El trofeo Ciudad de Palma dejó ver la primera mueca alegre de la pretemporada levantinista. Tras una concentración sombría en gravilla holandesa y una derrota titubeante ante el Villarreal, el equipo granota aspiró por fin algo de confianza en el penúltimo envite antes de recibir al Celta en el cada vez más inminente inicio de Liga.

El partido sirvió para ver el debut de uno de los últimos fichajes, Trujillo, que formó de titular en la zaga junto a Juanfran y Simao Mate. Lucas Alcaraz pudo perfilar su preciado sistema defensivo, que le permitió mantener la portería a cero por vez primera en toda la pretemporada. El ex del Almería rindió con solvencia, atento para atajar las escasas intentonas mallorquinistas por acercarse a la meta de Rubén, seguro y con poco trabajo durante todo el partido.

La sobriedad le permitió al Levante adelantar líneas y acercarse al área, aunque ni Ghilas ni Deyverson, que coincidieron en la delantera, gozaron de excesivas opciones de inquietar a Cabrero. El gol tuvo la firma de Iván López, tras una extraordinaria incursión y exquisita definición que acabaría resultando decisiva en el marcador.

Destacó el empaque de un centro del campo en el que Camasara actuó de blindaje para que Verza y José Mari pudieran proyectarse ofensivamente. En la segunda parte hubo minutos para Morales, Roger y Casadesús, que volvía a su casa con la esperanza de mantener el olfato goleador, aunque esta vez su intento de cabeza no encontró recompensa.

El partido agonizó entre la impotencia local y el conformismo levantinista, satisfecho con una victoria por la mínima que le permitía birlar el trofeo de las islas. Ahora, el conjunto granota buscará mantener el buen gesto frente al Castellón, para encarar con la mejor cara posible una nueva travesía liguera, que se antoja tan apasionante y angustiosa como siempre.