El Villarreal visitará el Ciutat de València en el momento más dulce de su historia. Tras un inicio de liga espectacular, el equipo que dirige Marcelino García Toral se ha situado como líder en solitario de Primera División, hecho que no se había producido nunca antes. El submarino buscará defender su liderato en un escenario donde ya se impuso con solvencia en pretemporada y ante un rival necesitado que escenifica el panorama inverso tras un inicio dubitativo que ha despertado las primeras dudas en la afición granota.

El triunfo ante el Atlético de Madrid supuso la carta de presentación definitiva de un equipo cosido con telas humildes pero reforzadas del material más consistente. La progresión del equipo castellonense es espectacular desde su regreso a primera, logrando una estabilidad tanto la liga como en competición europea, donde el inicio no ha sido tan bueno tras la derrota en la primera jornada de la Europa League que se puede arreglar con un triunfo en El Madrigal esta noche. El Levante apelará al desgaste del conjunto amarillo para buscar un triunfo que se resiste y que las sensaciones de ambos equipos no presagian.

La marcha de hombres importantes como Vietto, Cherishev o Giovanni Dos Santos no ha mermado la competitividad de un equipo muy certero en el mercado. Las incorporaciones procedentes del Málaga de Samu Castillejo y Samu García o el sorprendente rendimiento de Bakambu han otorgado a la plantilla la juventud y proyección necesaria que mezclan a la perfección con otras incorporaciones de goleadores contrastados como Roberto Soldado o Leo Baptistao. A esto hay que añadir el cuidadoso trato de la cantera, que ha destapado perlas como Nahuel, capaces de hacerse un hueco en la plantilla tras una pretemporada de gran inspiración.

Jugadores como Jonathan Dos Santos, Trigueros o Bruno le aseguran al Villarreal el mando de los partidos y actúan como brújula en la medular, no exentos del derroche físico necesario para equilibrar al equipo. Marcelino goza de una plantilla amplia y compensada que le permite hacer rotaciones y aspirar a grandes cotas en todas las competiciones. Sin duda, el peor invitado posible para recibir en casa durante un momento de dudas como el que atraviesa el Levante.