El débil siempre parte con cierta desventaja en un enfrentamiento con un rival de mayor fortaleza, pero no siempre acaba derrotado. La historia está plagada de casos en los que un personaje, pueblo o ejército logró salir victorioso de una batalla ante un contrincante de mayor potencial. El relato bíblico protagonizado por David y Goliat es quizás uno de los más famosos en lo referente a desenlaces sorprendentes en duelos o contiendas, el cual nos narra la historia de un joven hebreo y de un gigante filisteo que se enfrentaron en un combate a vida o muerte que acabó deparando un resultado inesperado.

Como relata la historia, el joven David derrotó al gigantesco Goliat con la ayuda de una honda, algo que, enlazado con la historia que nos incumbe, pudo ser muy distinto de haber existido un árbitro de por medio, que no diera validez al golpe certero del joven hebreo.

Precisamente una decisión arbitral fue la que evitó que el gigantesco Real Madrid de los Casillas,Figo, Makelele, Raul, Roberto Carlos y Morientes acabara sorprendentemente derrotado a manos de un rival netamente inferior, un FC Barcelona inmerso en una crisis de juego y resultados que duró seis años, pero que plantó cara al eterno rival en su propio estadio hasta el punto de rozar una victoria épica que habría pasado a la historia.

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Una temporada para el olvido

La temporada 2000/01 comenzó de manera motivante en Barcelona. La elección en las urnas de un nuevo presidente acababa con décadas de mandato de Josep Lluís Nuñez, quien cedió su cargo a Joan Gaspart para que este intentara refrendar una situación deportiva un tanto preocupante. A su llegada, el nuevo presidente tuvo que hacer frente a un serio contratiempo, la marcha de Luis Figo al eterno rival, un problema de gran envergadura que trastocaba los planes del equipo de cara a la temporada que estaba a punto de iniciarse. Los 10.000 millones de pesetas que dejó en las arcas del club la marcha del luso fueron invertidos en la llegada de nuevos jugadores que dotaran al FC Barcelona de la competitividad perdida tras la traición de su icono y capitán, pero las caras nuevas que aterrizaron en la Ciudad Condal no lograron el efecto deseado.

Serra Ferrer no logró acabar la temporada

Tras la marcha de Louis Van Gaal a finales de la campaña anterior, Llorenç Serra Ferrer sería el técnico encargado de intentar guiar al equipo hacia un final de temporada triunfal, algo que con el paso de las jornadas dejó de ser una posibilidad real para convertirse en una auténtica quimera. A pesar de una victoria balsámica en el clásico liguero que provocó la vuelta de Figo al Camp Nou vestido de blanco, la dinámica del conjunto azulgrana no fue positiva en ninguna de las competiciones, hecho que provocaría la destitución del entrenador mallorquín antes de que el curso tocara a su fin.

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A pesar de que el Real Madrid se alzó con el título de liga con relativa facilidad, la grandeza de un deporte como el fútbol, que permite observar en ocasiones como el pez pequeño acaba devorando al grande, provocó que un Barça alejado del liderato y en plena crisis de resultados provocara el pánico en un Santiago Bernabéu dispuesto a disfrutar de una victoria holgada de su equipo sobre el eterno rival.

Un clásico polémico que mereció ganar el más débil

El 4 de Marzo del año 2001 Real Madrid y FC Barcelona se veían las caras en la vigésimo quinta jornada de liga, un duelo desigual que debía descartar a los azulgranas de cara a la lucha final por el título. El equipo barcelonista llegaba al choque con 43 puntos, nueve menos que su contrincante y líder de la competición, un conjunto merengue que saltó al césped del coliseo blanco como claro favorito y con el aliento de un público deseoso de poder presenciar una goleada, pero como suele ocurrir en la gran mayoría de los clásicos, las fuerzas acabaron por nivelarse en el momento en que el colegiado del partido decretó el comienzo del mismo.

Los hombres de Vicente del Bosque buscaron el gol desde el primer instante, dominando a su rival con cierta holgura en los primeros compases del encuentro. Gracias a ello llegó el tempranero tanto de Raul en el minuto 7, el cual no hizo más que confirmar las expectativas de unos y los temores de otros, el partido podía convertirse en una pesadilla para los azulgranas. Pero con el marcador en contra, los jugadores dirigidos por Serra Ferrer dieron un paso al frente, sabedores en parte de que un enfrentamiento de tú a tú con el Real Madrid era en parte un suicidio pero también la única posibilidad de superar a los blancos.

Tras varios minutos en que las fuerzas se nivelaron llegó el empate culé, un tanto hilvanado entre Luis Enrique y Rivaldo que este último se encargó de hacer subir al luminoso batiendo el marco madridista después de regatear a Casillas. El gol visitante no sembró el desconcierto en el Bernabéu, puesto que tras la reanudación del juego llegó la réplica local con la segunda diana de Raul, un duro golpe moral para un conjunto barcelonista que se marchaba a los vestuarios con la necesidad de volver a igualar el marcador.

Rivaldo acudió al rescate culé

Pero la segunda mitad tuvo un inesperado color azulgrana, aquel equipo que deambuló en tierra de nadie durante gran parte de la temporada logró dejar atrás cualquier dinámica negativa para crecer hasta límites insospechados, superando al Real Madrid en todas las facetas a lo largo de los segundos 45 minutos. En el minuto 69 de nuevo Rivaldo logró batir a Casillas, esta vez con un disparo lejano pegado a la cepa del poste, un premio a la constancia y al mejor juego demostrado por el Barça que amedrentó a un Real Madrid sorprendido y superado a partes iguales. Y justo cuando Goliat pedía clemencia ante la inesperada superioridad de David llegó el certero golpe que mandó al gigante blanco a la lona, una nueva diana de Rivaldo que con un nuevo disparo, esta vez con la colaboración de Iván Helguera, conseguía introducir de nuevo el balón en la meta local, un tanto completamente válido que desgraciadamente jamás subió al marcador.

Dicha acción impidió una sorprendente victoria culé en tierras madrileñas y permitió al Real Madrid mantener los nueve puntos de distancia sobre un eterno rival que puntuó en un campo donde todos le daban como perdedor y de donde salió con un botín ínfimo respecto al que mereció. Tras un mortal impacto de piedra lanzado con una honda, Goliat debió yacer tendido y derrotado en el suelo, pero a diferencia de lo sucedido en el relato bíblico, la victoria del pequeño David nunca llegó a producirse.