Rubén Pérez no está teniendo suerte esta temporada. Las lesiones lo persiguen, y ya se ha perdido la mitad de las jornadas de Liga disputadas (cuatro de ocho), algo que el equipo ha notado sobremanera, ya que el centrocampista sevillano se ha convertido, a base de buenas actuaciones, en una pieza clave para el entrenador Sandoval, dentro de su esquema de juego para el Granada CF.

Tras la victoria ante el Getafe en la segunda jornada, llegó el partido en Los Cármenes ante el Villarreal. Las sensaciones eran buenas tras la victoria en el Coliseum Alfonso Pérez, y el partido ante el submarino amarillo comenzó bien para los rojiblancos, que dominaban el encuentro. Pero la mala suerte hizo que a los 22’ minutos de echar a rodar el balón, Rubén Pérez tuviera que abandonar el césped rumbo a los vestuarios.

Desde entonces, además de perder aquel partido, otras tres derrotas consecutivas y un empate en casa sin el jugador que tomaba la manija del equipo. La jornada pasada reapareció por fin ante el Sporting de Gijón. Rubén Pérez tuvo una actuación sobresaliente, a pesar de desperdiciar la ocasión que hubiese supuesto el 1-4 y que hubiese sentenciado el encuentro. Pero a pesar del empate final, el papel del jugador nazarí volvió a ser decisivo.

Por todo esto, hoy saltaban las alarmas cuando el medio centro granadinista se quedaba en el gimnasio y no salía a entrenar con el resto de sus compañeros. La razón ha sido una contractura en el isquiotibial de su pierna izquierda, que le ha impedido ejercitarse de forma habitual. A priori, nada grave, por lo que casi con total seguridad mañana podrá reincorporarse a los entrenamientos con el equipo, para prepararse y estar disponible para el derbi andaluz que enfrentará al Granada con el Betis en Los Cámenes el próximo sábado.