Todo gran equipo se sustenta en un entramado defensivo sin fisuras. Todo gran equipo, al margen de la calidad ofensiva que se le predispone, debe saber muy bien que las más importantes construcciones se empiezan desde los cimientos, que antes de saber atacar hay que saber manejar los tiempos defensivos. A partir de ahí, todo es mucho más sencillo. A partir de ahí, la edificación comenzará a tener un cierto componente de magnitud considerable, de aroma sustancial y consolidado.

El sistema defensivo es crucial para ambos equipos

Luis García y Diego Pablo Simeone son dos técnicos que tienen grabado a fuego esto en sus jugadores, que tienen a su sistema defensivo como punto de partida para desplegar el juego en el que más cómodos se sienten sus jugadores. Fortalecer tus puntos fuertes y amoldarte a las mejores virtudes de tus jugadores. Eso es lo que realizan el preparador madrileño y el argentino. Engrandecerse en el mediocampo, constantes ayudas para robar y aprovechar la velocidad y verticalidad de sus atacantes en los espacios que deja el contrario. Esto también es fútbol. Y muy vistoso, además, para el que va más allá del simple ideal preciosista de tocar y mover que se ha instalado en el fútbol nacional.

Y dentro de esto, debe elevarse alguien que se erija en la punta de la pirámide defensiva, que coordine a sus compañeros y subsane sus errores, que tenga la jerarquía necesaria para ello, que se convierta en un bastión, en un kaiser total y absoluto para su equipo. Figuras representativas para un vestuario, con las que se siente identificado el aficionado, a pesar de no gozar de cualidades técnicas desorbitadas, por su coraje y entrega. Alexis, es sinónimo de ello en el Getafe. Miranda lo es para el Atlético de Madrid. Ambos comandan defensivamente a sus equipos. Ambos lideran el esquema que desean implantar sus entrenadores.

Alexis, seguridad azulona

Por muchas experiencias, idas y venidas que haya tenido el central malacitano, donde más y mejor ha rendido ha sido en el sur de Madrid. Ahí se siente importante, integrado, parte fundamental del vestuario y eso, para un jugador, es incluso más necesario que encontrarse bien físicamente o tener cualidades por encima de la media. A partir de ahí, Alexis ha crecido. Tanto en aptitudes técnico-tácticas como en corrección de decisiones erróneas que solían costarle situaciones complejas a la escuadra de Luis García Plaza.

Alexis siempre es un fijo en la pareja de centrales

A día de hoy es insustituible. Por muchos centrales que vengan, Alexis siempre es un fijo en la pareja que ponga sobre el verde el técnico madrileño. Se lo ha ganado a pulso. Le da al equipo ese plus de competitividad, de garra, de achicar espacios a la espalda de los mediocentros. Permite al equipo ser corto, juntarse en 20 ó 25 metros y, si es necesario, tirar la línea a medio del campo cuando el equipo esté volcado. No le asusta correr a su espalda, es rápido y va bien al suelo en el momento justo para desbaratar el ataque rival.

Es un jugador que está concentrado durante los noventa minutos que dura el choque. No pierde de vista la marca aunque su equipo esté dominando el esférico y asediando el arco rival. Su juego aéreo es una de sus grandes cualidades; escoge el momento exacto en el que saltar para elevarse sobre su rival y conjurar el peligro. Defendiendo balones frontales y centros laterales, hay pocos centrales que demuestren tanta autoridad como Alexis, que supongan la garantía del malacitano para un equipo cuando pasa apuros.

A balón parado ofensivo, para un entrenador tan metódico como Luis García en las jugadas de estrategia, es una auténtica bendición. Rara es la campaña que acaba sin anotar ningún tanto. A menudo, sus dianas suelen decantar partidos cerrados donde un único gol da el triunfo a uno de los dos contendientes. Alexis: solidez y fortaleza, rapidez y agresividad, insustituible en la defensa azulona.

Miranda, ¡qué bueno que viniste!

Visto el nivel actual del Atlético de Madrid, parecen muy lejanos los tiempos donde fragilidad era sinónimo de la defensa colchonera. Donde la capacidad ofensiva de la escuadra ridiculizaba semana tras semana a sus compañeros de equipo. Donde para vencer en un choque holgadamente, los rojiblancos debían marcar tres goles como mínimo. Esos tiempos son simples recuerdos. A día de hoy hay pocos equipos en Europa como el colchonero. Saben a lo que juegan y confían ciegamente en los métodos de su entrenador. No hay mejor fórmula para triunfar.

Muchos dudaban que cuando aterrizó en 2011 procedente de Sao Paulo fuese a convertirse en lo que es hoy en día. Miranda es un tipo silencioso, cumplidor y servicial. No levanta pasiones ni le hace falta. Se dedica a hacer su trabajo, que lo hace impecablemente, y deja que sea el resto quien acapare portadas. Forma parte del equipo, del partido a partido que proclama Diego Pablo Simeone, del summum defensivo que ha alcanzado la escuadra desde la llegada del 'Cholo'.

Su estado de forma podría abrirle las puertas de la selección

Está en un estado de forma que, si el fútbol fuese justo, debería abrirle las puertas de la selección brasileña. Al corte es impecable, rapidísimo, evitando el contacto directo con el atacante rival para no incurrir en faltas que puedan resultar peligrosas para su equipo. Lee e interpreta el ataque contrario a la perfección. Se coloca, siempre orientado para salir con ventaja, y anticipa o rectifica a la espalda de sus compañeros. Cuando roba, sabe lo que tiene que hacer. Dos toques para acomodarse el esférico y cederlo para los que realmente saben tenerlo entre los pies. Juego en la sombra, brillar con luz propia.

Por arriba es infranqueable, el mejor aliado para Godín y viceversa. Si uno salta, el otro libra. Sobriedad absoluta. Ofensivamente se ha destapado, es un as basado en la inteligencia del que sabe anticipar al primer palo y evitar un remate más complicado batallando en el cuerpo a cuerpo. Miranda: velocidad y fortaleza, anticipación y colocación, consecuencia directa del momento del Atlético de Madrid.

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