, Fatih Terim, encontraría un nuevo rol, una novedosa posición y una mayor trascendencia en el juego, no apeándose de dicho rendimiento en toda su carrera deportiva. Comenzó el año jugando de carrilero derecho, como lo había hecho en sus inicios, pero fue Terim quien apreció sus virtudes de control y visión de juego y decidió situarlo en una posición totalmente opuesta, la de volante izquierdo.

Si esta temporada fue la de su llegada, la siguiente podemos definirla como la de su consagración. En el curso 2007/08 el equipo turco consiguió conquistar la Superliga turca, siendo Arda Turan uno de los mejores jugadores del campeonato. Participaría en 44 partidos, asistiría en 21 ocasiones, el doble del año anterior, y marcaría otra gran cifra de goles, un total de ocho. A nivel internacional la selección turca participaría en la Eurocopa de Austria y Suiza 2008, de manera exitosa. Arda Turan sería el guía del combinado turco, ya que Fatih Terim seguía teniendo confianza ciega en él, y no defraudó. El equipo llegaría a semifinales del torneo, donde perdería con Alemania por un ajustado 3-2. El media punta jugó tres partidos y anotó dos goles, entre ellos el que sumó en la victoria contra Suiza, permitiendo con ello la clasificación desde el grupo inicial, con Croacia, Suiza y la República Checa, a la primera eliminatoria. El mal recuerdo guardado es su ausencia en la semifinal, en la que no pudo colaborar al encontrarse sancionado.

Tras su genial Eurocopa, el año futbolístico 2008/09 fue bueno individualmente, aunque a nivel colectivo el equipo se quedó a las puertas, conquistándose únicamente la Supercopa turca. El Galatasaray compitió hasta el final en el campeonato doméstico, pero acabó en quinto puesto, con plaza europea aunque alejado del primer lugar. Arda Turan jugó prácticamente todo, 46 partidos, y anotó la mayor cifra de goles de toda su carrera, 12. En cuanto a cantidad de asistencias seguía estable, 14 pases de gol facilitó a sus compañeros ese año. La atención de los grandes equipos europeos estaba captada, las llamadas preguntando por sus condiciones laborales no dejaban de llegar a los despachos del club otomano.

En el curso futbolístico siguiente Frank Rikjaard se haría cargo del equipo, y Arda alcanzaría la capitanía. La temporada 2009/10 continuó por los mismos derroteros que las anteriores, apreciándose una progresión brutal del jugador. El número 10 luciría en su espalda. Arda Turan había conseguido convertirse, a base de alentó y compromiso, en el ídolo de la afición del Galatasaray. La plantilla se compondría de grandes jugadores llegados desde distintos puntos del mundo y con trayectorias dilatadas. En ataque, Arda compartiría zona con profesionales de la entidad del australiano Harry Kewell, el delantero checo Milan Baros, el brasileño Jo Alves o Giovani Dos Santos, de la selección mejicana y ex barcelonista. Con todo, Frank Rikjaard no logró conseguir ningún título, decepcionando así a los fieles aficionados que cada semana abarrotaban las gradas del Ali Sami Yen, y que esperaban de la figura del entrenador holandés, tras su exitoso paso por el FC Barcelona, que recuperara la corona turca. Con el brazalete de capitán y ejerciendo de líder, Arda Turan jugaría 47 partidos, siendo el mayor número de juegos en un año de lo que lleva de vida profesional. Anotó 11 goles y repartió 26 asistencias. Una barbaridad.

Rikjaard instruyendo a su estrella (foto:sport)

La siguiente temporada sería la última en el club de sus amores. El año 2010/11 no resultó productivo en cuanto a participación, ya que Arda lo pasó lastrado por las lesiones, y únicamente pudo jugar 19 partidos. Aun así, anotó seis goles y dio tres asistencias. Pese a su mal año, los equipos europeos no se olvidaron del talento turco que había encandilado a las masas en la Eurocopa y en competiciones internacionales. El Atlético de Madrid, llamó a su puerta. En el mes de marzo de 2011, el Galatasaray comunicaba oficialmente las negociaciones: “Comenzando negociaciones para el traspaso de Arda al Atlético de Madrid”, sería su directo mensaje. La afición local se entristeció ante la posibilidad de salida de su ídolo, pero finalmente los seguidores fueron comprensivos y supieron apreciar que su gran talento debía ser explotado en equipos de primerísimo nivel. La llegada de Fatih Terim al conjunto estuvo a punto de frenar su marcha, pero finalmente Arda decidiría apostar por la salida. Muchas fueron las razones para que buscara un nuevo rumbo. El Galatasaray no era un club que pudiera competir a nivel internacional con los grandes españoles, ingleses o italianos, de hecho ese año no jugaría en Europa. Otro de los motivos principales de su salida sería el de intentar desconectar de la prensa de su país, la cual , según declararía, le asfixiaba allá donde acudiera, y siempre por temas extradeportivos, inmiscuyéndose en su vida privada sin ningún reparo. Un claro ejemplo de ello es que todos sus atributos futbolísticos eran obviados, y la etiqueta que gran parte de los reporteros le colocaron fue la de “el Beckahm de Turquía”, en referencia a su relación con una famosa actriz, su físico y estética. “En Turquía no se habla de las medallas obtenidas, pero sí de mis coches o mi novia”, diría, molesto, el futbolista.

La despedida no fue sencilla para él, pero finalmente, tras negociaciones con Caminero y el presidente del Atlético de Madrid, estampó su firma. El legado en las seis temporadas en la primera división turca sería excelente. Atrás dejó 468 partidos con la elástica amarilla y roja y 81 goles. Todo un ejemplo de profesionalidad, rendimiento constante y amor por unos colores. Emocionado, no se olvidaría de su reciente pasado, ni de todas las personas que le apoyaron y catapultaron en su carrera: “en Estambul dejo a mi familia, este equipo me lo ha dado todo, me voy muy agradecido”. “Marcho a un gran club, con el corazón abierto a esta nueva experiencia”.

El Atlético de Madrid cerraría el acuerdo por la cantidad de 12 millones de euros, más uno en variables, y Arda Turan sería presentado en el Vicente Calderón, en agosto del 2011. En aquel entonces el entrenador del equipo colchonero era Gregorio Manzano, quien conocía al centrocampista turco y no tardó en exponer lo que pensaba de él futbolísticamente: “se trata de un jugador con talento y criterio. Posee carácter y gran personalidad”.

Venía con 24 años, habiendo sido capitán de uno de los equipos más importantes de Turquía, y estandarte de una selección de nivel medio-alto en Europa. Curtido en todo tipo de competiciones y con una regularidad admirable. Arda Turan comenzaba su segunda aventura, primera alejado del calor y el cariño de sus compatriotas. La presentación se llevó a cabo el mediodía de un 16 de agosto, ante gran cantidad de prensa, tanto española, como venida desde el país otomano. “Vengo a un gran club, con buenos jugadores. Me hace ilusión compartir vestuario con futbolistas como Forlán o Reyes”, serían sus primeras palabras. Peguntado sobre sus virtudes y características en un terreno de juego, Turan dejaría ver lo que de él se podía esperar, significándose como un jugador que ama el balón y el fútbol combinado: “me gusta mucho más asistir que marcar. La posición para mí no es importante, puedo jugar a la derecha o tras el delantero, y me gusta partir desde la izquierda”.

Esa temporada los recién llegados tendrían la presión de hacer olvidar a las estrellas marchadas, como Agüero o De Gea, lo que no se presentaba como tarea fácil. Junto a él, aterrizarían en Madrid otros jugadores de la talla de Diego Rivas o Radamel Falcao, que finalmente hicieron la transición más llevadera para los seguidores rojiblancos. Poco tardaría el turco en asentarse en el equipo. El inicio de su primera temporada, la 2011/12, bajo la dirección de Manzano, no fue estable en cuanto a resultados, pero él consiguió hacerse con un hueco en el once, casi cada fin de semana. Su adaptación iba por el buen camino. En enero de 2012 se produjo la sustitución en el banquillo, llegó uno de los ex futbolistas más queridos por la afición atlética, quien posteriormente se convertiría en el mejor entrenador, prácticamente, de su historia. El equipo pasaría a manos del argentino Diego Pablo Simeone. Con él, Turan evolucionaría cualitativamente, convirtiéndose en todo lo que es hoy. De ser un futbolista de exquisita técnica y visión, como tantos otros en su posición, pasaría, años después, a ser un jugador casi exclusivo en su labor, se convertiría en el media punta del futuro, un jugador total en esa zona del terreno de juego. Una de las primeras acometidas del “Cholo” fue una charla con Turan, para explicarle lo que de él esperaba. Para el entrenador, Arda y Diego eran los jugadores más técnicos de la plantilla, y por tanto líderes. Pero su idea de fútbol exige una implicación aún mayor. Simeone le habló de la labor defensiva necesaria para triunfar en sus equipos, y éstos en las competiciones. “Simeone me pidió lucha durante los 90 minutos”, resumiría el turco.

En el 4-4-2 de Simeone encajó en la banda izquierda en la mayoría de las ocasiones, aunque en los cuatro años que permaneció en el club, rotó por todo el frente de ataque, con las mismas prestaciones. Lo que parecía un naufragio atlético, se convirtió en aquella temporada 2011/12, en un enorme éxito final. El equipo se repuso del mal inicio y asimiló los conceptos tácticos del “Cholo” a velocidad de vértigo. A final de año se plantaría en la final de la UEFA Europa League 2012, en Bucarest. Arda se mostró emocionado por el devenir de los acontecimientos y las emociones acumuladas durante sus primeros meses en España: “ni como ni duermo pensado en la Europa League”. El título engrosaría las vitrinas del Vicente Calderón. Una victoria contundente, por tres goles a cero contra el Athletic de Bilbao, sería el resultado final en Bucarest. Arda ya tenía su primer trofeo europeo, que no sería el último.

Esa temporada se asentaría en el equipo, jugando 45 partidos, marcando cinco goles y dando 12 asistencias. A nivel de selección no tendría tanta suerte, ya que Turquía quedaría fuera de la Eurocopa que se disputaría en 2012. Los datos de su primer año en España, que se señalarán pasados los años, son múltiples. Su debut con la camiseta rayada se produjo el 28 de agosto de 2011, en el empate a cero contra Osasuna. El 30 de noviembre del mismo año marcaría su primer gol, contra el Celtic de Glasgow en la UEFA Europa League, venciendo con él por 0-1. Su primer tanto en liga llegaría en diciembre, el día 11 contra el Español, aunque de poco valdría, ya que su equipo cayó derrotado en feudo visitante por cuatro goles a dos. Ese mismo año el equipo ganaría la Supercopa de Europa que se disputaría antes del comienzo del siguiente año, concretamente el 31 de agosto de 2012, y que le enfrentó al campeón de la Champiosn League, el Chelsea inglés, en Mónaco. Otro soberano repaso en la segunda final, 4-1, y segundo título europeo para el jugador turco.

La crítica estaba encantada con su rendimiento, periodistas y eruditos de la materia no dejarían de alabar sus virtudes. El gran analista español Julio Maldonado, en esta primera temporada, destacó lo que había fichado el conjunto madrileño en la figura de Arda: “es un jugador muy hábil, técnicamente fantástico, excelente a balón parado. Es un gran pasador, en el Atlético rendirá tras dos puntas”. Tras su primera temporada se demostró que las apreciaciones de los especialistas eran del todo acertadas. Pausa cuando el equipo se encuentra acelerado, rapidez cuando se necesita ritmo, lucha en defensa e ingenio en ataque, regate en estático y en velocidad, uso perfecto del cuerpo ante defensores, inteligencia en la toma de decisiones, y un sinfín de atributos más, fueron, y son, las características exhibidas por Arda Turan.

Durante los cuatro años que se mantuvo en el equipo, ambos crecieron juntos. La temporada 2012/13 sólo fue un paso más. Finalizarían terceros en la competición doméstica, clasificándose para Champions League, y conseguirían un nuevo trofeo. El palmarés del jugador turco se engrosó con una competición española, la Copa del Rey, ganada por dos goles a uno contra el eterno rival, el Real Madrid, en julio del 2013, jugando Arda como titular y siendo fundamental, no únicamente en la final, sino durante todas las competiciones. “Eran muchos años sin ganar allí, lloré y sentí muchas cosas”, hablaría tras la victoria. Este título llevó aparejado el cumplimiento de una promesa, acarreándole el corte de su característica melena: “creo que vamos a ganar al Real Madrid, si ganamos me corto el pelo”. Y así fue, desde ahí vemos a un Arda distinto en lo físico, pero similar en lo mental. Su orgullo y dignidad profesional no han variado un ápice. Arda crecía y crecía, siendo ya el mejor jugador del equipo, con pocas dudas al respecto. El futbolista delicado que llegó se había transformado en un híbrido de clase y dureza. Todo el juego pasaba por sus botas, y los miles de aficionados ya coreaban su nombre, lo llamaban “el mago del Calderón”. 41 fueron los partidos disputados ese año. Cinco goles y ocho asistencias completarían sus estadísticas. Esta temporada le sirvió para un bonito galardón personal. A finales de año fue declarado, por el diario Milliyet de Turquía, como el mejor futbolista turco del año 2013, recogiendo su premio en Estambul.

Copa del Rey, ganada contra el eterno rival.

En la temporada 2012/13 el turco consiguió una ampliación de contrato. En septiembre mejoraron sus condiciones, pasando a cobrar más y quedando ampliadas tanto la duración contractual como el valor de su clausula de rescisión, hasta el año 2017 aquélla y a cuarenta y un millones de euros ésta. Ese año fue el más exitoso de toda su carrera. Trascendental su participación. Tras una temporada absolutamente regular, el equipo del Manzanares conquistó la Liga BBVA, empatando en la última jornada contra el FC Barcelona, el 17 de mayo del 2014. Arda jugó ese partido pero se tuvo que retirar lesionado. Igualmente el equipo disputó la segunda final de Champions League de su historia, contra el Real Madrid en Lisboa, que finalmente perdió por cuatro goles a uno, tras la prórroga. Con toda la tristeza posible, Arda no pudo participar en aquel encuentro, al arrastrar la lesión del partido antedicho. Este año sería el de mejor bagaje anotador en el Atlético, ya que consiguió 9 goles en los 46 partidos que disputó.

Simeone no dejó de alabar a su jugador fetiche, destacándolo como el que marca las diferencias. Al respecto, Arda manifestó: “yo me ocupo de organizar el ataque. Puedo mantener la pelota, provocar faltas, todo para que el equipo tenga un descanso momentáneo”. El sello de calidad del equipo de Simeone era reconocible en toda Europa, y Arda lo valoró en su justa medida, manifestando que el argentino le hizo crecer y evolucionar como jugador: "Para mí, Simeone es el mejor entrenador del mundo". “Puede que nuestro juego no sea bonito, pero ganamos. Nuestra receta es: trabajo y más trabajo, partido a partido”, aseveró el "10". El aprendizaje táctico y mental adquirido en España, unido a sus condiciones innatas, hicieron que se convirtiera en una pieza muy apetecible y demandada. A finales de esa temporada se oyeron rumores de salida, principalmente hacia Premier League. Muchos equipos eran los interesados en el jugador que enamoraba a Europa, pero finalmente permanecería en Madrid otro año más. En la hinchada colchonera cada vez se veían más muestras de cariño. Caretas con el rostro barbado de Arda decoraban las gradas cada partido, y en las conversaciones amistosas corría la expresión “Ardaturanismo”, una especie de pasión por el jugador turco. “Es porque soy feliz en el campo, siempre río”, contestaría él, ante las preguntas sobre la “fiebre Turan”.

Campeones de Liga 2013/14 (foto:mucabola)

La última temporada en el conjunto de la capital sería la 2014/15, igualmente exitosa. En lo colectivo el equipo de Simeone siguió a lo suyo: dejarse el alma, y ganar. En lo individual, su nivel le permitió firmar, a final de temporada, el mejor contrato de su carrera, llegando a uno de los mejores clubes del mundo, el FC Barcelona. Este último año Arda destacó en toda la zona ancha, jugando junto a Koke y Griezmann, por detrás de Mandzukic. El 4-4-2 típico de Simeone varío al 4-2-3-1, siendo éste igual de beneficioso para el jugador turco. Arda comenzó el año lesionado, pero su debut fue el soñado. En la jornada tres, saltó al campo en el minuto 60 y marcó el gol que daba la victoria a su equipo por 0-1, contra el Real Madrid.

Este año conseguiría el que es su último título hasta hoy, su quinto con el Atlético de Madrid. La Supercopa de España, contra el Real Madrid, al que derrotó en la vuelta en el Vicente Calderón por un gol a cero, haciendo valer el empate a uno de la ida. Tras 46 partidos, tres goles y seis asistencias, finalizó el periplo del turco en el centro de España. En el verano de 2015, tras tanteo de innumerables clubes y con una negociación poco menos que secreta, su representante lo telefoneó para decirle “tengo que contarte algo que te va a emocionar, estamos cerca del FC Barcelona”. Tras cuatro años en un equipo grande, Arda necesitaba, a sus 28 años, un nuevo salto en su carrera. Luchar por jugar en alguno de los clubes más laureados del mundo. El FC Barcelona le abrió sus puertas, tras la salida de Xavi, y bajo petición sumarísima del entrenador asturiano, Luis Enrique.

El 6 de julio del 2015 se confirmó la noticia de manera oficial: Arda Turan es jugador del FC Barcelona. Llegaba a cambio de 34 millones fijos más siete en variables según diversos parámetros, formalizando un contrato que finalizará en julio de año 2020, a razón de unos 9 millones de euros anuales.

En su presentación su emoción era palpable: “ el Barcelona es más que un club. Desde que era un niño todos saben las ganas que tenía de formar en este equipo”. “He tenido muchas ofertas, pero desde que recibí ésta puse las demás a un lado”. Exactamente, corroboró lo que declarara allá por el año 2011, aún en Galatasaray, cuando expresó a un diario local que tenía grandes sueños por delante, entre ellos, el de jugar algún día en el Barcelona. Arda manifestó que, pese a ser contemporáneo, Andrés Iniesta es su ídolo, su modelo a seguir como futbolistas, por lo que estuvo encantado de recibir su bienvenida tras el fichaje: “Iniesta me envió un mensaje, fue un gran gesto personal”. En relación a su rol de sustituto de Xavi, quisó dejar claro que como el español no hay más que uno: “soy diferente. He venido para hacer cosas muy buenas, pero nadie puede ser Xavi”. El equipo de la ciudad Condal tiene impuesta una sanción de la FIFA que le impide inscribir jugadores y que éstos puedan jugar hasta enero del año 2016. El turco dijo que piensa aprovechar esos meses para adaptarse al equipo y la ciudad. No quiso dejar de recordar la importancia de su anterior club, indicando: “si estoy aquí es por el Atlético”.

La evolución del media punta. La técnica enlazada a la inteligencia táctica y la fortaleza mental. Calidad a raudales y templanza, características óptimas para el juego de posesión del conjunto catalán. El media punta total. Éste es Arda Turan, el fichaje del FC Barcelona, ésta es su historia. Cinco años más tiene por delante para seguir completando la que ya es, una carrera deportiva llena de oficio, honradez y profesionalidad.

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