Pocas veces un equipo es capaz de jugar dos mitades de un partido tan diferenciadas como las que disputó el Getafe ante el Athletic de Bilbao. Fueron dos partes antagónicas, que reflejaron dos versiones de un mismo equipo: una muy preocupante y otra bastante  alentadora. No obstante, ninguna de las dos fue suficiente para impedir que llegara la tercera derrota de la temporada en el Coliseum.

Los azulones arrancaron el choque absolutamente ahogados por el conjunto vasco. La presión de los rojiblancos hizo que prácticamente todo el juego tuviese lugar en el campo de los azulones, que, pese a tener el balón, no eran capaces de llevarlo controlado hasta zona de peligro. El Getafe se vio desbordado por completo, tanto en juego como en intensidad, y producto de esto llegó el gol de Iñaki Williams. Solo la falta de puntería de la delantera bilbaína impidió un que otros se sumaran a la fiesta. Al descanso, lo mejor era el resultado.

No obstante, en la segunda mitad la intensidad del Athletic fue decreciendo, y los cambios de Escribá, seguramente el más acertado de los azulones, fueron acercando al Getafe al área rival y empezaron a llegar las ocasiones. La entrada de Yoda en el lateral dio verticalidad y otras opciones de salida de balón al equipo cuando más ahogado estaba. Retirar a Juan Rodríguez del pivote y situar a Wanderson como cuarto hombre por detrás del punta dio más opciones a Scepovic para distribuir los balones que le colgaban desde la zaga y metió atrás a los de Valverde. La entrada de Álvaro fijó a los centrales para facilitar las llegadas por banda y aportó variantes al ataque azulón. Por si quedaban dudas, el técnico getafense demostró su excelente lectura de los partidos.

Sin embargo, no fue suficiente. Scepovic y Álvaro tuvieron ocasiones clamorosas para cambiar el rumbo del partido, pero no terminaron de acertar. Los azulones lograron al menos cambiar la imagen de la primera mitad y marcharse con la frente alta pese a la derrota, pero varios debates quedan abiertos: la necesidad de fichar a un delantero en lo poco que queda de mercado invernal, la aparente inmovilidad del doble pivote Lacen-Juan Rodríguez, la necesidad de que el equipo salga enchufado desde el primer minuto a los partidos, la dependencia de Sarabia, las aptitudes de Yoda como lateral izquierdo pese al nefasto partido de Granada...

Se abre el tiempo de reflexión en el Coliseum. Algunas de estas dudas pueden requerir cierta meditación, pero otras necesitan una respuesto inmediata para que el equipo mantenga el cómodo margen que tiene con respecto a la zona de descenso. Ahora que el calendario se complica, Escribá tendrá que volver a hacer gala de su buen manejo de la plantilla para que el equipo responda de nuevo con su mejor versión. En esta Liga BBVA, pasar por un bache es un lujo que el Getafe no puede permitirse.