El Barcelona ha alcanzado un punto en el que da la sensación de que determinados partidos ya no le motivan. Le suponen tan poca dificultad que se han convertido en una rutina, en un ejercicio que hacen de forma casi automática e instintiva, como quien se levanta a llevar a sus hijos al colegio. La mayoría de los rivales se han convertido para los blaugrana en eso, en un trámite que deben pasar mientras esperan la llegada de partidos más importantes.

Eso fue hoy el Getafe. Un sparring. Un juguete en manos de un equipo al que no le hace falta dar el 100% para golear a quien se le ponga en frente. Solo tuvo que empezar a mover el balón y esperar a que las carencias defensivas de los azulones y su falta de motivación lejos del Coliseum hicieron el resto. Los goles fueron cayendo a medida que a Messi y Neymar les iba apeteciendo. El Camp Nou disfrutaba con otro recital de los suyos. Fue, como quien dice, otro día en la oficina.

El punto de penalty, más obstáculo que el Getafe

Los catalanes no tuvieron que esforzarse ni siquiera para abrir la lata, pues ya se encargó de ello el propio Getafe. Habían transcurrido siete minutos en los que el Barcelona había tenido el balón de forma casi indiscutible, pero daba la sensación de que todavía no quería hacer nada con él. No obstante, fue suficiente una  incorporación de Jordi Alba por la izquierda y un centro que rebotó en la rodilla de Juan Rodríguez para inaugurar el marcador. Los madrileños, cuya intención era dejar pasar los minutos sin que pasara gran cosa, no pudieron empezar con peor pie.

Dos minutos después, el lateral zurdo volvió a internarse por el franco derecho de los azulones, sirvió un balón atrás para Neymar, y el brasileño fue claramente derribado por Velázquez dentro del área. Messi asumió la responsabilidad, disparó a su derecha, y Guaita se encargó de aumentar el gafe blaugrana desde los 11 metros enviando el disparo a córner. El tanto del argentino tendría que esperar.

Sin embargo, la parada del guardameta valenciano no sirvió para evitar que el duelo quedase sentenciado demasiado pronto. El Getafe apenas olía el balón y estaba completamente a merced de los de Luis Enrique, que, sin esforzarse al máximo, eran conscientes de que su calidad les acabaría regalando ocasiones. Así fue. En el minuto 19, una excelente triangulación entre Iniesta, Messi y Munir permitió al canterano empujar el balón de cabeza a puerta vacía. La goleada, previsible viendo cómo llegaba cada equipo, iba tomando forma.

El show de Messi

El duelo era un monólogo absoluto en el que se generaba peligro cuando al Barcelona, concretamente a Messi, le apetecía. Uno de sus pases permitió a Iniesta encarar en línea de fondo y servir un centro a Piqué que solo una alianza entre los reflejos de Guaita y el larguero pudo hacer que no acabara en gol. Un minuto después, el 10 recibió otro balón en la línea de tres cuartos y sirvió otro gran pase a Neymar que, esta vez sí, acabó convirtiéndose en el 3-0. Y aún quedaba una hora.

El recital del argentino continuó, pues con cada balón que recibía entre las líneas de medios y centrales azulones era capaz de generar peligro. Con uno de sus pases cruzados del pico del área izquierda al segundo palo, de los que prácticamente ya tiene derechos de autor, permitió a Neymar enviar otro balón al larguero pese a que la jugada estaba anulada por fuera de juego. En la siguiente no fue tan generoso: recibió de espaldas, dejó atrás a Juan Rodríguez con una media vuelta espectacular, y con un zapatazo ajustado a la base del palo se redimió de su penalti fallado. El partido, si no lo estaba ya, quedaba absolutamente sentenciado antes del descanso.

Set y siesta

Los 15 minutos de interrupción no sirvieron para que los azulones trataran de cambiar el guion. El partido continuó siendo un plácido paseo para los catalanes, que en apenas 10 minutos se encargaron de redondear el marcador llevándolo a los seis tantos. El quinto lo hizo Neymar resolviendo en el mano a mano otro excelente pase filtrado de Messi. Del último se encargó Arda Turan, que culminó con una chilena no del todo bien ejecutada un córner muy mal defendido por los getafenses. Como suele decirse en términos tenísticos, set y partido.

Esta cifra pareció terminar de contentar al Barcelona, que desde entonces se dedicó a gustarse y a dar oportunidades a los menos habituales. El Getafe buscó el tanto de la honra, pero los intentos de Wanderson y de Moi Gómez, único en disparar a puerta, no fueron suficientes para dar a los de Escribá un premio mayor del que merecieron. Más cerca estuvo de llegar el séptimo tanto local, pero el buen hacer de Guaita, pese a la goleada, el mejor de los suyos, y la búsqueda de una obra de arte de magnitudes casi imposibles hicieron que el 6-0 se consolidase como el resultado definitivo.

Era lo lógico, y tras el trámite a cada equipo le toca volver a su liga. Los azulones, que podrían caer a descenso esta jornada, encaran ya definitivamente un final de temporada muy duro en el que deberán volver a encontrar la tecla de la victoria para mantener la categoría. Por su parte, los blaugrana siguen engordando su cifra de partidos consecutivos sin perder, dejan la liga un poco más sentenciada, y vuelven a poner su foco en la Champions League. Ambos tienen aún poco por hacer. El desastre para unos y la gloria para otros están cada vez más cerca.