El Levante pasa por un momento complicado y quiere revertir la dinámica gracias al impulso que proporciona a cualquier equipo el hecho de tener un entrenador nuevo y un proyecto deportivo interesante. Por ese motivo, Rubi ha querido sacar el máximo partido de esta situación y el jueves se puso punto final a una mini pre-temporada en las instalaciones de Oliva Nova para aprovechar una semana marcada por la ausencia de los compromisos de la Liga BBVA.

Todos los jugadores necesitan un período de adaptación para asimilar las directrices de un entrenador recién llegado, algo prácticamente imposible cuando se produce una destitución. Este es el caso del Levante, inmersos en la Liga BBVA, se marchó Lucas Alcaraz y llegó Rubi dispuesto a comandar la nave granota. Dos entrenadores con conceptos futbolísticos muy diferentes y con esquemas tácticos completamente opuestos.

Ante este panorama, el nuevo entrenador del Levante se ha encontrado con la mejor de las noticias, el parón liguero. Una semana en la que no hay competición doméstica y en la que puede contar con la mayor parte de sus efectivos. Por ese motivo, ha querido aprovechar al máximo esta situación para concentrar a todos sus jugadores en Oliva. Una estancia que se terminó el jueves y que ha servido para trabajar a conciencia las nuevas bases del proyecto y para mejorar la capacidad física.

Los jugadores del Levante están convencidos de que ha sido una gran idea para adaptarse a las nuevas exigencias del entrenador y familiarizarse con la nueva disposición táctica. Un estilo de juego que encaja más con los jugadores granotas, ya que el 5-3-2 de Lucas Alcaraz generaba más dudas que confianza dentro del vestuario levantinista.

Desde hoy, viernes, el equipo disfruta de tres días de descanso y retomarán los entrenamientos el lunes a las 10:30 horas en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Buñol para preparar el próximo choque. La jornada 12 les depara un partido muy complicado contra el Sporting de Gijón, un encuentro que se disputará el domingo a las 12:00 horas en la ciudad asturiana.

Un arranque ‘improvisado’

El técnico granota debutó con el Levante en Mestalla contra el Valencia sin apenas haber podido entrenar con sus jugadores. Con dos entrenamientos a su espalda, no tuvo tiempo de transmitir a sus jugadores todo lo que pretende conseguir con este equipo, ni cómo. Sin embargo, los jugadores levantinistas plantaron cara frente al eterno rival y dejaron mejores sensaciones que en los nueve encuentros restantes dirigidos por Lucas Alcaraz.

Una sensación agridulce, porque el Levante dio una buena imagen frente al eterno rival, pero se marchó goleado (3-0). Sin darle demasiada importancia, comenzaron a preparar el partido contra el Deportivo de la Coruña, de nuevo con pocos días para plasmar el nuevo concepto futbolístico de Rubi. A pesar de empatar contra el conjunto gallego, el Levante demostró que hay síntomas para que el optimismo reine en Orriols, porque el equipo está demostrando que es capaz de levantar el vuelo.

El Ciutat de València estaba cansado de ir al estadio y no reconocer a su equipo. El mayor reproche del levantinismo residía en la escasez de fútbol que se veía sobre el césped del feudo granota. El Levante de Lucas Alcaraz se limitaba a defender y esperaba que la suerte se pusiera de su parte para tratar de marcar en alguna jugada aislada, pero ni eso salía bien. Con Rubi, la afición levantinista es consciente de que su equipo sale al campo dispuesto a luchar por el partido y hacer todo lo que esté en su mano para conseguir la victoria, independientemente del resultado que consiga.