El comienzo de la temporada 1996/97 dio inicio a un nuevo ciclo en Can Barça, la era post Johan Cruyff. Después de 8 ocho años donde el club cosecharía los mayores éxitos de su historia el matrimonio entre el técnico holandés y el FC Barcelona se acabaría rompiendo definitivamente. Tras la polémica destitución de Cruyff, Josep Lluís Núñez intentó cerrar el fichaje de Louis Van Gaal como nuevo entrenador del equipo barcelonista, pero la imposibilidad del técnico del Ajax por llegar a Barcelona aquella misma campaña obligó al club a encontrar un entrenador puente que enlazara la marcha de Johan y la llegada de Van Gaal el siguiente año.

El elegido fue Bobby Robson, un entrenador experimentado con capacidad para manejar un equipo que, a falta de echar a rodar, era una auténtica incógnita. Las dos últimas temporadas de Cruyff en el banquillo se habían cerrado sin la consecución de títulos importantes, lo cual generaba una necesidad imperiosa de conquistar alguna de las competiciones donde el equipo debía participar, Copa del Rey, Liga o Recopa de Europa.

Telegraph
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Para ello el club decidió reforzar la plantilla con fichajes de renombre como Vitor Baía, Laurent Blanc, Luis Enrique o el brasileño Giovanni Silva, con mención especial para el hombre que definitivamente ofrecería un salto cualitativo bestial al FC Barcelona, el delantero carioca Ronaldo Nazario da Lima.

Decepción en Liga, éxito en Copa y en Europa

La temporada 96/97 no defraudó al seguidor culé, a pesar de que un Real Madrid liderado por Pedja Mijatovic y Davor Suker se alzó con la liga, donde el Barça tan solo pudo ser segundo, los hombres de Robson lograron un doblete de Copa del Rey y Recopa de Europa que devolvió al conjunto azulgrana a la élite del fútbol internacional. Dos competiciones en las que el FC Barcelona demostró su buena pegada en eliminatorias a doble a partido, en detrimento de la regularidad necesaria para alzarse con una competición de 38 jornadas de duración.

fichajes.net
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Varios partidos marcaron aquella campaña, con goles para el recuerdo de un Ronaldo que dejó boquiabierto en más de una ocasión a todo un Camp Nou, pero sin duda el 5 a 4 con el que nos obsequiaron Barça y Atlético de Madrid en la vuelta de los cuartos de final de Copa del Rey puede ser considerado como el partido del año e incluso de la década.

Los rojiblancos habían dejado en la cuneta al Compostela en la ronda anterior, mientras que el FC Barcelona logró deshacerse del Real Madrid por un resultado global en la eliminatoria de 4 a 3. Ambos equipos se enfrentarían en el Vicente Calderón en el partido de ida, en el que un definitivo empate a dos logrado con dos tantos de Juan Antonio Pizzi dejaba el desenlace del cruce pendiente del encuentro de vuelta.

Un partido de infarto

El Camp Nou presentó un lleno espectacular ante el resultado positivo cosechado en Madrid y ante la cercanía de una hipotética final de copa previo paso por semis. Pero el partido no comenzó de la manera deseada por la afición azulgrana, con apenas 10 minutos disputados Pantic puso en ventaja a los rojiblancos, un gol que cayó como un jarro de agua fría en el coliseo barcelonista y que obligaba al Barça a marcar si quería pasar de ronda. Lejos de mejorar las cosas empeoraron, el mismo Pantic volvía a perforar la portería de Baía ante la desesperación del público, un 0 a 2 antes de la media hora de juego que colocaba la clasificación muy cuesta arriba. Pero lo peor estaba por llegar, con el primer tiempo a punto de consumirse Pantic volvió a silenciar el Camp Nou, anotando el tercer gol en su cuenta particular y dejando al Atlético con pie y medio en semifinales.

La afición barcelonista no podía creer lo que veía, la goleada era un hecho y tan solo un milagro permitiría que el Barça superara a un rival que debía encajar cuatro goles en poco más de 45 minutos para ser eliminado. La reacción no se hizo esperar, justo después del 0 a 3 Bobby Robson movió el banquillo en un acto desesperado por frenar la debacle, dando entrada a Stoichkov y Pizzi por Blanc y Popescu.

Lo que pudo parecer un suicidio acabó resultando el inicio de una remontada inolvidable, tras la reanudación al Barça le bastaron cuatro minutos para colocarse con un 2 a 3 esperanzador con dos tantos de Ronaldo, pero cuando el conjunto azulgrana empezó a albergar alguna esperanza de clasificación volvió a aparecer la figura de un majestuoso Milinko Pantic para anotar el 2 a 4 tras un error clamoroso de Baía.

20minutos
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A partir de ese momento la casta se adueñó de un Barça que dejó atrás el derrotismo histórico que tantas veces le ha invadido, para volcarse sobre la portería de Molina en un asedio imparable que acabó por surgir efecto con el paso de los minutos. Luis Figo ajustó el marcador con una magnífica volea en el 70’ de juego, y pocos minutos más tarde de nuevo Ronaldo hacía acto de presencia para colocar el empate a 4 en el marcador.

El desenlace de un partido perfecto

A falta de un cuarto de hora para el final el Atlético estaba clasificado para semifinales, pero un tanto culé dejaba en la cuneta a los rojiblancos. El Camp Nou enloqueció y llevó en volandas a un equipo que apenas albergaba fuerzas para dar la puntilla a una remontada antológica, algo que parecía imposible 45 minutos atrás y que en ese instante pasó a ser algo perfectamente racional.

Con más corazón que cabeza y ante la proximidad de un hito histórico el Barça se lanzó en tromba sobre el marco rojiblanco, la defensa colchonera se vio desbordada ante la acumulación de jugadores en el área del Atlético de Madrid, un último arreón que obtuvo recompensa en el minuto 82, cuando tras un remate de Abelardo y la posterior parada de Molina, Juan Antonio Pizzi logró introducir el balón en la portería atlética provocando el éxtasis futbolístico en un coliseo azulgrana completamente enloquecido.

Clarín
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Apenas quedó tiempo para que Robson, tras el milagro logrado, apuntalara su defensa con un último cambio, y para que el Atlético, completamente perplejo ante aquella situación, intentara desorientado el gol que mandara al traste la heroicidad culé. El pitido final consumó la gesta, el Barça había logrado lo que parecía imposible, y junto a su afición celebró la clasificación para semifinales como si de un título se tratara. Para el recuerdo queda otra gesta, la que llevó a cabo Milinko Pantic anotando cuatro tantos en todo un Camp Nou, una acción de gran mérito que no obtuvo finalmente recompensa, pero que se convirtió en una prueba más de la increíble calidad del jugador serbio.

La Copa fue azulgrana, Las Palmas cayó en “semis” y en la final el Barça derrotó también de forma heroica al Betis de Lorenzo Serra Ferrer, un trofeo que jamás se hubiera alzado de no ser por la gloriosa noche del 12 de marzo de 1997, la noche en que FC Barcelona y Atlético de Madrid llevaron a cabo una auténtica “Oda al fútbol total”.