La Audiencia Nacional ha dictaminado que el juez Fernando Andreu debe reabrir la investigación por la pitada al himno español durante la final de Copa del Rey disputada en el Camp Nou la pasada temporada. Considera que puede tratarse de un acto delictivo teniendo en cuenta la tendencia independentista del actual Govern de Cataluña.

No se comparte la consideración del juez Andreu, quien equiparó el suceso al ocurrido en la final de copa de 2009.

De este modo, queda revocado el archivo de la causa, puesto que no se comparte la consideración del juez Andreu, quien equiparó el suceso al ocurrido en la final de copa de 2009. En aquella ocasión, la Fiscalía no vio indicios de delito por la pitada al himno que se produjo en Mestalla. De ahí que Fernando Andreu aplicara el mismo criterio para la final del año pasado.

No obstante, el "ambiente institucional respecto de la independencia de Cataluña en el año 2009 es muy diferente al de 2015", según Alfonso Guevara, Antonio Díaz Delgado y Fermín Echarri. El caso se abrió por la querella interpuesta por el pseudosindicato Manos Limpias, cuyo líder, Miguel Bernad, ingresó este lunes en prisión.

Los magistrados apelan a las "decisiones políticas del los órganos del Gobierno de Cataluña que se han adoptado en los últimos dos años para conseguir la independencia de Cataluña" para justificar la diferencia entre ambos casos. Afirman que es imposible compartir "la vejación a los símbolos de la nación española, como es su himno, y al jefe del Estado de una manera planificada".

No lo contemplan como un acto de libertad de expresión, pues este derecho no ampara el insulto o la difamación, en este caso a los símbolos patrios.

El factor determinante junto a las decisiones políticas en Cataluña es la planificación del acto, el hecho de repartir silbatos para "magnificar el acto lesivo", según la Sala. No lo contemplan como un acto de libertad de expresión, pues este derecho no ampara el insulto o la difamación, en este caso a los símbolos patrios.

La Fiscalía defendió la libertad de expresión -"piedra angular" de la democracia- en 2009. También hizo hincapié en que es "de la máxima importancia no desmotivar a los miembros del público, por miedo a sanciones penales", a expresar libremente sus opiniones.