450 minutos se han jugado de Liga, y el Levante todavía no sabe lo que es ir por delante en el marcador: ante el Celta, tuvo que ver como el conjunto gallego tomaba ventaja en dos ocasiones. Durante la visita a la isla el marcador ni se inmutó del aburrimiento. Camarasa rescató un punto contra el Sevilla tras nivelar el tanto inicial de N´Zonzi. En el Camp Nou, el Barça se catapultó en el marcador cuando Bartra abrió la lata. Contra el Eibar se esperaba a un Levante dominador, pero esa perspectiva se torció a los once minutos cuando Borja Bastón adelantaba al conjunto armero en un Ciutat de València obligado a remar de nuevo: “Nos está costando arrancar. Estábamos muy motivados, pero las victorias se logran con argumentos, no con motivación”, señalaba Lucas Alcaraz tras la finalización del partido.

El Levante volvió a soplar ráfagas de viento en lugar de aplicar una brisa constante que incomodara al rival. Guilas tuvo la opción del empate antes del descanso, pero el hombre llamado a hacer olvidar a Barral sigue desacertado a pesar de haber sido titular en todos los partidos: “La semana tiene tres partidos, y está planificada para que participen todos los puntas porque es el puesto de mayor desgaste”, manifestaba el preparador levantinista sin mostrar preocupación por la escasa puntería de su delantero.

En las segundas partes aparece el gol

El partido llegaba al ecuador, dejando atrás otro primer tiempo sin ver portería. “Estamos teniendo nerviosismo en los inicios, sobre todo en casa”, confesaba al respecto Morales, que achacaba el mal juego al exceso de deseo de la plantilla por conseguir la primera victoria.

Cuando el guión parecía imposible de empeorar, se torció todavía más con el segundo tanto de Bastón y la lesión de Juanfran: “Es una pena salir por una desgracia de un compañero, pero estoy teniendo pocos minutos y estoy feliz por jugar”, declaraba Rubén García, que sustituyó al capitán granota. Cuando peor pintaba el comic, Morales se vistió de superhéroe para herir a su ex equipo con un gol que metía al su equipo en el partido: “Nos falta la confianza que llegará con la primera victoria. Nos ha costado enlazar jugadas y posesiones largas”, admitía el goleador levantinista.

El tanto expoleó a la grada y amedrentó a un Eibar muy cómodo hasta el momento. Alcaraz varió el sistema, renunciando a los tres centrales, cuyo resultado positivo no admitió en sala de prensa: “Estuvimos imprecisos y poco fluidos con cinco y con cuatro atrás. Hicimos un juego directo en el que lo menos importante era la disposición de los jugadores”. El paso de los minutos amenazaba con encender la bomba que hubiese detonado con una derrota, pero entonces, el destino se cobró una cuenta pendiente. Si el año pasado fue el Levante el que perdió dos puntos en Ipurúa con un postrero gol de Piovaccari, esta vez fue el Eibar el que vió evaporarse en el último instante una ventaja de la que había gozado durante casi todo el partido. Mendilibar, único que ha salido perjudicado en ambas situaciones, veía atónito desde el banquillo, donde ya estaba ensayando la cara de jóker,  cómo se le escapaba su revancha.

El descuentó premió a los fieles que mantienen la fe hasta el final, y Deyverson es uno de ellos. El ariete, que había perdido la titularidad en los dos últimos partidos, conectó un cabezazo que salvó al Levante de un mal resultado pero que no pudo borrar las malas sensaciones de un mal partido.

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Sobre el autor
César Ponce Becerril
Periodismo. Nacido y residente en Alicante. Trabajo en el periódico Costa Comunicaciones. Coordinador de VAVEL en la sección dedicada al Levante UD.