La ilusión de los más pequeños copaba las calles de toda España en la noche más mágica del año. Difícilmente haya peor momento para que se dispute un partido de fútbol. Sin embargo, el "mono de los horarios" se volvió a superar. Córdoba acogía a dos equipos con la soga al cuello, ansiosos por escapar de los puestos de descenso. Las victorias de equipos como Almería y Deportivo agudizaban la necesidad. En la llegada al Nuevo Arcángel, Caparrós, consciente de lo que se jugaba, combatía los nervios con su inseparable chicle. De lo que sucediera en la tierra de los califas dependía su regalo de Reyes. En el mejor de los casos, una bombona de oxígeno en forma victoria. En el peor, un finiquito aderezado con carbón

Ambos entrenadores realizaron modificaciones con respecto a la jornada anterior. Ante la baja por sanción de Iturra, Caparrós puso en liza el doble pivote más creativo de toda la temporada: Fran Rico y Javi Márquez. En filas cordobesistas se cumplió la máxima de John Benjamin Toshack. Tras la rajada de Djukic en el Camp Nou, la revolución no fue para tanto. El serbio tan solo introdujo tres cambios en relación al once de Barcelona: Fede Vico, Rossi y Florín. La afición granadinista soñaba brindarle un merecido homenaje a Chikito, cortando un infame racha de juego y resultados. Nada más lejos de la realidad. Los nazaríes perdieron por 2 a 0 en una actuación esperpéntica.

Una primera parte lamentable

El encuentro empezó sin un dominador claro. El Granada CF tenía más presencia en campo contrario pero carecía de profundidad. Los califas esperaban agazapados para salir a la contra. A los 5 minutos de juego, una buena acción personal de Ghilas finalizó con un disparo desviado. Desde el comienzo, la defensa nazarí se mostró dubitativa. Al cuarto de hora, llegó la jugada que cambió el choque. La pasividad de la zaga rojiblanca transformó un lance sin apenas peligro en el primer gol de los blanquiverdes. Ekeng se aprovechó y desde banda derecha sirvió un excelente centro raso a Ghilas. El goleador norteafricano conectó un fuerte chut que, tras tocar el palo, se marchó al fondo de la red.  A partir de ese instante, el combinado de la Alhambra se vio obligado a generar fútbol, cosa de la que ha sido incapaz en toda la campaña. La dupla formada por Rico y Márquez no llevó el peso del choque en ningún momento. El ritmo de los de Caparrós era de pretemporada.El Córdoba dio un paso hacia atrás relamiéndose ante los huecos que dejaba el Granada. Peor escenario imposible.

La improductividad de los granadinos con el esférico en los pies fue absoluta. El Córdoba se remitió a esperar en su campo los tímidos acercamientos visitantes. El único que revistió peligro llegó en el 27'. Nyom desbordó y centró a El Arabi que esperaba en el segundo palo. Sin embargo, una intervención providencial de Campadabal neutralizó el peligro. Los últimos quince minutos de la primera mitad no pudieron ser más nefastos para los rojiblancos. En el 35', Jhon Córdoba tuvo que ser sustituido por unas molestias musculares. En su lugar, entró Ortuño, que tiene ya un pie en Las Palmas. La más clara del Granada la tuvo Fran Rico. El de Portonovo botó una falta en el 40' que salió rozando el poste. Tres minutos después, Florin marcó el segundo para los cordobeses. El rumano aprovechó una buena jugada por banda izquierda de los blanquiverdes ante la inacción de sus oponentes. Los locales se fueron a vestuarios con el resultado más cómodo desde tiempo inmemoriales.

Peores síntomas imposible

En el descanso, Caparrós dio entrada a Larsson por Foulquier. Djukic, por su parte, introdujo a Borja García en detrimento de Cartabia. La tónica del partido siguió siendo la misma. El Córdoba esperaba el paso de los minutos mientras que el Granada reflejaba una tristísima inoperancia. Ghilas continuó siendo el hombre más desequilibrante de los locales. El argelino se gustó con bicicletas y pisadas hasta que en el 67' se marchó lesionado. En un ataque desesperado por cambiar las tornas, el de Utrera modificó el sistema quitando a Nyom por Riki. Piti era el único futbolista que lo intentaba con lejanos tiros a puerta. Los califas salían esporádicamente a la contra. En el 75', tras una buena combinación con El Arabi, Ortuño envió el balón por encima de la meta de Juan Carlos. Márquez en los minutos finales probó suerte con infructíferos disparos Poco más se vio de un Granada que rozó el ridículo frente a un rival de un nivel bastante pobre.

Al término del partido, Fran Rico declaró que el vestuario sigue estando a muerte con Caparrós. Lo visto en el campo pone en tela de juicio la afirmación del gallego. Por momentos, el equipo reflejó claros indicios de insumisión. Cada uno hacía la guerra por su cuenta. Si la comunión del técnico con la grada se rompió hace bastante tiempo, la relación con el vestuario da muestras de profunda crisis. Cuando los marineros no creen en el patrón, el barco suele tener un solo final: la deriva.

Los síntomas de este Granada son los peores desde la vuelta a la élite en 2011. Un equipo sin ideas claras, que ni ataca ni defiende. En la capital del Califato, los rojiblancos tocaron fondo. La imagen de los nazaríes fue de una vulgaridad irritante. Los números son drámaticos. 13 puntos en 17 jornadas para estar en la penúltima posición de la tabla. El dato positivo es que la salvación la marca el Levante con 15 puntos, tan solo dos por encima de los andaluces. El futuro de Caparrós parece cada vez más alejado de Granada. El suculento finiquito que conllevaría su destitución es su tabla de salvación. Pina y Cordero se enfrentan a la situación más comprometida desde su llegada allá por 2009. El Granada ha de despertar del letargo en el que está sumido desde hace meses. Reaccionar o morir.

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