Ánimo. Esa palabra definía la atmósfera que envolvía al Camp Nou durante la mañana antes del partido. La confianza ciega en Messi, Xavi, Iniesta y compañía para levantar una eliminatoria era total y absoluta. Pasaban las horas y el ánimo culé iba en aumento, esperando al partido. El Camp Nou se iba llenando cuando faltaba una hora para el comienzo y se respiraba un ambiente de noche grande y especial.

Primer golpe, Messi no juega de inicio

Saltaban las alarmas y la noticia corría como la pólvora: Messi no era titular. Su estado físico no le permitía salir en el once inicial. Todos los culés que se encomendaban a él se ponían las manos en la cabeza, viendo la gesta imposible sin el argentino en el campo. Las informaciones no oficiales decían que Leo podría disputar la segunda mitad y todo el mundo quería pensar que en la segunda mitad cuando entrara Messi el equipo aún tendría opciones de remontar.

El equipo de Tito Vilanova salía con un once formado por Valdés, Alves, Piqué, Bartra, Adriano, Song, Xavi, Iniesta, Pedro, Cesc, Villa. Mientras que el Bayern formaba con Neuer, Lahm, Boateng, Van Buyten, Alaba, Schwensteiger, Javi Martínez, Müller, Ribéry, Robben y Mandzukic.

Diferente partido, mismo guión

Empezaban unos cortos (o largos) 90 minutos para el Barcelona en el Camp Nou. El equipo empezó teniendo el balón e intentando ser verticales. Un centro de Alves, que se fue envenenando, parecía ser el síntoma que todo era diferente. Pero el Bayern seguía a lo suyo, siendo un cerrojo en defensa y saliendo rápido a la contra. Ni la baja de Dante por un proceso gripal se notó, ya que Van Buyten hizo un partido correcto y sin errores. Por delante de él, un espectacular Javi Martínez ejercía de “pulpo” alemán, robando cada balón que se acercaba por sus dominios. Y a cada balón robado por el Bayern le correspondía la aproximación correspondiente. El Barça no conseguía encontrar el espacio por donde meter algún balón a Villa, ubicado de “9”, para que el Guaje disparara a gol. En cambio, el Bayern encontraba el camino del área con facilidad. Piqué se erigía como salvador del equipo evitando sendos disparos de Robben y Lahm en dos acciones peligrosísimas del Bayern. La esperanza culé pasaba por no encajar y marcar antes del descanso. Pero pasaban los minutos y el equipo no abría la lata alemana. Un disparo lejano de Pedro encendía al Camp Nou, que veía en el minuto 24 que el equipo quería marcar y lo animaba para que pudiera conseguirlo. Pero tan sólo dos intentos más de los azulgranas desanimaban a los culés en el tiempo de descanso.

Descanso: ¿Con Messi es posible meter 4 en 45’?

Los quince minutos de descanso abrían los ojos a los culés más optimistas. El bocadillo se atragantaba mientras se recordaba el partido de Munich y las pocas ocasiones de marcar disfrutadas en los 135’ que se llevaban de eliminatoria. Pero la épica es épica y con Messi todo es posible.

Robben dio la puntilla

Pero nada más salir, en el 47’, Arjen Robben acababa un contragolpe con un disparo enroscado a la red. Nada pudo hacer Victor Valdés para evitar lo anunciado. Con este gol el Barcelona estaba, si no lo estaba ya, fuera de la final de Wembley que tanta ilusión hacía a los aficionados blaugrana. Los sueños de remontada se iban tan rápido como el balón disparado por Robben se colaba entre los tres palos locales.

A partir del gol, el Barcelona sólo gozó de dos o tres ataques y, prácticamente, se entregó al Bayern. El ritmo del partido bajó, el Bayern dominaba a placer y no sufría atrás. El Barça trataba de tener el balón y acabar dando guerra, pero la superioridad germana era tan abrumadora que nada de lo que intentaron los catalanes sirvió. Se fueron Xavi e Iniesta dejando su sitio a Alexis y Thiago pero nada cambió. Ahora lo único que querían los azulgranas era acabar con la cabeza alta.

En dos contragolpes alemanes dos goles. Piqué en propia puerta y Müller batieron a Valdés en el 72’ y el 75’ poniendo el 0-3 en el marcador. Los de Munich ponían el dedo en la llaga culé sin dejar de apretar en ningún momento. Fue ahí cuando Jupp empezó a rotar y dio descanso a los jugadores que estaban apercibidos de sanción: Schweinsteiger, Javi Martínez y Lahm.

El Bayern, finalista merecido de la Champions League 2012/13

El Bayern ha hecho de los defectos del Barcelona sus virtudes, ha jugado siempre como ha querido y al ritmo que le venía bien. Ha controlado todas las variantes ofensivas azulgranas, ha ganado todos los duelos directos y ha sido superior en todas las zonas del campo. Físicamente son arrolladores y técnicamente finos y depurados. La máquina de Jupp que en breve comandará Pep Guardiola se eleva por encima de uno de los picos más inalcanzable del mundo futbolístico y con un resultado que no ofrece dudas si no convicciones, un 7-0 global. En cambio Tito ha visto como se le va otra competición que tenía en el horizonte y ahora deberán centrarse en la liga para ser campeones, que no es poco.