Joaquín Caparrós, actual entrenador del Levante UD, tiene ante sí un reto difícil de digerir el próximo lunes. Los pupilos a los que ahora mismo dirige deberán hacerse fuertes en casa y tratar de cortar el vuelo de uno de los mejores Athletic Club que se recuerdan. Y lo es porque 'Jokin', como se le conoce en Lezama, de alguna manera puso las bases para que los leones estén donde están.

Llegada a San Mamés

Tras dos temporadas en el Deportivo de La Coruña -club al que había ido tras decidir cambiar de aires, después de su etapa más exitosa en el plano deportivo con el Sevilla FC-, el de Utrera fichó por el conjunto bilbaíno en 2007, donde permaneció durante cuatro temporadas. En esta etapa, Caparrós se ganó el cariño y el calor de todos los vizcaínos que amaban la entidad vasca. Su proximidad con el público, así como con los trabajadores y con todos los estamentos del club, su afabilidad y, claro está, los resultados -que empezabana a acompañar- hicieron que el técnico se adaptara rápidamente a su nuevo entorno.

El andaluz tiene el gusto de estudiar el club al que va a pertenecer; sus valores, su historia, su idiosincrasia. Se integra en las costumbres y tradiciones en las que se inserta la propia entidad. Por eso es capaz de cosas como saludar al público del estadio en valenciano, el mismo día de su presentación en Orriols. Sólo un proceso como el mencionado puede hacer que un sureño de pura cepa pueda pasar de llamarse Joaquín a 'Jokin'. Y eso el público lo valora.

La marcha del club mejora con él

Antes de la 'era Caparrós', los leones habían estado dos temporadas salvándose 'por los pelos' de acabar con sus huesos en segunda división, y los éxitos deportivos empezaban a parecer lejanos en el recuerdo. Los años 80 quedaban a demasiada distancia. Lo cierto es que 'Jokin' no logró ningún título en su etapa rojiblanca, pero sí dotó al conjunto de un nuevo brío. Un nuevo ímpetu que lo llevó a los posteriores éxitos que el público de San Mamés iba a presenciar. El Athletic Club volvió a una final de Copa después de casi veinticinco años, y volvió también a jugar una Supercopa de España.

El equipo no volvería a sufrir para salvarse, y en su última temporada al frente el de Utrera logró otra clasificación para la UEFA Europa League, aunque no llegó a disfrutar de la experiencia, pues Caparrós tuvo que abandonar Bilbao tras las elecciones a la presidencia de la entidad.

Una salida forzada

El proceso supuso un choque de titanes entre los pogramas electorales de Fernando García Macua, que pretendía continuar con su mandato y ya había firmado un precontrato para la renovación del entrenador, y Josu Urrutia en el lado contrario, que había asegurado que 'Jokin' no seguiría en el cargo si él conseguía ostentar el sillón de mando, pese a que el de Utrera contaba con el apoyo de la afición. Y así fue. Venció el segundo. Marcelo Bielsa sustituyó al sevillano y conduciría a su ya ex equipo hasta la final que, finalmente, perdería a manos del Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone.

Una herencia fraguada poco a poco

Pero su legado no termina ahí. Caparrós, como ya había venido haciendo en los clubes por los que anteriormente había pasado, es un entrenador de cantera. De los que piensan que no es necesario gastar dinero fuera si no se prueba previamente lo que se tiene en la propia casa. Es un técnico que está muy atento a las sugerencias que le llegan de los ojeadores y preparadores de las categorías inferiores del club y acostumbra a proponer jornadas periódicas con los chicos de la escuela para ir conociéndolos, al tiempo que ellos mismos aprenden. Así, un campeón del mundo como Sergio Ramos debutó bajo sus órdenes.

Gracias al de Utrera también jugaron por primera vez en la máxima categoría grandes futbolistas como Reyes, Puerta, Adrián López o Diego Capel. Pero en su Athletic no iba a dejar pasar la oportunidad de explotar al máximo las posibilidades que le ofrecía la muchachada de Lezama; Iturraspe, Ion Vélez, Etxeita, Suaeta, Xabi Etxebarria, Aurtenetxe y Muniain debutaron en primera división gracias a él. Éste último fue, además, el jugador más joven en debutar en la historia de La Liga y anotar un tanto, con sólo 17 años. Muchos otros, aunque no se iniciaron con él, sí lograron hacerse un nombre en el panorama futbolístico merced a la confianza que el andaluz depositó en sus posibilidades.

'Jokin' no cambia

Ahora 'Jokin' dejó atrás el Athletic Club. Está en el Levante y aquella etapa, igual que la del Sevilla FC, son dos gratos recuerdos que propician un inmenso cariño hacia dos ciudades y dos aficiones que siempre se han volcado con él. Pero el lunes no habrá contemplaciones. En el campo no hay amigos. No, al menos, desde que el árbitro pita el inicio hasta que se escucha el silbido final. Pero él sigue siendo el mismo; sigue haciendo piña, conociendo a los jóvenes que tienen progresión y que ascienden con fuerza desde la base, sigue creando buen ambiente entre los trabajadores del club, transmitiendo vitalidad y energía, y haciendo debutar nuevas promesas.

En Orriols lo saben bien chicos como Víctor Camarasa, Jordi César o Jason, que ya han disputado minutos en Copa o Liga con el primer equipo. Joaquín Caparrós jamás ha dejado de ser 'Jokin', el descubridor de talentos.

Rubén García