Cuando se habla del Levante pocas personas piensan en grandes estrellas, expectación mediática o un alto índice de venta de camisetas con número y nombre a la espalda. Si encima a alguien se le ocurre hablar de un portero, se podría llegar a pensar que quien saca el tema debe de estar poco menos que chalado.

Pero es que la entidad granota ha conseguido en los últimos tiempos darle la vuelta a esa fama de ‘equipo de sube y baja’, de jugadores ‘acabados’ y demás calificativos. Y lo ha hecho gracias a la garra y al coraje de los jugadores que en los últimos años han vestido la zamarra levantinista, y por supuesto merced a una excelente gestión deportiva del genio Manolo Salvador.

Un desconocido portero de Segunda B

La prueba más fehaciente del buen ojo del de Faura es Keylor Navas, portero internacional con Costa Rica, y mundialista este verano, que recalaba en las filas granotas inicialmente como cedido en verano de 2011, procedente del Albacete Balompié –club al que precisamente perteneció también Salvador–, que militaba en Segunda División B. El cancerbero ‘tico’ tenía 24 años por aquel momento y llegó a Valencia para hacerle la cobertura al, entonces, titular indiscutible Gustavo Munúa.

En sus inicios no disfrutó de excesivos minutos. Sólo en Copa solía contar con él Juan Ignacio Martínez. Pero ya iba dejando destellos que mostraban la grandeza que le aguardaba. Con la clasificación del equipo para Europa League por primera vez en su historia, Keylor se repartió el protagonismo con Munúa; la liga quedaba como territorio exclusivo del uruguayo, mientras el costarricense ocupó los tres palos en el torneo del K.O. y también en Europa. Ahí se empezó a ver al Navas que hoy conocemos. Sus actuaciones fueron cruciales para que el club granota alcanzase los octavos de final en su primera participación continental.

Salto a la titularidad y éxito

Finalmente, sus buenas actuaciones y el ‘caso Barkero’ apartaron definitivamente a Munúa del once titular y Keylor Navas se hizo el amo y señor del puesto. Y aquí empieza la historia de quien sólo unos meses más tarde ostentaría el primer puesto del ranking de porteros de la Liga BBVA durante varias jornadas consecutivas y recibiría el premio al mejor jugador de la competición en el mes de marzo. Sus célebres actuaciones y demostraciones de reflejos han puesto al Levante justo donde está: en la zona tranquila de la clasificación, ocupando la parte media de la tabla y virtualmente salvado, con la oportunidad de certificar la que sería su cuarta temporada en primera división, algo inédito.

El amor del público

Pero lo que hace al costarricense un ídolo para la afición no sólo es eso. El portero del Levante es una persona que encaja a la perfección con los valores del club; es humilde, solidario, cercano, comparte siempre con sus compañeros los triunfos y éxitos –que dedica a la familia y a sus fans–, tiene fe, desprende optimismo en todo momento y, sobre todo, se esfuerza cada día por lograr sus metas. Está donde está por méritos propios y viene de jugar en una categoría que se encuentra a años luz de ‘la liga de las estrellas’.

Con este perfil y teniendo en cuenta las numerosas satisfacciones que el portero ‘tico’ ha dado a los sufridores aficionados levantinistas desde el inicio de su andadura en Valencia, pero sobre todo en este curso –el de su explosión–, no es de extrañar que la afición empiece a creer que para un club ‘pequeño’ como el Levante va a ser difícil volver a ver algún día un portero o futbolista de su misma calidad y proyección.

Su estado de forma no pasa desapercibido

Poco a poco, sus paradas se han ido haciendo más notables. Ha tenido noches mágicas en las que ha protagonizado intervenciones verdaderamente milagrosas, inverosímiles, casi de película. La prensa lo puso en la palestra y pasó lo que tenía que pasar. Lo cierto es que al costarricense no le faltan novias, y ya son varios los equipos ‘grandes’ que hacen cola por intentar estampar su firma en un nuevo contrato lejos del Ciutat de València. Pero Keylor está demasiado concentrado en apoyar al conjunto y en lograr los objetivos; como persona humilde que es, deja para más adelante las decisiones sobre su futuro al tiempo que echa balones fuera cuando se especula sobre ello.

El público levantinista está acostumbrado a ver cómo sus jóvenes de más proyección se marchan a otros equipos con más potencial económico. Es lo de siempre, está acostumbrado. Los clubes de las características de la entidad granota no los pueden retener. Por el contrario, ve llegar a futbolistas experimentados que a veces se encuentran con una ‘segunda juventud’ en el verde de Orriols. Pero posiblemente desde el frustrante fichaje de Johan Cruyff nunca un jugador tuvo tanta repercusión mediática como Keylor Navas.

Historia granota en letras de oro

Él es el que ha hecho que en la Tenda Granota se empiecen a vender menos camisetas de los delanteros o del capitán y aumente la demanda de la equipación de guardameta, con un nombre, el suyo. Se le echará en falta cuando se vaya. Y durante mucho tiempo se le recordará con cariño y añoranza en el estadio. Pero la gente del Levante enchufará un día el televisor y podrá decir orgullosa que ese chico que en ese momento estará considerado una estrella jugó en su equipo, y que fue allí donde destacó por vez primera.

Los seguidores levantinistas sentirán esto porque Keylor Navas está llamado a ser uno de los grandes porteros del salón de la fama de esta liga. Y ‘el halcón de Costa Rica’ –como también se le conoce– es en el Ciutat, simplemente, “pura vida”.