Ya lo dice el tópico, la mejor defensa es un buen ataque. Y a eso parece que va a agarrarse el conjunto del Ciudad de Valencia para lograr que a finales de mayo todos sonrían en el barrio de Orriols. Visto que el nivel de la zaga no es excepcionalmente alto, a pesar de las llegadas de Trujillo y la más que posible de Feddal, habrá que confiar en que la delantera marque más goles de los se puedan encajar para ganar partidos. Para ello, la dirección deportiva, con Manuel Salvador a la cabeza, ha apostado por dos futbolistas totalmente complementarios. Uno llega desde Porto, militó el curso pasado en el Córdoba, y otro desde Belém, (Lisboa), disputando el tramo final de temporada en el Colonia. ¿Sus nombres? Ghilas y Deyverson.

El primero de ellos llega en calidad de cedido con opción de compra, por el segundo hubo que desembolsar una cantidad de dinero bastante elevada para lo que estamos acostumbrados a ver. El brasileño llegó al Levante por 1'8 millones de euros, lo que lo convirtió en el fichaje de mayor relumbrón en los 105 años de historia del club. Como ya habréis tenido oportunidad de observar, los esfuerzos que se han hecho para incorporar a ambos jugadores han sido bastante grandes, y ahora toca empezar a rentabilizar la inversión que se ha acometido. ¿Cómo? En forma de trabajo, y por supuesto, de dianas. 

Si todo marcha según lo previsto, ellos son los dos arietes que cuentan con más papeletas para salir de inicio en el tan trabajado 1-5-3-2 de Lucas Alcaraz, que si bien sirvió para llegar a la meta la primavera pasada, no parece contar con muchos adeptos de cara al cercano inicio de la competición. Sin duda alguna, el carioca se antoja imprescindible en este sistema por sus condiciones de juego.

El de Rio de Janeiro destaca por su presencia dentro del área, mide 189 centímetros, que utiliza para imponerse a los centrales rivales, bajar la pelota, aguantarla, incomodar, ceder a la llegada desde segunda línea, etc... Camarasa, Morales o Verza se frotan las manos de solo pensarlo. Visto el juego actual del equipo, pelotazos de un campo a otro, y en una liga en la que los defensas suelen destacar por su altura el 20 granota parece el refuerzo ideal. Además, ahora podrán trabajarse con mayor profundidad las jugadas de estrategia con el balón parado.

Dentro de este esquema táctico, el otro puntal, Ghilas, deberá tener mayor libertad para moverse por todo el flanco de ataque. En este caso las apariencias engañan, porque aunque el argelino pueda parecer lento por su físico luego se mueve por el verde a velocidad de crucero, como ya se ha podido comprobar durante los entrenamientos y partidos de esta pretemporada.

Su función debe ser muy polivalente, ayudar en la creación de ataque, bajar a recibir el cuero, tirarse a banda para centrar, iniciar desmarques de ruptura, comenzar la presión para evitar la salida de pelota del contrario y convivir a la espalda de los centrocampistas. La cantidad de deberes que tiene es muy abundante, de que los cumpla o no depende en gran parte la permanencia.

Así las cosas queda claro que los atacantes cargan este año con una gran responsabilidad. Ellos son los primeros en admitir que la situación es esta, también son los primeros en anunciar que a esfuerzo no les va a ganar nadie. Eso no garantiza nada, pero sí es un buen inicio. La sombra de David Barral es alargada, queda por ver si son capaces de seguir la senda que marcó el gaditano. O mejorarla, ¿por qué no?