Un muro llamado Sergio. Y apedillado Rico. El Barça lo intentó de todas las maneras habidas y por haber pero se estrelló ante el meta local, héroe de los suyos en la tarea defensiva ante un equipo, el culé, que pagó con los tres puntos la desconexión que vivió al comienzo del segundo tiempo, donde Krohn Dehli y Gameiro atropellaron a la defensa culé, donde Bravo y Mathieu quedaron en mal lugar.

Visitaba el vigente campeón de todo la ciudad de La Giralda y lo hacía sin dos de sus principales estrellas que, por lesión, se perdían el choque en el Ramón Sánchez Pizjuán. Sin Messi ni Iniesta, Luis Enrique y los suyos se enfrentaban a un Sevilla que evidenció que no pasa por su mejor momento de forma.

Unai Emery puso en liza un once físico, buscando más la destrucción del ataque culé que generar a través del juego para los suyos. Con Iborra, Krohn Dehli, N'Zonzi y Krychowiak por el centro del campo, la habilidad de Vitolo, que regresaba al equipo, y la velocidad de Gameiro eran los únicos argumentos atacantes contra un Barça que dejó de ganar la zona ancha del campo para buscar la dominación en las áreas.

Dos centrales poderosos físicamente como Mathieu y Piqué en la vuelta de Sergi Roberto como lateral, dejando a Mascherano en la - nula - creación de juego, dando esa responsabilidad a Busquets, que actuó como interior y a Neymar que, partiendo desde la izquierda, tuvo libertad de movimientos para conectar con Munir y, sobre todo, Luis Suárez.

Cartel de lujo para un pobre guión

Tremoulinas, Krychowiak, Krohn Dehli, Vitolo y Gameiro por el bando sevillista. Neymar, Suárez, Rakitic, Busquets o Alba por el catalán. Notables actores para el paupérrimo guión que se vivió en un primer acto donde la carrera se antepuso al toque, donde el pase largo prevaleció sobre el corto. Las ocasiones llegaban pero más por los espacios que dejaban las defensas que por los que generaban los atacantes.

Los 45 primeros minutos fueron atractivos para aquel que quiera ver llegadas pero francamente flojo para los que busquen control y fútbol de posesión. En cualquiera de las circunstancias, el Barcelona fue más vertical y profundo, pese a que la resolución de se le dio nada bien. Hasta dos postes dieron los catalanes en el primer tiempo, por mediación de Neymar, quien silenció el templo sevillista con un lanzamiento magistral de falta que se paseó por la línea ante la incapacidad de Piqué para empujarla, y también por parte de Luis Suárez.

Especialmente activo estuvo el brasileño, sobre todo en el uno contra uno, apartado en el que basó gran parte de su juego en la primera parte ante un Sevilla que no estuvo brillante en las áreas pero que fue creciendo con el paso de los minutos ante un Barça indolente en la presión.

Sin principio ni final

Si la primera mitad del Barça fue buena, de nota incluso alta, la segunda fue todo lo contrario. Pasota en la definición, nulo en la creación y desaparecido en defensa. Tras perdonar dos ocasiones, se borró del partido en cinco minutos para el olvido azulgrana y el recuerdo de los de Nervión. Gameiro, que se deshizo de Jordi Alba y Mathieu como si de alevines se trataran, sirvió el gol a Krohn Dehli, el mejor de los locales.

Especialmente buena fue la lectura de juego a cargo del nórdico. Marcó el primero y asistió, regaló, el segundo a Iborra que batió con suma facilidad a Claudio Bravo, que encajó más de lo que impidió. Cinco minutos, dos goles pero la sensación de vulnerabilidad por parte de los de Luis Enrique, que intentaron meterse en el partido pero ahí salió la figura de Sergio Rico para frenarlas.

El meta local, convocado por Del Bosque como tercer portero de la selección tras Casillas y De Gea, tapó las llegadas de Neymar hasta que el brasileño le batió de pena máxima discutida por unas manos que interpretó el colegiado como voluntarias ante las protestas de los hispalenses. Con desventaja mínima, el Barça se volcó en busca de un empate que salvara, parcialmente la imagen, que quedó en entredicho en un comienzo del segundo acto paupérrimo, impropio de un equipo que debería aspirar a todos los títulos y que ya ha perdido dos partidos ligueros de los siete disputados.

No lo consiguió. El Barça se estrelló contra los palos, contra los que disparó hasta cuatro veces, Sergio Rico y todo un Sevilla que resurge poco a poco en Liga tras un inicio decepcionante. Los azulgranas, que aspiraban al liderato antes del parón, se van de vacío y con la sensación de que las jornadas sin Messi e Iniesta se les pueden hacer eternas.