El fútbol, en su máxima expresión, duerme más tranquilo. Casi tres años después de que Lionel Messi levantara su cuarto Balón de Oro, la sombra de la duda volvió a desvanecerse. Y no se está hablando de la gala, ni siquiera del dichoso premio -clavo ardiendo al que se agarran algunos, curiosamente que se saben perdedores-, simplemente hay que remitirse al fútbol. Y éste, como deporte, viene indudablemente ligado a Leo desde hace casi ya una década. No hacía falta ser un entendido para saber que aquello no era normal. Esa conducción, esos controles, ese zig zag por el verde como quien lo hace en la consola. Lionel era especial. Algo diferente.

Con los años, aquel chico fue creciendo hasta convertirse en uno de los más grandes de la historia. De la mano de Guardiola el argentino lo ganó todo. Desde la derecha hasta el centro, catalogado de falso delantero, donde su juego fue desmitificado. El Barça de Leo se denominó el Barça de Pep y lo de sus 50 goles en una temporada, o su récord de anotaciones en un año natural no fueron causa suya, todo un invento del de Santpedor. Al César, nunca se le quiso dar lo que fue del César, un deporte injusto por naturaleza y bañado por una costa de dos océanos, de dos colores. O el negro o el blanco, no existe lugar para el gris, ni para la duda. Comparaciones odiosas ayer, hoy y hasta el final de los tiempos. 

Messi con su cuarta Champions I Taringa.com
Messi con su cuarta Champions I Taringa.com

Entonces, devorado de fuera adentro, el chico de Rosario renació. Como el fénix que rebuscó en sus cenizas. El futbolista que fuera un grande de la historia decidió ser el mejor. Y no lo hizo solo, porque en el fútbol la soledad es sinónimo de fracaso. Líder, capitán, símbolo. En un año de transición Messi jugó e hizo jugar. Volvió a ganarlo todo. Se superó a sí mismo y sus números ya son historia. Un fútbol de otra época, incomparable de igual forma que indefinible. Y no lo dicen sus goles, ni sus asistencias ni sus Balones de Oro. Lo dice su juego. Tan simple como eso.

Messi lo es todo. Sin ningún pero, corra o no. Fútbol los 365 días del año durante casi diez años seguidos. Marca, asiste, regatea y triunfa. Hoy, mañana y pasado. Como Michael Jordan a comienzos de los 90, Messi ha dejado a un lado la comparación con el compañero para compararse consigo mismo, con la historia. Algo que, como al "23", lo hace único, genial e irrepetible.

"I always say Dennis Bergkamp is the best player I have ever played with. Because he is human. Sometimes, really, seriously, I doubt Leo Messi is human" (Thierry Henry, 2016)