Y a la decimoséptima llegó la vencida. El Granada volvió a saborear las mieles dulces del triunfo. Y sí…otra vez fue el Elche. Ighalo estuvo en la grada y su espíritu inundó el feudo del Zaidín. Tres entrenadores después, incontables alineaciones, innumerables estrategias y muchísimos jugadores utilizados. 31 concretamente. Todo eso ha necesitado el Granada CF para acabar con su peor racha de la historia en Primera División.  

Una necesaria autocrítica

Los debuts de Rubén Pérez y Daniel Candeias redondearon esa abultada cifra. 31 futbolistas, 17 de ellos extranjeros. Este hecho no es un mero dato anecdótico. Esconde un modelo de planificación detrás. El clan formado por Pina, Pozzo y Cordero se mueve como pez en el agua en el mercado internacional. Sus resultados les otorgan un merecidísimo crédito. Coger un club al borde de la desaparición e instalarlo en la élite está tan solo reservado a los expertos. Ahora bien, eso no quita que esta directiva tenga una gran labor pendiente: construir un proyecto futbolístico sólido.

El Granada dejó hace bastante tiempo de ser de sus aficionados

La plantilla que tenía el Granada en septiembre no era ni mucho menos una de las tres peores de la categoría. Sin embargo, el análisis ha de ser más profundo y debe realizarse desde varias perspectivas. Una de ellas es el binomio formado por Pina y Pozzo. Como bien dice Pepiko, uno de los granadinistas más activos en las redes sociales, el Granada dejó de ser de sus aficionados hace bastante tiempo. Un mal que afecta a casi la totalidad de equipos del fútbol actual. La entidad de Recogidas 35 es una pieza más del emporio futbolístico nacido en Udine. La factoría Pozzo cada vez es más amplia y tiene que abarcar una mayor cantidad de equipos. En este sentido, el Granada no goza de la autonomía de otros. Pese a ello, los pros de esta relación superan con creces las contras. Prueba de ello es la capacidad de sumar refuerzos de importancia mostrada en este mercado invernal.

 

Consolidar una idea de fútbol resulta primordial

Pase lo que pase sería conveniente afianzar un modelo de juego en el club

Esto nos conduce a la cuestión de fondo en la que verdaderamente hay capacidad de mejora: consolidar una idea de fútbol. Basta con mirar el listado de entrenadores de la era Pina. Álvarez Tomé, Fabri, Anquela, Alcaraz, Caparrós, Resino… Cada uno con una visión futbolística diferente al otro, algunos de ellos en las antípodas. Sin ir más lejos para sustituir a Alcaraz el pasado verano, sonaron con fuerza tres nombres: Caparrós, Jémez y Mel. Finalmente llegó el utrerano. Es como plantearse contratar a Guardiola y terminar fichando a Mourinho. Es dudar entre Menotti y Bilardo. Tener claro a qué se quiere jugar es fundamental para conseguir cierta estabilidad. El continuo vaivén de técnicos y futbolistas provoca una situación repetitiva en estos últimos años. En multitud de ocasiones, los dueños del banquillo tienen en su plantilla a jugadores que no casan con lo que ellos quieren plasmar sobre el verde.

El devenir de la temporada dirá si los nazaríes se salvan o no. Pase lo que pase sería conveniente afianzar un modelo de juego en el club. La histórica construcción de la Ciudad Deportiva y la potenciación de la cantera ayudan enormemente a lograr este propósito. Mientras tanto, habrá que aferrarse a este combinado seminuevo capitaneado por Resino. El futuro del Granada está en sus manos.