Bueno, bonito y barato. Que frase tan utilizada en época de fichajes, ¿verdad? Todas esas millonadas que los grandes transatlánticos desembolsan en nombres que retumban en prensa día sí, día también hasta la saciedad más absoluta y que en numerosas ocasiones no consiguen llegar a puerto deseado. Sin embargo, el trabajo, el esfuerzo de abajo siempre (o prácticamente siempre) asegurará actitud. Casta, ese vocablo tan a la orden del día. Pero en el buen sentido, en el del valor y calidad.

Y dentro de un mar de problemas, posiblemente los más grandes de la historia moderna del club, apareció la casta. En los albores de este 2015 la llegada de Quique proporcionó algo que no se puede pagar. Algo que simplemente está ahí, que hay que explotar de la manera más astuta posible. Poco a poco, sin prisa, pero sin pausa. Y es que las denuncias que el Getafe tiene por impagos han imposibilitado la práctica de ese ejercicio del fichar. El refuerzo más que necesario para un equipo en plena caída deportiva, con las bajas de dos medios y dos atacantes. Y dos meses sin ganar.

MARCA

Casta azul

Posiblemente muchos piensen que se trata de un catastrofismo mayúsculo. Que lo negativo no empañe el buen hacer en muchas facetas del club. ¿Qué no hay fichajes? Quique nada más llegar lo tuvo bien claro: tirar de cantera. La cartera lleva meses guardada y eso el nuevo técnico lo sabe, y no tardó ni un día en ponerle remedio. Y es en ese momento donde entran Emi Buendía y Alex Felip. Con Vigaray siendo “uno más del primer equipo” como bien apuntó Flores, la figura de estos dos jugadores del filial han hecho olvidar rumores y nombres en la palestra dentro de un futuro económico con más sombras que luces.

Su buen papel en el Getafe B, junto con el buen hacer colectivo de la mano de Pablo Franco, han depositado los ojos en un mercado que asegura ganas e ilusión. ¿Qué se va a esperar de un chico que hace un año estaba jugando en el Juvenil B? Un salto de tres categorías dentro del club no es fruto de la casualidad. Ese es Emi Buendía. Asiduo en las listas de las categorías inferiores en España y ahora, uno más dentro de la plantilla del primer equipo. Descaro, desborde y desequilibrio son las armas de este joven de 18 años que en Liga debutó el pasado domingo frente al Almería. Aunque, precisamente ante el equipo de Juan Ignacio Martínez, el hispano-argentino fue una de las piezas claves en el pase a cuartos de final.

Alex Felip, el motor y el engrase del filial azulónY ahora hablamos de la manija del Getafe B. Del motor y engrase de una máquina que está rozando la perfección este año. Lo mismo actúa de central, que se suma al ataque cuando el equipo lo necesita. Alex Felip es eso, carácter y entrega. El trabajo sucio tan poco valorado pero que cuando falta, se nota horrores. Desde la marcha de Cosmin Contra, el medio ha obtenido un papel protagonista dentro de una de las posiciones más renqueantes del conjunto azulón. Titular frente a Almería y Villarreal en Copa, el castellonense debutó en Liga frente al Real Madrid.

Y es en el primer equipo donde curiosamente se ha visto al Felip más ofensivo. A punto estuvo de igualar la eliminatoria frente al combinado de Marcelino y días antes, en el mencionado debut ante los vecinos de la capital, asistió a Álvaro Vázquez, que erró una ocasión clarividente de gol.

Y ahí están. Ambos solo son un ejemplo de un ramillete de jugadores que piden paso, que quieren demostrar que el talonario no está a la altura de las ganas y de la calidad, que hay mucha. Son los Pedro Astray, Pere Milla o Ivi, que en menor medida han participado en convocatorias y encuentros del primer equipo. Lejos quedan Cala, Aristiguieta o Zuculini. Fichar está sobrevalorado.