Verano del 2014, eran tiempos de cambio en el Camp Nou. Un Barça sin rumbo, con un estilo de juego oxidado y envuelto en polémicas extradeportivas abrió una etapa de revolución con la llegada de Luis Enrique. El asturiano venía a dejar atrás un año vacío de títulos y de porteros. Víctor Valdés y José Manuel Pinto, la pareja de arqueros de las seis temporadas anteriores, dejaban el club. La portería del Camp Nou quedaba huérfana después de 12 años. Las líneas de cal del área llevaban una docena de temporadas dando cobijo a Valdés, un portero que había nacido para ponerse los guantes y soportar la presión desmesurada del Camp Nou. El prototipo de portero culé se dibujó con su silueta. Juego con los pies, frialdad y concentración para ser clave en escasas pero decisivas jugadas.

El vacío parecía imborrable. Jordi Masip subió del filial, pero el primer fichaje era Ter Stegen. El alemán era la apuesta de la escuela Neuer para la era postValdés. 21 años, llamado a ser el mejor del mundo y, a priori, titular. Pero se buscaba un escudero con madurez que cubriera la curtición del alemán. Ahí apareció Claudio Bravo. Tras el Mundial, su nombre salía en las quinielas. 30 años, experiencia, recorrido en la Liga tras 8 años en la Real Sociedad y, el requisito indispensable, buen juego de pies. Ter Stegen acaparaba los titulares y Bravo venía de tapado. "Tiene personalidad, carácter competitivo, buen uno contra uno, buena relación con la línea defensiva y un excelente juego de pies", así le definía su máximo valedor, Andoni Zubizarreta, el día de su presentación.

La afición culé conocía a Bravo por su etapa en la Real, pero era incapaz de hacer sombra al cartel y a la proyección del juvenil Ter Stegen. Aún así, Luis Enrique sorprendió con la gestión de la portería. Ter Stegen, Champions y Copa; Bravo, Liga. 38 jornadas para hacerse con el arco culé que tanto cariño había cogido a los guantes de Valdés, 38 partidos de transición para hacer el olvidar el "1" y grabar el "13" en la memoria.

Foto: FCBarcelona
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El legado de Bravo

Eso de "no es cómo se empieza sino cómo se acaba" que se lo digan a Bravo. Primer partido de pretemporada contra el Napolés, nuevo proyecto culé, estreno de los fichajes y, en medio de las dudas por la titularidad en la portería, Bravo aparece en el primer once. El contexto perfecto para que se te escape un balón… Minuto 79 con empate a cero en el marcador, a Bravo se le marcha un control pero llega a despegar, el rechace le cae a Dzemaili en tres cuartos de campo, chuta con rosca abierta, Bravo pone las manos y… el balón se le escurre. 1-0, derrota del Barça. "Pequé de relajación", declaró el chileno. La lupa tardó un partido en ponérsele encima. Un error que empañó una actuación notable con buenas paradas. Una cantada compensada con un servicio impoluto de dos años.

Su rendimiento llegó igual de rápido que su primer error. En su estreno con el Barça logró el mejor inicio de un portero en la historia de la Liga. 754 minutos sin dejar al balón besar la red de su portería. Al chileno quizás le pareció poco y se empeñó en mantener la portería a cero en 23 partidos, récord absoluto de imbatibilidad. Bravo decidió coronar la campaña con el Zamora. Una primera temporada de chiste: pasó de intentar cubrir a Valdés a superarlo en un año. Aunque Ter Stegen dijese por respeto que “es imposible hacer olvidar a Valdés”, lo han conseguido.

Bravo ataja como los grandes. Logra esas paradas que se quedan en la retina y dan puntos al equipo, como el penalti que le sacó a Parejo en la jornada 32 de la temporada del triplete. Si el chileno se hubiera lanzado a la izquierda y el Valencia hubiera empatado (aunque faltaban 80 minutos de juego), la Liga se ponía en tablas con el Real Madrid a falta de seis jornadas para el final. Sin embargo, Bravo decidió que la Liga se quedaba en casa para que un mes más tarde Xavi levantara el trofeo.

Foto: AFP
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En la temporada 2015-2016 siguió la misma línea, salvador en partidos clave. El Atlético, con dos menos, estaba plantando cara al Barça en el Camp Nou. Quien ganaba se ponía líder. En una de las últimas del partido con 2-1 en el marcador Bravo sacó de milagro con el pie un remate a bocajarro de Griezmann para sostener de nuevo al Barça y conseguir la segunda Liga consecutiva. Llegan al duelo contra el Atleti con un partido menos por la participación victoriosa en el Mundial de Clubes. Bravo custodió le meta culé en el torneo internacional, cómo no, manteniéndola a cero.

75 partidos de culé compaginados con la capitanía en la Selección de Chile. Un doble grado sellado con matrícula de honor. Jugador con más apariciones con Chile (106) y el primer capitán en la historia de su selección en levantar dos títulos oficiales consecutivos: la Copa América 2015 y la Copa América Centenario 2016.

Bravo, como el vino, ha alcanzado su mejor versión en su madurez. 33 años coronados en el Barça con una Champions, dos Ligas, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y una de Europa, y un Mundial de Clubes. Ha llevado al Barça a ser campeón siempre que ha estado de titular bajo palos.

Volverá...

Llegó por la puerta de atrás, pero con sus guantes, su humildad, su trabajo y sus gritos, que se escuchaban desde la grada, se ha ganado el corazón de los culés. Tras 12 años en España, zarpa hacia una nueva aventura. El máximo exponente del juego de toque le ha llamado para su City. Guardiola confía en la seguridad del chileno para cimentar la revolución en la Premier y poner patas arribas el juego anárquico inglés. El Manchester City le dará la oportunidad de jugar la Champions que no olió en Barcelona. Y lo que es la vida, oirá el himno de la mayor competición europea en el Camp Nou, en la portería que llevaba dos años defendiendo pero lo hará vestido de sky blue y con el compañero que le privó de la Champions y de continuar en el Camp Nou al otro lado.

Así, los culés también podrán darle las gracias al portero que llegó con dudas, sin un nombre y bajo la sombra de Valdés, pero que se fue como uno de los mejores del mundo, dejando títulos y muchas paradas en dos temporadas no de Bravo, de Bravísimo.

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Sobre el autor
Jorge Lindoso
Amante del deporte y romántico del fútbol @jlindoso17