Ni los más optimistas pensaban tras el partido con el Espanyol, que el Granada dependería de sí mismo en la última jornada para lograr la permanencia. Pero así es. El ya célebre ‘efecto Sandoval’ ha convertido a un equipo moribundo, en un conjunto competitivo y eficaz, capaz de encadenar tres victorias seguidas al borde del abismo. Los nazaríes deben centrarse más que nunca en su trabajo. Las cuentas son claras: si vencen al Atlético de Madrid en Los Cármenes, seguirán un año más en la élite del fútbol español.

Un empate o una derrota granadina el próximo fin de semana, multiplicaría las opciones. En este sentido, todavía hay que esperar a la decisión del TAS sobre la sanción al Almería. Para no emborronar el papel con más elucubraciones, será mejor hacer cálculos teniendo en cuenta esas tres unidades que penden de un hilo para los almerienses. Si los de Sandoval firman tablas con los colchoneros, entran en escena unos hipotéticos triples y cuádruples empates a puntos. En estos casos, para determinar el orden clasificatorio, se establece una especie de mini Liga donde solo cuentan los encuentros disputados entre los equipos implicados.

Si el Granada obtiene la igualada frente a los de Simeone, se salva siempre que no haya cuádruple empate a 35, ya que bajaría junto al Eibar, o triple empate con Almería y Eibar, ya que descendería independientemente de lo que hiciese el Deportivo. Todas los demás escenarios favorecen a los de la ciudad de la Alhambra.

En caso de perder, el Granada se salvará siempre que Almería y Eibar no logren el triunfo. Si solo uno de estos dos equipos gana, los rojiblancos perderán la categoría únicamente si el Dépor puntúa en el Camp Nou. Hagan lo que hagan, los rojiblancos seguirán en Primera si el Barça gana a los coruñeses y el Valencia no cae derrotado en Almería.

Las variantes son infinitas. El Granada parte con ventaja, pero todavía falta culminar el milagro. El próximo sábado los transistores y las calculadoras volverán a ser protagonistas.