Con el Barça diez puntos por encima del Real Madrid en la clasificación, el duelo entre los eternos rivales tenía como principal incentivo para los azulgranas, además de vencer por orgullo, porque un clásico siempre es un clásico, dedicar la victoria a su leyenda, Johan Cruyff, fallecido el pasado 24 de marzo. La noche sería especial, porque el holandés recibiría el homenaje del club que le debe prácticamente todos sus éxitos de los últimos años, los mejores de su historia.

Nada mejor que regresar a la competición regular con todo un Barça- Madrid en el Camp Nou, tras el parón por compromisos internacionales. A los catalanes les salió cara, eso sí, la participación de Mathieu con la selección francesa, al haberse lesionado el defensa y perderse de esta manera lo que resta de temporada. Con la baja del galo, unida a las de Adriano y Sandro por el mismo motivo, y Aleix Vidal, Douglas y Masip por decisión técnica, la gran novedad en la convocatoria de los culés la presentaba Rafinha, de regreso tras seis meses ausente por lesión. 

Más allá del pulso entre tridentes, o entre Messi y Cristiano, estaba el duelo de banquillos entre Luis Enrique, por un lado, y Zidane, por el otro. Dos clásicos del clásico, que saben bien de las emociones fuertes que traen consigo este tipo de enfrentamientos, porque ellos mismos se vieron las caras en tiempos pasados. En esta ocasión, tocaba vivirlo desde otra perspectiva, de forma no menos intensa.

Y tras el mosaico a Johan Cruyff, el video en memoria del exjugador y exentrenador del FC Barcelona, tras los aplausos cargados de emoción y de agradecimiento, por todo lo que fue y lo que dejó atrás, arrancó el choque más esperado del año a nivel mundial. No hay otro partido de fútbol que despierte tanto interés como el clásico. Sin embargo, el desenlace del encuentro no fue el deseado: Piqué adelantó a los catalanes, pero Benzema no tardó en igualar, y Cristiano Ronaldo desniveló la balanza, a favor de los merengues, co una segunda diana que dio la victoria a los suyos.

El Barça lleva el timón

El Barça presionó con intensidad desde los primeros instantes de juego, haciendo uso de la posesión larga, con el Madrid a la espera. Los blancos fueron muy prudentes, y esperaron la recuperación para salir a la contra. Messi fue el encargado de colgar el primer esférico al área, pero despejó Modric.

Una falta de Casemiro sobre Rakitic poco después, fue ejecutada por Neymar, que decidió combinar con Iniesta, situado a su izquierda, pero la defensa bloqueó y alejó la pelota de la zona de peligro. Entonces llegó el turno de Andres Iniesta, uno de los destacados de la primera mitad, que sirvió el cuero para la carrera de Suárez, pero Navas estuvo atento para atajar, sin que el uruguayo pudiese definir.

El tridente azulgrana fue de  más a menos en el partido

Los culés dominaban, pero encontraban dificultades para concretar. Una de las mejores oportunidades que tuvo el Barcelona de inaugurar el marcador llegó con un centro de Neymar, para Suárez, pero no pudo controlar el 9 del Barça. Messi fue el siguiente en tener el gol en sus pies, al picar una falta desde fuera del área, pero el cuero salió rozando el poste.

Al descanso sin goles

No consiguió cerrar espacios un Real Madrid que cada vez se metía más en su propio campo, atrapado en la telaraña del líder, esperando salir a la contra. En una recuperación de los azulgranas, Busquets combinó con Messi, y aunque Pepe frenó la acción del argentino, el rechace se lo llevó Rakitic, que remató, encontrándose con el bloqueo de Navas bajo palos.

Tras un disparo de Neymar que marchó alto, el Camp Nou reclamó un posible penalti de Ramos sobre Messi, que pudo significar la expulsión del central por doble amonestación. El estrépito desconcertó a los de Luis Enrique durante unos minutos, algo que el Madrid aprovechó para atacar, con un chut de Bale que salió desviado. A continuación, una falta de Mascherano sobre Bale, dio la opción a Cristiano de buscar la portería desde fuera del área, pero el balón se fue por encima del travesaño.

El Barcelona no tardó en volver a meterse en un encuentro que dominó de principio a fin. El ritmo de partido volvió a ser favorable a los barcelonistas, que se mostraron mejor en la presión que con pelota en los pies, mientras que los de Zidane cumplían con la tarea en la última línea, para detener el avance de los locales. Justo antes del descanso, al que se llegó con el empate sin goles, y aprovechando un rechace, Alves preparó un disparo cruzado con el pie derecho, desde el borde del área, que marchó fuera. Quedaba así toda la emoción pendiente para la reanudación del clásico, que aún estaba por dar lo mejor de sí.

Cristiano sentencia el clásico

En la reanudación, volvió a tener el control el Barça, y Messi estuvo a punto de hacer el primero. Suárez la dejó en corto para el argentino, dentro del área grande, y éste puso una vaselina que acertó a tocar Navas, alargando la mano para tapar la esquina derecha de la portería  y enviar el balón a córner.

El tanto que estrenó el luminoso lo transformó poco después Piqué, al desmarcarse y rematar de cabeza tras un saque de esquina picado por Rakitic al primer palo. Pero la alegría de los azulgranas no duraría demasiado: una buena jugada de Marcelo, que abrió para Kroos con una diagonal, y el posterior centro de éste para Benzema, sirvió para que el internacional francés pusiese las tablas en el marcador.

Al encuentro le faltó pasión y chispa

El Real Madrid se puso a la tarea de llevarse la victoria del Camp Nou, y pese a la superioridad del Barça, compitió bien y aguantó, hasta que consiguió su objetivo, sin hacer un gran esfuerzo, salvo por los minutos finales de partido. Los merengues avisaron con un contraataque y combinación entre Benzema y Bale, que acabó en un chut del galés desde el borde del área, que fue a parar a las manos de Bravo.

El conjunto de Chamartín vio como el colegiado anulaba un segundo gol, por una falta de Benzema sobre Jordi Alba, y aún así, no se vino abajo. Después Marcelo se incorporó en una transcisión, cedió el cuero para Cristiano, que envió un disparo cruzado que se estrelló en el palo, y se perdió después por la línea de fondo. El Madrid persistió, y se llevó el premio que suele traer consigo la constancia: Carvajal ganó una pelota, abrió para Jesé, éste para Bale, que la sirvió a Ronaldo, y el portugués, que la bajó con el pecho, rompió el equilibrio a favor de los suyos.

Los madridistas festejaron la victoria del orgullo, y el haber roto la fantástica racha de 35 partidos sin conocer la derrota de los catalanes, pues poco más puede celebrar un equipo que sigue estando a años luz del primer clasificado y vigente campeón de Liga. Ahora son siete los puntos que separan a los blancos de los culés, pero la distancia sigue siendo importante, lo suficiente como para que los de Luis Enrique ya tengan la cabeza en el partido de Champions, de este martes.