El fútbol es caprichoso. Quien ha vivido en la fina línea que separa la alegría de la tristeza lo sabe a ciencia cierta. Si el pasado lunes el Getafe no mereció el duro palo que supuso la derrota frente al Athletic en una exhibición de carácter y ganas por parte de los azulones, hoy, el fútbol ha mostrado su cara más antojadiza en El Madrigal. Si hace tres días todo eran lamentos por el empuje sin recompensa que ofreció el Getafe, hoy el conjunto madrileño ha sufrido el yang de esta curiosa espiral del fútbol.

El Getafe salió a comerse el verde desde el primer minuto. Ciprian presionaba la salida de balón amarilla y Gavilán, Pedro León y Diego Castro se encargaron de escudar el empuje en la zona defensiva provocando hasta tres corners en los primeros tres minutos. El Villarreal no se encontraba y su tan característica salida de balón se vio mermada por el empuje arrollador de un Getafe que a los seis minutos daría el primer golpe al submarino. Sergio Asenjo falló estrepitosamente en una cesión de la defensa y Ciprian, el más listo de la clase, lo aprovecharía para a puerta vacía y con un ápice de suspense poner el primer tanto en el luminoso y enmudecer a la afición amarilla. El rumano se estrenaba como titular por la ausencia de Colunga y no lo pudo hacer de mejor forma.

Tras este duro mazazo, el equipo dirigido por Marcelino empezó a tocar el balón, de una manera cómoda y sin esa asfixiante presión a la que fue sometido por el Getafe. Si bien es cierto que con el gol de Ciprian, los de Luis García regalaron el balón a los locales formando un muro defensivo sólido liderado por un Borja Fernández de nuevo con una actuación colosal. Con Gio como principal arma y Aquino en estado de gracia, el equipo castellonense empezó a hacer daño al Getafe. El mexicano tuvo la mejor ocasión de la primera parte en un mano a mano con Moyá que el internacional erró al querer picarla por encima del guardameta azulón.

Las ocasiones se seguían sucediendo y, en otra gran internada de Aquino, Roberto Lago metió la puntera a un balón que recogió Moyá y que sería objeto de libre indirecto dentro del área por cesión. El meta mallorquín ni protestó, supo de su error y en mente sólo tenía enmendarlo. Y así fue. Giovanni lanzó la falta al palo largo y el portero del Getafe lo sacó de manera imperial. No todo quedó ahí. El rechace fue de nuevo recogido por Giovanni que, con Moyá tumbado lo tuvo todo a favor para marcar pero de nuevo el guardameta sacó a relucir sus cualidades abjo palos y salvó, una vez más, a su equipo.

Una roja sin notoriedad

Los dos extremos se volvieron a juntar. Si Moyá había sido clave en la ocasión anterior, el nueve azulón no quiso ser menos y en la única ocasión del Getafe tras el gol se plantaba solo delante de Asenjo y era  derribado por Íñiguez, que vería la roja directa. La sombra del partido de Granada se podía atisbar en el horizonte del encuentro para los intereses azulones, pero ni mucho menos fue así. La falta lanzada por Pedro León salió lejos del marco de Asenjo quien sacaría de puerta para volver a empezar el asedio contra el marco azulón. Marcelino terminó el primer tiempo con defensa de tres, arriesgando a irse con una losa de goles mayor al descanso.

En el segundo tiempo Marcelino retiró a Aquino para poner a Dorado en el eje de la zaga y poder evitar cualquier susto en una contra azulona. Planteamiento que apenas duraría 8 minutos. Los que el talaverano tardó en retirarse lesionado del terreno de juego para dar entrada a Trigueros y volver al 3-4-2 con el que finalizó el primer acto. La tónica del encuentro no varió en absoluto de lo visto en el primer tiempo. El Villarreal seguía asediando al marco azulón y el Getafe achicaba agua como podía, regalando totalmente el balón al submarino amarillo. Alexis y Giovanni protagonizaron el duelo del partido que se llevaría el andaluz, secando en muchas ocasiones las acometidas del internacional azteca.

El técnico dio entrada a Uche, que se enfrentaba al que fue su equipo y que tendría una de las ocasiones más claras de la segunda parte. Gio pondría un exquisito balón desde la izquierda y el nigeriano, solo frente a Moyá, mandó el balón por encima de la escuadra izquierda del marco. El cansancio empezó a hacer mella en los hombres del Villarreal y Diego Castro pudo poner la sentencia en un mano a mano que detuvo Asenjo. Lafita también pudo poner la tranquilidad pero se embolicó dentro del área y la ocasión quedó en nada.

Ya en el descuento, Sarabia que llevaba menos de diez minutos en el campo pondría la sentencia en el marcador en una acción muy similar a la que erró Diego Castro. El madrileño picó un balón por encima de Asenjo volviendo a demostrar que las rotaciones de Luis García en estas jornadas de entre semana son de las más efectivas de la Primera División.