Iba a ser una fiesta del fútbol valenciano. Mejor dicho: la fiesta del fútbol valenciano. Y no defraudó en absoluto. La música que sonaba en los altavoces del Ciutat de València antes del choque ya dejaba a las claras que sería un partido contundente, emocionante y sobre todo de alto voltaje: ‘My Sharona’, The Offspring, Metallica, Guns ´n Roses y hasta AC/DC (con imágenes del grupo australiano en concierto proyectadas en el videomarcador incluidas) formaron parte entre muchos otros ítems del especial tracklist de esta jornada. Hubo tiempo también para hacer un tifo como recibimiento a la plantilla local y para homenajear al mítico Carlos Caszely antes del saque inicial.

Minutos de tanteo

Empezó avisando el Valencia en los minutos de tanteo tras una equivocación de Iván López. Pero el verdadero susto para el conjunto local no llegaría hasta las cercanías del primer cuarto de hora, cuando el Valencia estuvo a punto de abrir el marcador; Rodrigo la colgaba para Piatti –que no llegaba– y la recogía Negredo, que trató de regatear a la defensa para chutar. El rebote fue para Gayá, pero su disparo mandó el balón a las nubes. Tras esto, los de Mestalla se vinieron arriba y aún tendrían un par de ocasiones más en los minutos siguientes.

Hasta aquí el choque había estado muy igualado, pese al dominio valencianista. Ambos conjuntos estaban muy bien posicionados y cumplía cada uno con su papel asignado: el Valencia tenía la posesión y el Levante, aguerrido, aguantaba las embestidas chés con seguridad. Llegado a la media hora, el patrón del partido apenas había variado. Sólo hubo unos minutos en los que los blanquinegros parecían arrinconar más aún a los de Lucas Alcaraz, pero el conjunto azulgrana supo achicar bien y se repuso.

Llegan las ocasiones

Las dos ocasiones más claras de la primera parte fueron, casualmente, para los azulgranas. Diop, Casadesús y Barral se enfrentaban a sólo dos defensas visitantes que además estaban descolocados. El senegalés pone el pase a la izquierda para el mallorquín, éste intenta regatear y finalmente dispara. El chut rebota en la espalda de un zaguero valencianista y sale muy desviado. El Valencia se queda por un buen rato con el susto en el cuerpo.

Volvería a picar el bloque de Alcaraz, que le estaba dando la vuelta al guión, en el minuto 32. Avisaba de nuevo con más claridad: Iván López centraba desde la banda derecha y el remate de cabeza de Barral se iba pegado al palo izquierdo de la portería defendida por Diego Alves. Sólo dos minutos más tarde, el Valencia daría la réplica con una jugada idéntica por el flanco izquierdo. Esta vez sería Negredo quien la enviaría fuera por poco. El esférico pasó pegado al larguero de la meta que guardaba Mariño. Las tablas siguieron en el marcador tras un tercer cuarto en el que la escuadra local fue de menos a más y el partido se ensució  por momentos a causa del juego físico y rocoso que ambos cuadros estaban desplegando.

Iniciaron el segundo tiempo los dos conjuntos con energías renovadas. A punto estuvo Casadesús de abrir la lata. Se quedó solo en el área chica durante un saque de banda y remató a placer. Muy centrado iba el balón y Alves la bloqueaba sin problema. Replicó automáticamente el Valencia, pero Mariño impedía que los vecinos hiriesen primero. Poquito es lo que le faltó a Barral un momento depués. El ataque orriolense cogió totalmente desprevenida a la defensa de los de Mestalla. Disparaba Barral sin piedad, y nuevamente el cancerbero brasileño del bloque dirigido por Nuno Espírito Santo la sacaba con un toque milagroso, justo cuando la afición azulgrana ya casi cantaba el tanto. Estuvo muy enchufado el gaditano durante todo el encuentro.

Los goles inician la fiesta

Sería en el minuto 57 cuando llegaría la primera anotación del partido, de la mano de Víctor Casadesús, con un cabezazo en el área pequeña tras un saque de esquina. Tuvieron un serio problema los de Nuno en este tipo de jugadas durante este partido. Se estaba viendo un Levante muy vertical, que lo daba todo y que por momentos llegaría a dominar, mientras el Valencia poco a poco se iba quedando sin ideas. Volvería a dar el susto el cuadro local cuando Barral, por la izquierda, se lo guisó y se lo comió, pero al no tener posibilidad de rematar se la puso a Ivanschitz. El austríaco la pasaba a Sissoko, que remataba mal y no creaba problemas para Alves.

Cuando la afición local empezaba a saborear una nueva victoria ante el eterno rival a poco más de un cuarto de hora del pitido final, Parejo hacía callar a la grada levantinista. El ariete ché se quedaba solo ante Mariño en una magnífica combinación de tiralíneas. El guardameta gallego no podía hacer nada. No en vano, desde el doble cambio propuesto por Nuno, el Valencia se estaba reencontrando y combinaba más y mejor, a la par que probaba todas las oportunidades que podía. Sin duda, Parejo y Feghouli revolucionaron el encuentro con su entrada. Pero poco le duraría la alegría a la afición valencianista. Morales, que acababa de entrar en el terreno de juego en sustitución de Rubén García –ovacionado al marcharse, como sus otros dos compañeros sustituidos más adelante–, anotaba el segundo para los de Alcaraz en una tremenda cabalgada en la que bailaba a la zaga blanquinegra y disparaba desde el borde del área un misil cruzado que entraba por la escuadra diestra de Alves. El brasileño fue un mero espectador en esta jugada. Imparable.

Alegría frente a resignación

Aún tendría tiempo el Valencia de volver a empatar con un chut de Negredo que Mariño detenía en la mismísima línea de gol. El resto fue un trámite para el Levante, que continuó con su planteamiento y mantuvo el resultado. Al final, tras una trepidante segunda parte, con ocasiones y sustos a partes iguales para ambos conjuntos, y al término de un choque en el que se vio buen fútbol y bonitos goles, los tres puntos se quedaron otra vez en Orriols. Los importante es que fue una fiesta del fútbol; para unos más que para otros, pero una fiesta al fin y al cabo.

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Sobre el autor
Rubén García González
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