Mañana se disputa la vuelta de las semifinales de Copa del Rey entre Barça y Valencia. A priori podría parecer uno de esos partidazos entre dos grandes equipos por un puesto en la final, pero nada más lejos de la realidad. Los culés llegan sin ninguna presión a Mestalla, con el más que holgado resultado conseguido en la ida (7-0), mientras que los chés están en una crisis a todos los niveles difícil de gestionar.

El Valencia, al límite

Quién nos iba a decir al inicio de esta campaña que el Valencia estaría así. Lo que al principio de temporada era una ilusión exacerbada con aquel golazo de Negredo contra el Mónaco que metía a los valencianistas en Champions, con Salvo y Nuno como ídolos, se fue convirtiendo en una espiral de problemas con el juego, los directivos, los jugadores... Que acabaría provocando la marcha definitiva de Nuno. Así, parecía que los problemas se resolverían con la llegada de Neville. El buen ambiente, la vuelta de algunos de los jugadores apartados como Negredo... supusieron un atisbo de esperanza en medio de un pesimismo generalizado. Pero el inglés no solo no mejoró lo que había, sino que lo empeoró. Tanto es así, que el técnico no conoce la victoria en Liga y está a solo cuatro puntos del descenso. El 7-0 de la ida de Copa supuso un aluvión de críticas para su equipo y para él, y su derrota el domingo en el Villamarín, han puesto más aún si cabe contra las cuerdas a Neville. 

El Valencia, al límite

Reparto de minutos

Si bien Luis Enrique es la clase de entrenador que cree en las rotaciones y las practica a lo largo de la temporada, este año no ha tenido tantas oportunidades como le hubiese gustado. Muchos de los jugadores del once titular tienen demasiados minutos en sus piernas, y eso se nota en el desarrollo de algunos partidos, en los que cerrar el marcador se hace más complicado. Así, lo más normal es que el técnico blaugrana apueste por suplentes y canteranos para dar descanso a los más habituales.

Trámite con peligro

Este tipo de encuentros en los que no hay nada en juego (teniendo en cuenta el 7-0 de la ida), pueden suponer un arma de doble filo para el equipo. Jugar en el Barça implica muchas cosas, y una regla no escrita es que no hay partido en el que uno se pueda relajar porque te pueden pintar la cara. Aunque se juegue con los suplentes, si se pierde con mala imagen se pondrá en duda la profesionalidad de los jugadores, su nivel y, cómo no, le caerán palos al entrenador. Jugadores como Bartra, Vermaelen, Sandro o Munir deberían aprovechar estas oportunidades porque ahora viene la fase clave de la temporada y si no están al nivel, no tendrán muchas más ocasiones de mostrar su valía. 


Así, veremos si los chés son capaces de dar una buena imagen en casa y calmar un poco los ánimos o por el contrario, los menos habituales del Barça dan la que puede ser la estocada definitiva a Neville. El desenlace, mañana a las 21:00 en Mestalla.