El Real Zaragoza consiguió una importante victoria en sus aspiraciones para acercarse a los puestos de honor de la Liga Adelante sobre el CD Leganés. En La Romareda, los maños se impusieron por 1-0 ante el conjunto pepinero. Una victoria que deja a los aragoneses a cuatro puntos de los puestos de play-off a Primera División. Por su parte, esta derrota frena la buena marcha del equipo madrileño, que había acumulado nueve partidos seguidos sin perder.

Los primeros minutos fueron intensos por parte de ambos equipos. Tanto fue así, que a los 60 segundos Cabrera ya llevaba tarjeta amarilla, decisión desafortunada del árbitro. El Leganés empezaba a adueñarse del balón y jugar bastante cómodo. El Zaragoza, con la carga de presión añadida, estaba más impreciso que su rival. A base de saques de esquina, los visitantes metían a los maños en el área. No obstante, una defensa más segura que en otros partidos desviaba las intentonas. En definitiva, máxima igualdad en los primeros compases.

La primera ocasión del encuentro llegaría desde el córner. Cabrera remató al lateral de la red el balón sacado por Manu Lanzarote, uno de los debutantes en La Romareda y el más activo de los locales. El partido llegaba al primer cuarto de hora sin nada que destacar, tímidas aproximaciones por parte de ambos equipos, muchos balones sin peligro. Culio y Javi Ros, también nuevos en el equipo, no se hacían con el mediocampo y el Leganés seguía siendo mejor, ofreciendo más espectáculo para el deleite de los aficionados. Serantes detenía la segunda ocasión zaragocista, otra vez era Cabrera el rematador. Se animaban los aragoneses, poniendo en aprietos al portero pepinero. El tercer disparo vino de las botas de Erik Morán, muy lejos pero peligroso. El color del partido empezaba cambiar, al igual que el dueño del balón.

El encuentro se trababa por momentos y solo a través de pequeños sustos despertaban los futbolistas, ya inmersos en una monotonía de pases fallados y las pocas ideas postradas sobre el césped. Algunas combinaciones levantaban los aplausos de la grada, pero no llegaban a nada. Solo una jugada aislada podía cambiar el marcador cuando ya se llegaba a los últimos cinco minutos de la primera mitad. Sin más y sin goles, llegó el partido al descanso. Conclusiones basadas en la mejora de la actitud y juego, pero con la misma e insuficiente llegada al área rival del Real Zaragoza.

Tras la reanudación, el Real Zaragoza salió con mayor ímpetu, tratando de superar a su rival. Así, el equipo aragonés se hizo con la pelota, arrinconando a un CD Leganés que buscó sorprender al contragolpe. Pese a tener el esférico, el conjunto local pecó en algunas ocasiones de bastante precipitación, fallando en la entrega y en la elaboración del juego.

Corría el minuto 60 cuando Mantovani cometió un fallo garrafal en su área e hizo penalti sobre Culio. Sin embargo, el delantero se ocuparía de fallarlo, o mejor dicho, Serrantes de pararlo. El canario disparó desde los once metros un balón que iba pegado al palo derecho del portero vasco, que desvió a córner realizando un soberbio paradón. Semigolpe de moral para el conjunto aragonés, que había desaprovechado una gran oportunidad de encarrilar el partido. Los nervios en el campo se traducían en tarjetas, Erik Morán y Gabriel se enzarzaban y el árbitro amonestaba a los dos, condicionados durante el resto del encuentro.

Carreras movía fichaba y sustituía a Javi Ros por Sergio Gil en el centro del campo. Los minutos seguían pasando y nada ni nadie esclarecía el juego y su posible resultado. El Zaragoza lo intentaba más y mejor, pero la cautela era imprescindible porque en una contra el Leganés podía matar. El segundo cambio de los aragoneses fue Hinestroza por Lanzarote, y este dio resultado. El gol del Zaragoza llegó tras una gran jugada. Erik Morán abrió al carril de Rido para que este jugará en profundidad con Hinestroza, que la puso perfecta en el área para que Ángel, con un buen testarazo, se resarciera del penalti y adelantará a los locales. Llegaba la tranquilidad a La Romareda, que empezaba a disfrutar.

El entrenador zaragocista introducía madera defensiva. Mario Abrante saltó al césped por Campins, desplazando a Guitián al lateral derecho. El Zaragoza comenzó a jugar muy buenos minutos y el Leganés había perdido la chispa. Las sensaciones blanquillas se hacían optimistas, mientras el graderío reprochaba a Serantes una acción de cuestionada deportividad. Quedaban cinco minutos de batalla y al Zaragoza le iba a tocar sufrir, para no variar. Manu Herrera tuvo que emplearse con una gran estirada para evitar el empate, muchos la vieron la dentro.

Ya sonaba el himno y la reconciliación era inminente, al igual que el final del partido, que se iba a alargar por los cuatro minutos de prolongación. Todo quedó en nervios y el Zaragoza salió victorioso de la cita. Tres puntos muy necesarios para los aragoneses que ponen fin a una racha esperpéntica. La grada agradeció el gran esfuerzo de los jugadores, que demostraron que sí saben.

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