Tras seis jornadas, el Levante todavía no ha conseguido marcar en ninguna de las primeras mitades que ha disputado. El conjunto de Lucas Alcaraz comienza los partidos con un planteamiento excesivamente contemplativo que le obliga a un sobreesfuerzo tras el descanso que en ocasiones no es suficiente para evitar la derrota. El conjunto granota todavía no sabe lo que es ir por delante en el marcador, forzado a remar sin ninguna ventaja que administrar y ofreciendo su mejor versión cuando se ve con la soga al cuello.

En la primera jornada, el gol de Verza que empataba el partido llegó al comienzo de la segunda mitad. El Celta se acabaría llevando la victoria aprovechando la superioridad numérica. En el primer desplazamiento de la temporada, ni UD Las Palmas ni Levante fueron capaces de inaugurar el marcador. Quince días después, tras el parón liguero, la reacción granota llegó de nuevo tras el descanso, con el gol de Camarasa que igualaba el duelo ante el Sevilla. Tampoco hubo goles en la primera parte disputada en el Camp Nou; el tanto de Víctor Casadesús llegó en los minutos finales con el marcador ya decantado para el Barça. El escenario volvió a repetirse en la jornad intersemanal, con un Eibar que se marchó en ventaja al vestuario, aunque Morales y Deyverson acabaran rescatando un punto sobre la bocina. Por último, en Getafe, el conjunto de Alcaraz volvió a quedarse sin saborear ningún gol.

Los cinco tantos anotados por jugadores levantinistas han llegado en las segundas partes, hecho que tras seis jornadas empieza a alejarse de la casualidad. El sistema de cinco defensas instaurado por Alcaraz resta presencia ofensiva, y sólo cuando el equipo se ve perdido es capaz de desatarse e insinuar las posibilidades latentes en muchos de sus jugadores. Ante el Villarreal, nueva ocasión para revertir una tendencia que está resultando perjudicial para los intereses levantinistas.