El conjunto granota recibe la visita del líder, un acontecimiento negativo teniendo en cuenta la preocupante situación del equipo levantinista. El Barcelona viaja al Ciutat de València tras haber demostrado todo el potencial de su arsenal en el encuentro copero contra el Valencia en el Camp Nou. Más allá de la MSN, el cuadro catalán cuenta con muchas bazas para decidir cualquier partido.

Sin duda, el tridente ofensivo del Barcelona constituye el mayor quebradero de cabeza para Rubi y para la zaga del Levante. El espectacular entendimiento de Messi, Suárez y Neymar les convierte en un arma letal para la defensa de cualquier equipo. Los tres estandartes del conjunto blaugrana convierten su buen feeling sobre el terreno de juego en jugadas  fantásticas que encandilan al barcelonismo y que desgarran los planteamientos defensivos del técnico rival.

El potencial ofensivo de la MSN es capaz de desbaratar cualquier sistema defensivo, ya que su ingenio, su calidad y su velocidad les permiten llevar a cabo jugadas al alcance de muy pocos jugadores. La magia de Neymar, el don de Messi y la garra y la efectividad de Luis Suárez les convierte en un tridente muy determinante, complementándose entre ellos para dotar al equipo de unas características casi inigualables.

La MSN se entiende a la perfección | Foto: Barcelona FC.
La MSN se entiende a la perfección | Foto: Barcelona FC.

Sin embargo, no sólo atacan, también son los encargados de iniciar la presión a las defensas rivales. La alta y elevada presión que realiza el Barcelona en campo contrario es un factor fundamental para que triunfe el sistema ofensivo propuesto por Luis Enrique. El hecho de jugar con tres delanteros obliga al equipo a tener que recuperar el balón cuanto antes, por lo que el conjunto catalán empieza a defender en campo contrario.

Una segunda línea matadora

La medular del Barcelona resulta fundamental para protagonizar el estilo de juego tan característico del conjunto catalán. Una filosofía basada en la posesión del balón que se puede llevar a cabo gracias a jugadores como Sergio Busquets, Andrés Iniesta y Rakitic, entre otros. La enorme calidad con la que cuenta Luis Enrique en el centro del campo le permite dominar los tiempos de los partidos.

Tres centrocampistas con mucha habilidad que se benefician de su capacidad de desborde y de la alta velocidad que le imprimen al movimiento del balón para salir airosos de la presión contraria. Además, las llegadas de Iniesta y Rakitic desde segunda línea resultan fundamentales para desatascar al equipo ofensivamente cuando le cuesta acechar la portería rival.

Para que los atacantes se luzcan y para que marquen la diferencia es necesario que el Barcelona disponga de un guardaespaldas que se encargue de escoltarles para desbaratar los ataques contrarios. Esa es, precisamente, la labor que ejerce Sergio Busquets sobre el terreno de juego. El de Sabadell se ha convertido en un pulpo que se encarga de recuperar balones de una manera incesante. Es un futbolista muy inteligente que sabe en todo momento cuáles son las necesidades del equipo, capaz de sacar el balón jugado, incrustarse entre los centrales o hacerle la cobertura a los laterales.

Puñales en las bandas

Los rivales del Barcelona acostumbran a defender en muy pocos metros para intentar no dejar espacios a los atacantes blaugranas. Por ese motivo, muchos equipos se encierran en torno a su área y le regalan la posesión, tratando de cubrir bien las marcas para no darle ninguna posibilidad. Ante esta situación, adquieren una enorme importancia los carrileros del conjunto catalán.

Independientemente de quiénes jueguen, Jordi Alba, Dani Alves, Adriano o Aleix Vidal, son laterales del mismo corte. Todos ellos tienen un gran espíritu ofensivo y se incorporan al ataque para sorprender a la defensa rival. Las largas e interminables posesiones que protagoniza el Barcelona les brindan el tiempo necesario para realizar desmarques a la espalda de la defensa rival, ya que los zagueros están más pendientes de los atacantes y se ven sorprendidos por dichas incorporaciones.

La gran visión de juego de los centrocampistas permite que los laterales puedan intervenir en el juego llevando a cabo desmarques a la espalda de la defensa contraria. El exquisito desplazamiento de balón de la medular culé se convierte en un factor fundamental para asistir a los carrileros, en posiciones peligrosas, con desplazamientos en largo.

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