Tras el parón liguero por los compromisos de las selecciones nacionales, Levante y Sevilla inauguraban la tercera jornada de la Liga BBVA en el estadio Ciutat de València con la misión de conseguir los tres puntos y obtener el primer triunfo de la temporada, ya que ambos cuadros llegaban a este encuentro con un punto de seis posibles en su casillero, tras un partido empatado y otro perdido.

Los dos conjuntos saltaron sobre el verde concentrados y mentalizados en la importancia del duelo. Unai Emery apostó por la dupla Llorente y Gameiro en el punto de ataque mientras que Lucas Alcaraz dio la sorpresa dejando a Iván López en el banquillo y poniendo de lateral a José Luis Morales, eso sí, manteniendo su habitual 5-3-2.

El Sevilla se impone en el Ciutat

En los primeros minutos del juego, el Levante evidenció su rol frente al conjunto hispalense y el Sevilla era el que llevaba el dominio del partido y avisaba de su peligro en las llegadas sobre la portería de Rubén. En el minuto 11 de juego llegaba el jarro de agua fría en Orriols, N’Zonzi se sacaba de la chistera un tremendo derechazo que se coló directamente por la red tras un lanzamiento desde la frontal del área, el primer gol de esta campaña para los sevillistas.

Después de adelantarse en el marcador, el equipo de Nervión jugaba a placer, el Levante no era capaz de ponerle en apuros y la dinámica del encuentro no cambiaba, el dominio hispalense era absoluto. Los locales deambulaban sin ideas sobre el verde, sin ideas y sin fútbol, y el Sevilla se hacía con todos los balones, era el dueño de la medular.

Llorente, Vitolo y Gameiro ponían en apuros a la zaga levantinista, una defensa que le faltaba precisión y por el contrario los atacantes granotas no disfrutaban de ocasiones de gol para su equipo, por lo que perforar la portería de Beto parecía una tarea más que complicada para Deyverson y Ghilas, que no lograban asociarse.

Antes de llegar al descanso Vitolo pudo ampliar diferencias en el marcador con un mano a mano con Rubén que le ganó el cancerbero granota, la parada del meta gallego fue providencial para salvar a su equipo a cinco minutos de llegar a la conclusión de la primera mitad. El Sevilla se sentía muy cómodo frente a los hombres de Alcaraz, que por el contrario no conseguían ubicarse.

El Levante cambia de cara

Con la ventaja por 0-1 a favor de los visitantes los 22 protagonistas desfilaban por el túnel de vestuarios, Alcaraz tenía trabajo con sus jugadores para cambiar la película vista durante la primera mitad, con un Levante muy impreciso. Al comienzo de la segunda parte los espectadores volvían a ocupar sus asientos en el Ciutat de València y comenzaron a ver una película distinta, el juego de los locales nada tenía que ver con el mostrado en los 45 minutos anteriores.

A los 60 minutos del choque todo lo malo del Levante se convertía en esperanza. Camarasa empataba el duelo tras un remate de Verza que no pudo despejar Beto cómodamente y aprovechó el jugador canterano para poner el 1-1 en el luminoso. Las gradas del Ciutat enloquecían con el empate de su equipo, la victoria era posible, el débil Levante de la primera mirad se volvió poderoso y nadie lo podía dar por muerto en este encuentro.

El punto del esfuerzo

El Levante se creció con el gol de Víctor, el empuje de la afición también era un factor clave, hinchada y equipo estaban enganchados a por la victoria, el Sevilla se sentía en peligro en territorio valenciano. El Levante se comía por momentos a los de Nervión, y José Mari desde fuera del área a punto estuvo de sorprender al meta portugués, que tuvo que emplearse a fondo para enviar el esférico a córner.

Los minutos pasaban y el peligro local era constante. Los jugadores granotas persiguieron el triunfo hasta el final y con el definitivo 1-1 fruto del trabajo y sacrificio en la segunda parte adquieren moral para el duelo del próximo domingo frente al Barcelona. Por el contrario, el Sevilla se despide del Ciutat del Valencia con la sensación de haber dejado escapar tres puntos de un partido que tenían controlado en la primera mitad y suma tres jornadas sin ganar. 

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