Santos y FC Barcelona se citaron en Yokohama para disputar la final del Mundial de clubes de 2011. El conjunto brasileño venía de eliminar al Kashiwa Reysol, por 3-1, en las semifinales, mientras que los azulgranas habían ganado al Al-Sadd catarí por 0-4.

Los onces

Para entender la importancia de este título en la historia del Barça hay que resaltar las alineaciones de ambos conjuntos. En el Santos, su técnico Ramalho alineó un once, incluido los tres suplentes que jugaron minutos en la segunda parte, íntegramente brasileño. Entre ellos destacaba Neymar, un jovencísimo delantero brasileño que idolatraba a Messi y que en Yokohama tuvo que ponerse a los pies del astro argentino.

Por parte azulgrana, Pep Guardiola fue un paso más allá. Con una línea de tres defensas formada por Gerard Piqué, Carles Puyol y Éric Abidal, ¡vaya tres centrales!, el Barça se mostro intratable en la parcela defensiva. En el centro del campo jugaron siete jugadores, en la que es la alineación más revolucionaria del técnico de Santpedor. Alejando a Messi del área rival, en una posición que se acabaría consolidando después de Yokohama aún más, Guardiola ideó un centro del campo con: Xavi, Busquets, Iniesta, Cesc y Messi por dentro, y Alves y Thiago en las bandas. Se olvidó de los delanteros en el que fue uno de los mejores partidos que se recuerdan a este equipo.

Al final, los técnicos son recordados por los títulos. Todo el mundo recuerda la Champions de Di Matteo en el Chelsea, pero también todos recordamos la forma en la que la ganó. Guardiola, más allá de causar o no simpatía, hay que reconocer que innovó en can Barça. Su Barcelona está considerado como el mejor equipo de la historia, y más allá de los trofeos, su estilo de juego fue peculiar, sorprendente, novedoso, fresco y sobre todo efectivo. Si no hubiera ganado nada en su primera temporada, si el disparo de Iniesta en Stamford Bridge se hubiera ido al poste, si Yaya Touré no hubiera marcado el empate ante el Athletic en Mestalla… No sabemos qué hubiera pasado con Pep, pero lo que es indudable es que su equipo, basado en el toque de Cruyff y la presión de Rinus Michels, marcó una época en el mundo del fútbol.

Dominio absoluto

Acumular tantos centrocampistas, y de tanta calidad, es evidente que te hará dominador del juego. Eso sí, como contrapartida habrás de hacer frente a la escasez de ocasiones, o eso pensaría la gente que no vio aquél partido. El Barça, sin ningún delantero, avasalló a su rival de principio a fin, con nueve tiros a puerta y una posesión del 73%.

Su hombre más adelantado, Leo Messi, adelantó a los azulgranas con una vaselina característica tras una gran combinación entre Cesc Fábregas y Xavi. El Santos no podía hacer frente a aquél equipo de ensueño, y Xavi marcó el segundo al conectar un gran disparo en el interior del área. Los primeros cuarenta y cinco minutos estaban siendo un auténtico recital azulgrana, y entre tanto, una jugada de Messi en el interior del área, con Thiago fallando una clara ocasión, acabó con el remate de Fábregas que subía el 0-3 al marcador.

La segunda parte fue más de lo mismo: rápidas triangulaciones, cambio constante de posiciones, presión rápida tras pérdida, ocasiones, ocasiones y ocasiones. Así hasta el minuto 82 cuando Alves realiza una galopada por el centro del campo para servir un balón a Messi, en el interior del área, de esos que la pulga no falla, para que el argentino sentara a Rafael Cabral y marcara a puerta vacía. Final: 0-4.

Una exhibición en mayúsculas

Soberbio, sublime, excelso, impresionante, excelente, insuperable, grandioso, espléndido, admirable, celestial, divino, glorioso. Más y más adjetivos. Cualquiera de ellos podría ser utilizado para definir al Pep Team, pero también para el recital que dieron en Yokohama ante el Santos.

En Japón, el Barça de Guardiola exhibió al mundo entero como había llegado la era del futbol asociativo, aquél que todos los equipos han querido imitar. El técnico catalán, con aquél maravilloso plantel de jugadores, llegó a su punto máximo en Yokohama, con siete centro campistas y nueve jugadores formados en La Masía. Ver para creer.

Actualmente, el Barça de los mediocampistas se ha transformado en el del tridente. Suárez, Neymar y Messi han hecho olvidar la alargada sombra de Guardiola en la ciudad condal. Podrán ganar ante River, pero será difícil igualar aquella exhibición. Aquella tarde japonesa en la que Puyol acabó levantando un trofeo, que más allá de un título, fue levantar al Barcelona a su máxima expresión.