Las prisas son malas consejeras. Y que no sirva de crítica, ni mucho menos, a todo lo que rodea al entorno del gran protagonista del cierre de mercado azulón. Las cosas en Getafe llevan tiempo a la deriva en algunos puntos y el, llamémosle desconocimiento en estas ramas institucionales provocan el desenlace que tuvo lugar a eso de las 22:00 horas.

La "bomba" del Getafe, esa palabra tan de moda puesta en tierras valencianas hacía a puntar a que el punta serbio Stefan Scepovic sería jugador azulón a todos los efectos. Reconocimiento médico superado, prácticamente con la fecha de presentación fijada cuando la LFP freó en seco la operación por el famoso límite salarial. Adiós a la ilusión que se creó con el ahora jugador del Celtic de Glasgow.

Todo esto hubiese tenido solución si se hubiese hecho con unos días de antelación. No digamos un mes, en absoluto. Digamos dos o tres días de antelación. Ese margen de maniobra del necesitado, del que no está como para jugarse el quedarse sin una o dos piezas claves para completar una plantilla durante al menos media temporada.

Finalmente, fue Babá Diawará, delantero del Sevilla, quien en unos minutos estaba ya firmado por el Getafe. El senegalés llega cedido con una opción de compra de alrededor de 2 millones de euros y además, no podrá enfrentarse al equipo hispalense esta temporada.