El Coliseum abría sus puertas para dar comienzo a una nueva campaña. Abajo, sobre el verde, un proyecto revolucionario dirigido por un Cosmin Contra que, aún a la espera de algún que otro retoque de última hora, parece tener claro las directrices que debe tener su escuadra cada vez que salta al terreno de juego. Ser competitivos. Fundamental para los azulones. Más si cabe cuando el Getafe juegue en casa. Ahí se va a fraguar gran parte de las opciones para no sufrir como el curso pasado. El Coliseum debe ser un fortín. O al menos una fuente de puntos regular.

A día de hoy es una evidencia que la planificación deportiva no ha sido la mejor. Una pareja de centrales formada por el más que válido Vigaray y Juan Rodríguez, que ha cumplido, suficiente para días así, son la mejor prueba de ello. Aún con todo el equipo tiene esa seña de identidad clara desde que el técnico rumano aterrizó en el sur de Madrid. Y no la pierde. La defiende hasta el final. Y eso, muchas veces, vale más que cualquier fichaje de relumbrón o aventuras individuales que, a la larga, no harían demasiado bien a un club como el Getafe.

Y el equipo salió consciente de ello. Intenso, presionando tras perder la pelota, intentando asociarse rápido y aprovechar una banda izquierda con Hinestroza y Escudero que a buen seguro va a traer muchas alegrías a la parroquia azulona. Ambos son velocidad. Ambos son verticalidad. Ambos pueden crear infinitas situaciones de superioridad sobre el lateral rival. Ambos han mostrado pinceladas de la gran obra en la que puede acabar su asociación. Precisamente, y tras un par de avisos de Hinestroza, llegó el primer tanto local. Un centro del jugador colombiano al ecuador del primer acto acabó golpeando en Álvaro Vázquez que, a pesar de tener suerte en el rechace, aparecía donde debe hacerlo un delantero. Estreno goleador y premio para el punta catalán.

A partir de ahí los locales se durmieron y el Almería paso a dominar tiempo y espacio del partido. E hicieron demostrar que Miguel Ángel Moyá parece tener sustituto de garantías bajo palos. No hay nada como sentirse importante en una plantilla. Guaita lo supo durante cierto tiempo a la orilla del Turia. Y ahora vuelve a sentirlo. Su parada a la salida de un córner, lo demuestra. Agilidad felina bajo palos para llevar a los suyos al descanso con una ventaja que, quizá, no había merecido por ocasiones, pero si por idea futbolística y actitud.

El segundo tiempo fue todo lo contrario. Un ir y venir constante. Un plato de excelente sabor para el paladar del espectador. Algo más amargo seguro para Contra. Si a alguien le convenía un partido de ese tipo, era a los hombres de Francisco. Con Sammir mucho más apagado que en el encuentro ante el Celta, Pablo demostró que esta temporada va a ir más allá. Que los galones no le van a pesar y que las luces se impondrán a las sombras que tanto le han acompañado desde su llegada a Getafe. Partiendo desde banda diestra fue clave en todas las jugadas de peligro de un Getafe que pudo sentenciar y no lo hizo. Igual que el Almería pudo empatar en los diez primeros minutos del segundo acto. El guion iba a permanecer inamovible hasta el final.

Y es que precisamente eso fue lo que mejor hicieron los pupilos de Contra. Mantener a su rival lejos de su área y cuidar el balón cuando lo tenían. Con el balón, es imposible que te hagan ocasiones. De hecho Guaita no tuvo que realizar ninguna intervención reseñable en la última media hora. El resto, fue obra de Sarabia y Lafita cuando salió desde el banquillo. Un abanico de desmarques y movimientos de espaldas que generaron constantes superioridades en banda para el Getafe. Atrás, comandando, Lacen. Es otro desde que Contra dirige al equipo. Es saber estar, es compostura, es jugar rápido, sin retener el esférico, sabiendo lo que tiene que hacer, sin florituras de ningún tipo. Muchas cosas buenas para soñar con un final de temporada mucho más tranquilo.

El pitido final rubricó las buenas sensaciones de una pretemporada que parecían haberse disipado en Vigo. El Getafe es actitud, pundonor, garra y corazón. Súmenle a eso la calidad, porqué la hay, de tres cuartos en adelante y disfruten. O al menos no sufran. Como ha ocurrido hoy a pesar de lo apurado del resultado. El Getafe ya tiene sus primeros tres puntos. El Sánchez Pizjuán el próximo domingo es una buena plaza para seguir sumando al casillero.