Al Getafe le gusta la presión. Cuanto más necesaria sea la victoria, mayor será el nivel del equipo en citas claves. Frente al Celta, hace dos semanas, sólo valía el triunfo. Ayer, contra el Sevilla de Unai Emery y con los resultados dados, no existía otra opción que la victoria. Y los azulones la lograron. A base de una estabilidad que hay que trasladar a los compromisos lejos del Coliseum. A base de una alianza de fútbol y raza, de comunión equipo y afición, de compromiso y sentimiento por el azul impoluto de la zamarra.

Si el choque del domingo pasado en tierras almerienses fue la antítesis de lo que necesita el equipo; ayer, la escuadra de Quique Sánchez Flores alcanzó su mayor nivel desde que el técnico comanda la nave. No sólo por el número de ocasiones, que también, sino por la sensación de poder competir de tú a tú, cara a cara, mirando a los ojos sin ningún tipo de pudor a un rival que venía enaltecido. Al final, David venció a Goliat. Y lo hizo con todo merecimiento.

El mes de enero ha sido largo en la medular azulona. Su estandarte, su capitán, brazalete y todo en alguna ocasión, ha disputado con Argelia la Copa de África y ha estado un mes fuera del equipo. Ayer regresó, y lo hizo como lo hacen los grandes. Demostrando que su figura es fundamental para un equipo que adolece de un hombre que conecte directamente desde la medular con la línea de tres ofensiva. Abarcando terreno. Multiplicándose en defensa, formando una dupla más que sólida con Juan Rodríguez y dando salida limpia en ataque. Es Mehdi Lacen, el ave fénix azulón. Una de las mayores alegrías que ha dejado Contra al Getafe.

Álvaro Vázquez marra una ocasión. Foto: ABC Sevilla

Otra de las claves tiene nombre propio. Es Álvaro Vázquez. Desde que volvió de la lesión, su impacto en el equipo ha sido brutal. No sólo a nivel de goles, aunque también está materializando en las últimas fechas. Lo más importante es su presencia. Aun siendo una isla como ocurre en muchos partidos. Su implicación es total, ofensiva y defensivamente, donde es el primer jugador en ponerse el mono de trabajo y sacar al equipo de la trinchera para que respire. Ofensivamente es apoyo constante. Es oxígeno al espacio y soluciones cuando el compañero levanta la cabeza. Marcó un gol desde los once metros que provocó él mismo y pudo lograr alguno más. Con su trabajo, las dianas terminarán llegando. No hay duda de ello.

Otro de los nombres propios de la semana había sido Pedro León. Quique Sánchez Flores, durante la semana, reconoció que el nivel deportivo y anímico del muleño estaba lejos de lo que esperaba de él. El extremo habló donde tenía que hacerlo. Salió, anotó y venció. Anotó el tanto de la victoria y estuvo muy intenso en los minutos que disputó. Su mejora respecto a partidos pasados, y su celebración, hacen prever que lo mejor de Pedro León está por llegar. Y el Getafe lo agradecerá.

Jona demostró que puede defender el arco azulón

La última nota positiva del triunfo ante el Sevilla viene directa desde la portería. Tras su gran papel en Copa del Rey, y ante la ausencia de Güaita y las dudas que ofrece Codina, el meta debutó en liga. Su poderío aéreo dio mucho al Getafe. Jona se mostró muy seguro por arriba y estuvo muy firme bajo los palos durante todo el choque. Lo mejor, que pese a debutar, demostró el aval necesario para defender con garantías la meta azulona.

El equipo se rearmó tras el palo que supuso el empate y, con el tanto de Pedro León, logró un triunfo que el Coliseum coronó al unísono junto a un Quique Sánchez Flores exultante de felicidad. Fue la victoria de la fe. Del creer en una idea. Del luchar por una misma causa unidos. Del seguir creciendo con el paso de los encuentros. Del aumentar la moral de cara a su visita a Mestalla la semana que viene. Allí empezó la remontada azulona el pasado curso. ¿Por qué no se puede volver a conquistar la capital del Turia?

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