Pegó más el Betis en el intercambio de golpes de un choque abierto y con espacios. El Getafe, por su parte, supo jugar con el resultado y se lleva de Sevilla un punto que sirve para seguir manteniendo el descenso a dos partidos. Ambos entraban en el encuentro con un ojo para abajo y otro para arriba, y salen de él sin definir adonde mirar con más convicción. A pesar de ello ninguno puede definir el premio como malo debido a que igual que pudieron conseguir algo más, tanto sevillanos como getafenses también pudieron no obtener nada. Y les permite continuar una jornada más con el objetivo de la salvación más cerca.

Ya lo avisaba Luis García durante la semana: el Betis era un equipo alegre, que igual que iba con mucha gente al ataque, dejaba espacios atrás. Con esa concisión se pueden describir los 90 minutos del Benito Villamarín entre béticos y azulones. Dos conjuntos más ofensivos que defensivos que han entretenido sobre el césped esta tarde con más imprecisiones que aciertos. El balón rodaba rápido de jugador en jugador, y las áreas no tardaron en aparecer. La primera ocasión importante fue para Güiza, que a los siete minutos se sacó un potente y ajustado disparo que Fabricio despejó con una bonita estirada. La réplica verdiblanca no tardó en llegar, con una buena contra que terminó con Jorge Molina entrando en el área y recortando a un Torres que supo rehacerse para evitar un potencial gol.

Poco a poco la movilidad del cuero se tornaba en protagonista en detrimento de la presión, y así se fue formando un partido de ida y vuelta que, con el paso de los minutos y del cansancio, se transformó en divertido para el espectador. La primera parte se consumió con esa tónica, la de las salidas peligrosas de ambos equipos, algo más los locales, que fueron más incisivos y directos de cara al área de Moyá, con más rapidez. Ni unos ni otros lograron el premio del gol durante los primeros cuarenta y cinco minutos. A pesar de la sensación de peligro en el ambiente, las intenciones se quedaron en eso y no hubo oportunidad clara de abrir el marcador.

Tras el descanso no hicieron falta ni diez minutos para cambiar esa dinámica. A los diez segundos de la reanudación ya avisó el Betis penetrando amenazante en el área getafense. Salieron a por el partido los de Pepe Mel y tuvieron su premio cinco minutos después, tras un robo en la salida del Getafe que se convirtió en el primero de la tarde merced a un buen tiro ajustado de Jorge Molina. El partido, con su rapidez e intensidad, invitaba a aprovechar los errores e imprecisiones. Al igual que el Betis se benefició de uno del Geta, dos minutos más tarde Valera pilló por sorpresa a Nacho y aprovechó un buen centro de Casquero para salvar la salida de Fabricio, cediendo a Güiza un balón que a la altura del punto de penalti Dorado se encargó de meter en su propia portería. Había comenzado el intercambio de golpes y pronto se nivelaba.

A partir de ahí, el encuentro se abrió más si cabe. El veloz Jefferson Montero y el pausado Diego Castro –que había entrado en el intermedio por un desafortunado Barrada– fueron los protagonistas de uno y otro equipo. Los locales poco a poco se fueron más hacia arriba y los visitantes, conformes con el empate, aprovecharon huecos. Entre espacios brilla la calidad del gallego Castro, a punto de propiciar el segundo del Geta tras un gran envío interior a Güiza, que puso un pase de la muerte no tan mortal para Miku, que no llegó por poco. La tuvo el cuadro azulón, pero dejó vivo a un Betis que hasta el pitido final no se cansaría de incordiar a la defensa visitante.

La velocidad de Montero  ayudaba a las peligrosas e inocuas llegadas béticas. Asustaron a una defensa en cuadro en la que Torres, reconvertido a central, cumplió bien cumplido. Y no faltó, como de costumbre, la ayuda salvadora de Moyá, desbaratando las intenciones de un Betis lanzado a por los tres puntos. A cada minuto que pasaba al Getafe le valía más el empate, y decidió terminar el encuentro buscando una peligrosa contra. Alguna ocasión también tuvieron los madrileños para llevarse los tres puntos, pero finalmente las imprecisiones ganaron a los aciertos en un encuentro en el que dos equipos alegres, como buenos amigos, se entretuvieron y se repartieron el premio. Un punto más para la saca de Betis y Getafe, uno menos para conseguir la ansiada salvación y poder soñar con cotas mayores.