Si a cualquier aficionado granadino le hubieran preguntado el primero de mayo sobre las opciones de salvación de su equipo, muy pocos la hubieran creido posible. Hoy, 23 de mayo, el Granada ha certificado su estancia en la máxima categoría. El cómo se pasó de la nada al todo se explica con un solo nombre: José Ramón Sandoval. El de Humanes ha conseguido obrar el milagro en la ciudad andaluza y ha hecho realidad el dicho de 'todo es posible en Granada'.

Con la clasificación a favor

Llegaba el Granada pletórico a su gran final por la salvación tras tres triunfos consecutivos, apabullando a la Real Sociedad en la jornada anterior con un contundente 0-3. Sandoval apostaba de inicio por el mismo bloque en el que ha confiado desde su llegada a la ciudad de la Alhambra. Las únicas novedades en el once eran las obligadas por las sanciones: Rubén Pérez por Javi Márquez y Robert Ibáñez por Lass. El Atlético del Cholo acudía a Los Cármenes con la necesidad de sacar un punto para certificar la tercera plaza que da acceso directo a la fase de grupos de la Champions. Simeone no podía contar con los lesionados Arda Turán, Mandzukic y Fernando Torres, y confiaba a Raúl García la misión goleadora junto a Antoine Griezmann.

Especulando

Comenzó fuerte el Granada, consciente de que la victoria suponía la salvación matemática. Los locales se hacían con el mando del juego mientras que el Atlético se replegaba e intentaba salir a la contra. Los nervios se hacían presentes y ninguno de los equipos arriesgaban en exceso: los locales porque estaban atenazados y los visitantes porque no lo necesitaban. El tempranero gol del Almería al Valencia ponía al Granada en Segunda División y la tensión crecía en Los Cármenes. Por el contrario, los colchoneros jugaban con la tranquilidad que les confería el marcador.

La primera ocasión del encuentro llegó en el minuto 18, en una contra bien lanzada por Koke y que Griezmann mandó fuera. En el equipo local era El Arabi el que peleaba arriba pero en solitario, sin oportunidad de ver puerta. Pasaban los minutos sin que nada ocurriera mientras que Otamendi empataba en Almería y devolvía al Granada a Primera. La especulación con el resultado era la tónica predominante en el encuentro.

Los nazaríes no llegaron con peligro hasta el minuto 34, con un centro diagonal de Piti que El Arabi no acertó a rematar y que pasó cerca de la portería defendida por Oblak. Poco después, el propio Piti se echaba al suelo y tenía que ser sustituido por Fran Rico. Las malas noticias no venían solas para el Granada, pues el Almería volvía a adelantarse ante el Valencia. Rochina tuvo la última de la primera parte en una falta en la frontal que se fue arriba. Justo antes del descanso, la afición local pudo celebrar un nuevo empate del Valencia que valía a ambos. Alegría contenida en el intermedio.

Más de lo mismo

El segundo acto comenzó con la misma melodía de los primeros 45 minutos: mucha pelea en el centro del campo y poco juego ofensivo. Tanto nazaríes como colchoneros andaban más pendientes de lo que ocurría en el Estadio Juegos del Mediterráneo que en lo que acontecía en el verde de Los Cármenes.

En el minuto 55 Koke rompió ese pacto de no agresión con un disparo desde la frontal que Roberto atajó sin problemas. El Granada contestó con una gran jugada con pared de Robert y Fran Rico que acabó despejando Miranda a córner. Se animaba el partido ligeramente; un espejismo. Los de Sandoval jugaban con el fuego de depender de resultados contrarios.

La agonía final

En el 77, Robert dejaba su sitio a Candeias en lo que era el segundo cambio granadinista. A diez minutos del final, el Deportivo de la Coruña empataba en el Camp Nou y conseguía la salvación junto al Granada porque el Valencia se ponía por delante en Almería. Nadie se atrevía a pisar el área del rival y el partido se jugaba más en otros campos.

Sandoval apuró sus cambios dando entrada a Riki en lugar de Rochina. Los minutos finales eran un rondo de unos y otros a la espera del resultado que acontecía en el Camp Nou. Simeone quiso darle el premio final a Siqueira, ex jugador del Granada, que se fue ovacionado del que fue su estadio durante tres temporadas. Eso fue lo último que aconteció en un estadio que sufría esperando el final en Barcelona. El público invadió el césped celebrando una salvación milagrosa que se consumó dos minutos después.

La consumación de lo imposible

Nadie daba un duro por este Granada a falta de cuatro jornadas y la llegada de Sandoval revolucionó a un equipo muerto. Granada y Atlético llegaron a la última jornada dependiendo de si mismos y se notó en un partido que no tuvo nada pero que sirvió a ambos para alcanzar sus objetivos. Un año más, Granada es de Primera y ya serán cinco.

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Sobre el autor
Jose Rafael Sánchez
Licenciado en ADE en Granada y aficionado al periodismo. Colaboro con Granada CF- Vavel