Han pasado casi 50 años desde la única victoria del Levante sobre el Barcelona en Liga en toda su historia (en Copa los granotas derrotaron a los culés en 2004). El extinto campo de Vallejo se vestía de gala para recibir al vigente subcampeón de la Liga Española, un grande que visitaría al Levante un 11 de octubre, en la jornada 5.

Los de Orizaola querían contentar a su afición, que llenaba Vallejo, y salieron como un rayo, directos a por el partido. Enseguida, en el minuto 7, conseguirían el premio del gol en las botas del badalonés Diego Torrents. Los de César Rodríguez se vieron sorprendidos por el inicio fulminante del equipo local y en el minuto 18 ya iban perdiendo por 2-0. La estrella de aquel Levante era el delantero brasileño Wanderley Machado Da Silva. Wanderley anotó el segundo gol en el minuto 18 y el tercero en el 32, dejando al Barça noqueado antes del descanso y el choque visto para sentencia cuando apenas había transcurrido un tercio del encuentro.

Tras el descanso, la tónica siguió siendo la misma. El Levante dominaba y el Barcelona sucumbía ante las acometidas de los granotas. Ahora era el turno del navarro Serafín - a quien su gran actuación le valdría un contrato con el equipo catalán la siguiente temporada - que con su doblete en los minutos 51 y 60 acabaría por completar la goleada del equipo local. El gol del honor lo pondría Fusté en el minuto 62 y el marcador ya no se movería. El 5-1 quedó en la retina de todos los aficionados del Levante que acudieron aquella tarde a Vallejo y se fueron a casa orgullosos de su modesto pero valiente equipo.

Recuperar el espíritu de Vallejo, de octubre del 64

Aquella temporada no acabaría bien para los de Orizaola, que acabarían perdiendo la categoría al quedar en 14ª posición. El Levante no volvería a pisar la Primera División hasta el año 2004. En el siglo XXI, Levante y Barcelona se han enfrentado 13 veces en Liga con 10 victorias culés y 3 empates. Esta tarde, el equipo al que dirige Joaquín Caparrós tratará de sorprender al de Tata Martino y romper así el maleficio que el fútbol moderno guarda para el modesto equipo granota. Los de Orriols se encomendarán esta tarde al espíritu de Vallejo, de aquel octubre del 64 en el que los culés mordieron el polvo en casa de un humilde, un equipo modesto pero valiente.

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Pau Corachán Latorre
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