El Granada cayó en Villarreal como lo hacen las grandes tropas. Jugó bien sus cartas, dominó por momentos, atacó…pero no marcó. La falta de pólvora no es algo nuevo. Este problema lo arrastran todos esos equipos, que como los nazaríes, se las ven y se las desean para escapar de las llamas del descenso.

Cuestión de puntería

Los datos son evidentes. 14 tantos en 22 partidos redondean el peor promedio goleador de Primera División: 0,64 goles por partido. El Arabi y Córdoba, con tres dianas cada uno, encabezan esta pobre lista. Consciente de esa importante carencia, la directiva rastreó el mercado invernal. Finalmente fue una vieja aspiración rojiblanca, Adrián Colunga, quien llegó para reforzar la delantera de Resino.

Las premisas del entrenador velaíno son claras: líneas adelantadas, equipo compacto y mayor protagonismo con el balón. El esquema táctico elegido es el mismo que utilizó en su anterior etapa en Granada: 4-2-3-1.  Abel defiende con criterio que acumular delanteros no es garantía de gol. Su prioridad es reforzar la parte creativa del dibujo, el centro del campo. La puntería es importante, construir un combinado sólido es fundamental.

En busca del hombre gol

El Arabi, Córdoba y Colunga se repartirán en teoría la mayoría de minutos

Esta situación hace que cinco hombres compitan por un puesto. El Arabi, Córdoba, Colunga, Success y Riki luchan por ocupar la punta de lanza rojiblanca. Los dos primeros parten con ventaja en esta competición. El marroquí encaja a la perfección en la idea futbolística de Resino. Un Karim Benzema en versión humilde. Un delantero que parece disfrutar más asistiendo que marcando. El inconveniente es el nivel del norteafricano. La regularidad que consiguió durante gran parte de la pasada temporada ha sido inexistente en la actual. El colombiano parece haberle comido la tostada. Su actuación frente al Elche le otorgó de nuevo la titularidad en Villarreal. El gran obstáculo del cafetero es su perfil. Córdoba brilla cuando tiene espacios y puede correr, faceta que puede explotar más con un técnico como Caparrós.

Colunga, por su parte, llega con la intención de convertirse en una alternativa real. El asturiano es un híbrido entre los dos primeros. Un ariete rápido con capacidad combinativa. Sus números en el Brighton no son nada del otro mundo: tres goles en 17 partidos. Habrá que esperar para comprobar cómo se amolda al conjunto nazarí. Mientras tanto, Success continúa empeñado en demostrar, a base de tantos en el B, que es el delantero de más categoría de los cinco. Riki, conocedor de sus limitaciones físicas, intentará aportar oficio en los minutos que dispute. Los rojiblancos cuentan con otra variante de urgencia. Abel puede llegar a usar a Piti como falso nueve. Esta opción solo puede barajarse puntualmente. Ahora se está viendo al mejor Piti como mediapunta. Marearlo en otra demarcación sería absurdo.

El abanico de posibilidades es extenso. Ese no es el problema. Si cualquiera de estos hombres da un paso adelante y encuentra una buena racha, las posibilidades de salvación se multiplicarán. Bien es cierto que nadie puede asegurar que esto último vaya a ocurrir. Lo que le queda al cuadro de Resino es seguir creciendo futbolísticamente. Las circunstancias no son favorables. Las necesidades clasificatorias agudizan el nerviosismo. Lo positivo es que el equipo va a más. El tiempo dirá si el Granada se sobrepone a la dictadura del gol.

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