El FC Barcelona no comenzó cómodo el partido en San Mamés. Estaba con miedo de cometer errores. El Athletic Club de Ernesto Valverde estaba ejerciendo una gran presión sobre la salida del balón del Barça, y el conjunto azulgrana, aunque tenía la posesión, no creaba el peligro al que tiene acostumbrado a todo el mundo. Lionel Messi estaba muy bien cubierto, y tuvo que retrasar su posición para facilitar la salida del balón, algo que notó el Barça con el paso del tiempo. Después de la Supercopa de España, Valverde aprendió a cómo jugarle al Barça, pero Luis Enrique fue solucionando los problemas que le planteó el Athletic conforme avanzaba el partido.

Con la lesión de Dani Alves en el minuto 19, el técnico asturiano se vio forzado a realizar un cambio del que poca gente esperaba la repercusión que finalmente tuvo: Sergi Roberto. El catalán estuvo muy bien, dejando grandes sensaciones sobre el terreno de juego. Sergi estuvo activo tanto en ataque como en defensa, atrás sufrió un poco, pero en la zona derecha del ataque azulgrana fue de los mejores. Le dio otro toque al Barça y dejó claro que puede ser una gran alternativa tras la lesión del brasileño. La primera mitad terminó con buenas sensaciones, aunque se vio un equipo catalán bastante flojo en ataque. Luis Enrique dejó ver su típico 4-3-3 pese a la entrada de Sergi Roberto, pero en la segunda mitad se le vió bastante más adelantado.

El Athletic no llevaba demasiado peligro y eso facilitó el ataque azulgrana. El catalán, junto a Jordi Alba en la otra banda, hizo de puñal, destrozó a la defensa del conjunto vasco. En el minuto 54, Jordi, tras un pase de Ivan Rakitic, le dejó un centro medido en el punto de penalti al ariete uruguayo Luis Suárez, que demostró su olfato goleador y no falló. Tras el gol, se lesionó Sergio Busquets en una jugada con Aritz Aduriz, y Luis Enrique dio entrada a Marc Bartra. Mascherano se posicionó como mediocentro defensivo, mientras que la pareja de centrales la formaron el canterano y Thomas Vermaelen, que estuvo excelso en defensa. Al final, Sandro le ganó la partida a Munir, y entró en el 72’ sustituyendo a Rafinha, que estuvo bastante flojo en su nueva demarcación de extremo izquierdo. El canario no lo hizo nada mal, y dejó algunos toques de calidad en ataque.