Este lunes el Coliseum volvía a tener en el césped a uno de esos jugadores que transmiten al aficionado esta sensación de todo lo que fue hace pocos años. Y es que la historia de este Getafe de Primera División es muy corta. Tan sólo diez años en la élite y una lejanía al reencontrarse con un viejo conocido que contrasta en exceso con todo lo que se acaba de citar.

Esteban Granero volvió al verde getafense. Con el 8 a la espalda, el ‘Pirata’ de nuevo sentía el calor de una grada que aún lo siente como suyo. Dos años de historia, de engranaje perfecto junto alos De la Red, Casquero, y demás mediocampistas que lo acompañaron en ese bienio de bonanza. Siempre se ha anhelado su regreso, algo lejano viendo la progresión que sobre todo está teniendo esta temporada. Pero el sueño sigue ahí, y en el último encuentro se volvió a demostrar.

La grada aplaudió, se puso en pie, cuando David Moyes indicaba al cuarto árbitro que el nñumero ocho debía alumbrar el cartel. Andando, tranquilo por la victoria realista, Granero disfutó el momento. Aplausos unánimes. Por su gol en la final de Copa del Rey, por sus faltas botadas, su dupla goleadora con Ruben De la Red. Por tanto.