Los equipos más laureados de la historia del fútbol comparten una característica común en su línea defensiva, una figura sobresaliente en la zaga sobre la cual recae gran parte de la responsabilidad del grupo. Con el paso de los años, Gerard Piqué se ha convertido en todo un referente a la hora de intentar mantener la portería barcelonista a cero, un jugador con ADN Barça que rezuma sentimiento culé por los cuatro costados, un central de garantías que, en una temporada intensa como la que acaba de finalizar, ha vuelto a demostrar que su legado continúa agrandándose año tras año.

Fragilidad previa al inicio de temporada

Después de un paréntesis de un año en que el FC Barcelona no disputó ninguno de los títulos que se deciden en el mes de agosto, de nuevo el conjunto de Luis Enrique volvió a estar presente en la lucha por la Supercopa de Europa y la Supercopa de España, competiciones en las que el equipo pudo participar gracias al triplete logrado la campaña anterior.

Cuatro goles en contra en los primeros 90 minutos de juego

El equipo azulgrana fue exigido al máximo desde el primer momento, Sevilla y Athletic Club se interponían entre el Barça y la posibilidad de un nuevo sextete, dos rivales de entidad que llegaron más rodados que los culés a sus respectivas finales. Gerard Piqué formó junto a Mathieu el eje de la zaga en la final de la Supercopa europea frente a los hispalenses, un encuentro en que se puso en evidencia la falta de rodaje azulgrana y la fragilidad de su línea defensiva. El resultado final de 5 a 4, con una prórroga incluida, coronó al conjunto barcelonista como rey indiscutible de Europa, no obstante el hecho de recibir cuatro goles en contra en tan solo 90 minutos puso a Piqué y al resto de la zaga en el punto de mira de la crítica.

El problema defensivo se acentuó en la ida de la Supercopa de España. Un bochornoso 4 a 0 en el nuevo estadio de San Mamés encendió todas las señales de alarma, una desafortunada actuación global de la que se vio liberado el central catalán gracias a su suplencia en aquel choque. En el encuentro de vuelta la remontada no pudo consumarse, siendo Piqué el puro reflejo de la impotencia al ser expulsado al inicio de la segunda mitad debido a las reiteradas protestas sobre el juez de línea del encuentro.

El inicio de la Liga BBVA trajo consigo una versión mejorada de la defensa culé. Con el canterano barcelonista como líder de la zaga el Barça alcanzó la visita al Santiago Bernabéu con doce goles encajados en once jornadas, una media sumamente alterada por la derrota en Balaídos por 4 a 1 en uno de los peores encuentros del central catalán en toda la temporada.

Asentado junto al resto del equipo

La victoria por 0 a 4 en la visita al eterno rival dio continuidad a una magnífica racha de resultados. Piqué acumuló titularidades que tan solo pudieron ser alteradas por problemas físicos, puesto que cuando el defensa azulgrana estuvo a disposición de Luis Enrique no inició ningún encuentro de Copa, Liga o Champions desde el banquillo.

Defensa de garantías en el Mundialito

En los dos partidos que disputó el FC Barcelona en el Mundialito de Clubes Piqué se mostró seguro. Formando pareja de centrales con Mascherano ante el Guangzhou Evergrande en las semifinales y con Vermaelen en la final frente a River Plate, el ex del Manchester United aportó la sobriedad necesaria para que el Barça se adjudicara el torneo sin recibir ningún gol en contra.

Con el equipo inmerso en una inmejorable racha de imbatibilidad que duró ni más ni menos que 39 encuentros, Piqué logró ver puerta con cierta asiduidad. El central dejó constancia de su presencia atacante anotando tantos en las tres competiciones, frente a Sevilla y Real Madrid en Liga, ante la Roma en Champions y frente a Espanyol y Athletic Club de Bilbao en Copa del Rey.

Piqué y su mejor versión vitales para el doblete de Liga y Copa

En pleno bache azulgrana llegó la mejor versión del central barcelonista. Tres derrotas en Liga y una en Champions dejaron al equipo sin opciones en Europa y sin margen de error en el campeonato nacional, mostrándose extremadamente apático en ataque y demasiado vulnerable en defensa.

El mejor Piqué en el peor momento

Las cinco últimas jornadas de Liga devolvieron a la vida al Barça. Cinco encuentros en los que Gerard Piqué se erigió como una pieza fundamental de cara a la consecución del título de Liga, colaborando en tareas defensivas a que la portería azulgrana no recibiera ningún tanto. Con el trofeo ya conquistado tan solo 90 minutos separaba a los hombres de Luis Enrique de un doblete grandioso, un encuentro en el que el central culé elaboró un auténtico manual de como defender con un hombre menos sobre el terreno de juego.

La final de Copa del Rey ante el Sevilla fue probablemente el mejor partido de Piqué a lo largo de toda la temporada. Si bien el central catalán tuvo muy buenas intervenciones a lo largo del año, el partido en el Vicente Calderón sentó cátedra acerca de la seguridad y el desahogo que este proporcionó a su equipo cuando más lo necesitaba.

Gerard Piqué cierra la campaña 2015/16 con buenos números. Ha disputado un total de 42 partidos, todos ellos como titular, con 3773 minutos acumulados a sus espaldas. Cinco goles en el total de competiciones, 16 tarjetas amarillas entre Copa del Rey, Liga y Champions y ninguna roja.